Ancuditana es la reina del reciclaje de botellas plásticas
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Un ejemplo para el resto de la población es la vecina ancuditana Yessie Maldonado, quien ha hecho del reciclaje de botellas PET un arte. Los odiosos envases de gaseosas, en sus manos se convierten en artilugios de alta utilidad.
Pasar por fuera de la casa de Yessie es deleitarse con sus creaciones, que saltan a la vista en calle Antonio Burr. Desde invernadero hasta un juego de terraza, íntegramente construidos con materiales normalmente desechados, son su orgullo y afición que ocupa buena parte de su tiempo e imaginación.
Según cuenta la ancuditana, esto nace en ella a raíz de un viaje a Comodoro Rivadavia, en la vecina República Argentina. "Había allá un vecino de mi hermana, que hizo un invernadero chiquitito y ahí pensé que las botellas me podían servir", relata.
Dicho y hecho, al llegar a Ancud las emprendió en hacerse de un pequeño vivero, ayudada por su marido. "Comencé a juntar botellas y los vecinos y amigas igual me cooperaron", recuerda la ancuditana, advirtiendo que "yo lo quise hacer a mi manera; comencé a sembrar y luego me puse a vender las plantitas".
Al vivero le siguieron otras creaciones, como maceteros con aplicaciones de lana, cojines tejidos con bolsas de almacén, sillas, sillones, mesas, pallets convertidos en cercos de flores y hasta un quitasol. "No me salió igual, pero por lo menos me sirve para cobijarme del sol", relata de este último invento.
Maldonado comenta que las botellas le han sido de gran utilidad y que es una buena forma de reciclarlas y evitar una carga mayor al ambiente, de este material que demora entre cien y mil años en degradarse.
Para una mesa, la vecina ocupa cerca de 80 botellas, 40 para un sillón y para un invernadero cerca de un millar. Algunas bondades de este material son su duración, su impermeabilidad y la aislación que brinda para construcciones como el invernadero, por ejemplo.
"Siempre estoy viendo por todos lados cualquier cosa que los vecinos vayan a botar y yo la reciclo", dice Yessie, mientras muestra con orgullo dos tazas de baño convertidas en hermosos maceteros.
Cuenta también que de vez en cuando, por iniciativa propia, llegan personas a dejar algunas cosas a su casa, como neumáticos o las tan preciadas botellas. Otros llegan por novedad o por aprender del ejemplo, a ver sus creaciones, entusiasmados al saber de su existencia.
La mayoría se entera pasando por fuera de su casa o, los que más, por las publicaciones que hace en redes sociales su hija, Jessica Almonacid, quien se ha encargado de divulgar en la web fotografías de los trabajos de su madre.
ejemplo
Lo mejor de todo es que varias vecinas y amigas de Yessie quieren seguir su ejemplo y ya están juntando material para aprender a realizar estas ecológicas y útiles creaciones. "Lo primero que quieren aprender a hacer son los maceteros y luego quieren hacer la silla", dice.
"Yo le diría a la gente que guarde sus botellas y las reciclen, que las cosas quedan muy bonitas", llama la ancuditana al resto de la población, añadiendo que "por último puede adornar su jardín o cultivar, por ejemplo, lechugas u otras plantas". J