Las otras alertas que enciende la reforma laboral
Señor Director:
No solo titularidad sindical y fin de reemplazo en huelga incluye la reforma laboral. También propone ampliar la negociación colectiva a trabajadores contratados por obra o faena, lo que refleja un profundo desconocimiento de la realidad de la construcción y, para peor, asestará un durísimo golpe a las pequeñas y medianas empresas (pymes) del sector.
De hecho, una primera característica de esta industria es que solo el 19% de su fuerza laboral se desempeña en grandes empresas, con más de 200 trabajadores. El 81% restante lo hace en pymes (37%), microemprendimientos (36%) y microempresas (8%), las que en su mayoría actúan como subcontratistas: desarrollan una función específica y por un tiempo acotado -no más de seis meses- dentro de un proyecto.
Cualquiera sea el tamaño de la empresa, lo normal es que para adjudicarse un trabajo estime y comprometa previamente un precio y un plazo para su ejecución, condiciones que luego no puede modificar. Y solo en caso de que se adjudique dicho contrato, comienza a incorporar los trabajadores requeridos para esa obra o faena, proceso durante el cual estos fijan sus condiciones laborales en una negociación individual con el empleador.
Gracias a este sistema, durante el período 2004-2014 las remuneraciones en la construcción aumentaron 55%, lo que se compara muy favorablemente con el 33% de la economía nacional.
¿Qué pasará si se amplía la negociación colectiva a trabajadores por obra o faena tal como propone la reforma? Después de que los trabajadores hayan sido contratados, y siempre que sumen ocho o más, podrán formar un sindicato al interior de la empresa o afiliarse a uno interempresa y tendrán la posibilidad de volver a negociar, esta vez colectivamente, aun cuando la labor que realicen sea de corta duración.
El empleador estará obligado a negociar nuevas condiciones laborales bajo la presión de cumplir lo que comprometió con el mandante. Además, si su contraparte es un sindicato interempresa, es probable que le impongan un "tarifado" o tarifa única por especialidad, independiente de la realidad económica particular de su empresa. En consecuencia, cada pyme que realiza una obra o faena podría verse enfrentada a este proceso y en cada proyecto podrían sucederse múltiples negociaciones colectivas.
Esta situación afectará la actividad de la construcción en su conjunto. Porque además de tener que lidiar con la titularidad sindical y el fin del reemplazo en huelga, los mandantes verán retrasarse la ejecución de sus proyectos y, por ende, sus planes de inversión se volverán más inciertos. Y lo mismo ocurrirá con las grandes constructoras -pese a que la mayoría ya cuenta con sindicatos y tienen mejor capacidad de adaptación-, las que probablemente internalizarán especialidades que subcontratan y sustituirán mano de obra.
Las pymes de la construcción, en tanto, enfrentarán muchos más riegos al participar en licitaciones en que no pueden estimar con certeza sus costos laborales y tendrán serios problemas si éstos les aumentan cuando estén cumpliendo un contrato que, como se dijo, es muy difícil de modificar. Súmese que tendrán menos oportunidades de negocios -por la internalización de oficios que harán las grandes empresas- y el resultado es que irán quedando progresivamente fuera de mercado, pudiendo algunas incluso desaparecer.
En el marco de posibles cambios a la reforma laboral, se habla de proteger a las pymes y de que cuenten con los resguardos necesarios para operar y desarrollarse. Por lo mismo, hacemos un llamado a las autoridades a que las indicaciones que ingresen al proyecto sean sustanciales y garanticen la protección de las pequeñas y medianas empresas.