"Los que saben de deporte pueden dimensionarlo"
Felipe Miranda y su gran logro: ser campeón mundial de esquí náutico.
Lleva 48 horas como el mejor del mundo y no confirma ningún cambio impresionante. El campeón está igual que antes: tomó el desayuno habitual de los lunes y está ansioso por meter, como cada mañana, un esquí en la laguna Los Morros. A lo sumo contesta llamados de periodistas que le exigen inmediatamente una frase emocionada. O una gentil lágrima por la tensión acumulada y el esfuerzo de años.
Él no llora ni ríe. Felipe Miranda, 27 años, hijo de Waldo y hermano de Toti y Tiare, campeón mundial de esquí náutico en la categoría overall, solamente pone voz de futbolista y dice esto:
-Se dieron las cosas.
Pero lo admite: "Tuve un mundial redondo". Analiza de paso su recorrido al pódium: "No cometí errores, siempre salí a buscar buenas marcas. En semifinales me la jugué". Lo cierto es que ahí, en la laguna propia, en San Bernardo, comuna en que los Miranda son una leyenda, logró 2.872 puntos en el global. Y así se hizo un monarca antes de tiempo: sin aún haber concluido su participación, a Miranda le colgaron la medalla.
El domingo ya llevaba 24 horas como el número uno y de todos modos saltó 65 metros. Ya fue campeón juvenil, ya fue campeón sub 21 y ahora logró el campeonato adulto. Miranda resume su nueva vida con ocho palabras precisas: "Soy el mismo, pero con un sueño menos".
Chile y yo
Chile y yo
Dicen, los que lo conocen, que el deportista ha pasado sus 27 años en el agua. Pero, contradictoriamente, todos afirman que tiene una cualidad: es seco. Lo niega: "Esto es puro trabajo, amigo", afirma. El reportero, incrédulo, pide la receta de la gloria. Miranda condensa la fórmula: "Entrenamiento, pasión y talento".
"¿Cree que su triunfo se valorará en Chile?", se le pregunta con preocupación. "Mmm", piensa el campeón. Sucede que Miranda sabe que el esquí náutico es un deporte marginal. Aquí, opina, la estrella es el fútbol. Un gol de Vidal por la Juventus -incluso un pase realizado con audacia- empaña cualquier título mundial. "Mira", saca fuerzas la figura, "los que saben de deporte, pueden dimensionar lo que hice, saben que es muy significativo. El resto, los que no saben, que digan lo que quieran".
Es, tal vez, el primer asomo de rabia del número uno. "Sí, es así", insiste, "los que no saben de deporte me tienen sin cuidado".
-¿Merece más cobertura el esquí acuático?
-Merecemos mucha más cobertura. Pero no voy a empezar ahora a exigir cosas. Nunca lo he hecho. Si la prensa nos sigue, feliz. Si los medios no nos siguen, cosa de ellos.
No tirará la esponja
Miranda habla como un campeón: "Este es un deporte de verdad. Y ya estamos en la historia". Luego, inflado, lo asume: "Todos dijeron que aquí en Chile hemos hecho uno de los mejores mundiales. Estamos haciendo bien las cosas".
Luego dice que él no será como el Chino Ríos, quien tiró la esponja al llegar a la cima. "Cada cual hace lo que siente. Yo, al menos, quiero seguir ganando campeonatos", advierte. Y ya fijó otro objetivo: Toronto 2015. Por eso no quiere perder más tiempo y súbitamente se lanza otra vez al agua.