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Mirar lánguidamente por la ventana no es una pérdida de tiempo, sino, al contrario, es capturar el tiempo, han señalado expertos en sicología. Ese acto, que parece simbolizar la flojera o la inutilidad, es fundamental en las sociedades actuales. Y, ya desde hace un tiempo, peritos de toda la gama de la psiquiatría han empezado a potenciar ese concepto, el de mirar por la ventana, como el símbolo del relajo constructivo.
Por ejemplo, en un número reciente de la revista Philosopher's Mail, la cual trabaja con las nuevas tendencias de la filosofía, se hizo hincapié en esta tendencia. Y, en una parte del texto, se puede leer: 'El potencial de soñar despiertos no es reconocido por las sociedades obsesionadas con la productividad'. Mirar por la ventana, en general, es algo mal visto, porque ese tiempo vacío se puede invertir en un tiempo de producción.
Los expertos, sin embargo, son contrarios a ese pensamiento. Cuando una persona mira por la ventana, no está analizando el jardín. 'Si bien no está produciendo, en los términos convencionales de producir, sí está invirtiendo en su cabeza', señala Jorge Luengo, sicólogo, y creyente enfervorizado de 'mirar por la ventana'.
Según él, y de acuerdo a lo que señalan los expertos del área, habitualmente, aquel que mira una ventana se está tratando de entender. Es una conducta característica para alcanzar la autocomprensión. El poeta Wallace Stevens lo dijo con claridad: 'No siempre es fácil notar la diferencia entre pensar y mirar por la ventana'. Y John Lennon lo anunció varias veces: 'La gente dice que soy un flojo, porque me paso todo el tiempo soñando. Pero yo soy feliz viendo una ruedas girar'.
La sicología da un consejo con énfasis: Mire por la ventana. Hágalo y ordenará su cerebro. Despertará su imaginación. Y, finalmente, lo hará disfrutar un poco más la vida. J