El Gobierno de turno y los legisladores que nos representan deben tener claro que los habitantes de los tradicionales palafitos de Castro no aceptan que se les imponga como solución a sus históricas ocupaciones el reconocimiento mediante concesión marítima, muy por el contrario, lo que por años en justicia se reclama es un titulo de dominio. En el año 2005 el gobierno de aquel entonces promulgó la ley 20.062, la cual con la venia del Ministerio de Defensa autorizó la tramitación respectiva destinada a reconocer con un título de dominio a varias localidades del país, cuyos habitantes ocupaban el borde costero dentro de los 80 metros de la más alta marea.

Si bien es cierto la condicionante de borde costero es y deberá ser siempre una sola, la diferencia con nuestros tradicionales palafitos es gigantesca, al tratarse no solo de un atractivo nacional e internacional, sino que son un espacio único, de una riqueza arquitectónica y cultural que debe ser resguardada y en la cual seamos capaces de crear instrumentos locales que permitan cuidar su identidad, con exigencias especiales, evitando así una transformación que haga perder el "intangible" que hoy tienen y que podría estar en peligro. En Castro y Chiloé sus palafitos son especiales, están insertos dentro de un territorio único. Solo pedimos respeto e instrumentos que le den a nuestra gente la certeza jurídica de ser dueños de lo que ocupan. El Gobierno tiene la facultad y nuestros legisladores mucho que decir en esta materia.