El envejecimiento progresivo de la población es una realidad que enfrentamos actualmente como sociedad y que nos pone en alerta para activar medidas de protección para el adulto mayor que apunten a mejorar su calidad de vida, más si consideramos que según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), este importante segmento aumentó de un 13% en 2010 a un 14,7% en 2015.

Es claro que estamos envejeciendo y viviendo mucho más años, de hecho, la esperanza de vida pasó de 69 a 76 años en los hombres y de 77 a 83 años en mujeres. En tanto, y según cálculos del INE, en 2025 uno de cada cinco chilenos será mayor de 60 años.

Los denominados 'sénior' han tenido un giro en su actuar siendo hoy mucho más activos que en décadas anteriores, lo que es demostrado por un estudio de GfK Adimark, en el que se dio a conocer que tres de cada 10 hogares en Chile son mantenidos por personas mayores de 60 años. De ellos, solamente el 54% está jubilado, mientras que el 42% sigue trabajando, el 2% se dedica a labores domésticas y el 1% está en búsqueda de un empleo.

Si consideramos que buena parte de estos adultos mayores son usuarios de redes sociales, compran por internet y muchos de ellos tienen una vida deportiva activa, dar mayor cabida a este importante segmento de la población en nuestra sociedad, tanto en el ámbito de la salud, laboral, social y familiar es, simplemente, imprescindible.

Tal como ahora la tecnología está siendo diseñada especialmente para los adultos mayores, creando artículos cada vez más amigables y de fácil uso, el área de la salud también ofrece más y mejores procedimientos al servicio de su bienestar y donde -por ejemplo- la terapia celular se ha convertido en una alternativa real para ofrecer tratamientos menos invasivos, con una recuperación más rápida y eficaz, permitiéndoles tener una mejor calidad de vida.

Las FARC o FARCh chilenas

Si lo que acontece en La Araucanía y cercanías no es terrorismo, habrá que inventar un nuevo término, pero delincuencia común no es. Una democracia mal entendida o mal administrada, con líderes débiles, se constituyen en el mejor caldo de cultivo para la presencia de gérmenes de anarquía, terrorismo o actos delictuales de grado extremo.

Siempre apagar hoy los focos de insurrección será de un costo social más bajo que mañana. El Gobierno dispone de medidas de excepción para estos casos y así controlar el problema radicalmente, pero el político saca cuentas y no se las juega; el país mañana muy probablemente pagará los costos en vidas humanas.

Para ello bastaba, con entregar la seguridad de la zona por un período a las Fuerzas Armadas y de seguro volvería el Estado de derecho, la paz, tranquilidad y el progreso a la zona; o de lo contrario, estamos presenciando de brazos cruzados el nacimiento de las FARC o FARCh chilenas.

Alejandro Guiloff,

director médico de VidaCel

José M. Caerols S.