Cuando juega la selección chilena de fútbol es notoria la importancia de este deporte. Como dijo alguien por ahí, cuando juega Chile no anda ni un alma por las calles. Cuando triunfa nuestra selección somos los mejores del mundo y si perdemos, los peores. Y la marraqueta al desayuno del otro día puede ser muy crujiente o muy dura.
Hoy, con la llegada de la TV satelital o el cable, la afición no solo es de Colo Colo, Universidad de Chile, Católica o Palestino, sino también, entre otros, de Juventus, Manchester City o Barcelona. El fútbol es idioma mundial.
Si lo llevamos a nivel local, los regionales o torneos comunales, congregan a toda la familia. Lógico que estamos en deuda como Estado, porque se necesita más recintos deportivos. Ni hablar del sector rural o las multicanchas en los barrios, construidas sin techos y nuestros niños no las pueden ocupar cuando llueve. Es insólito, porque en Chiloé llueve mucho y eso hay que contarle a algunas autoridades que parecen ignorarlo.
Falta columna para escribir de la deuda con el vóleibol, básquetbol, ajedrez, atletismo, karate, boxeo, etcétera, y del esfuerzo de los padres para que sus hijos practiquen estos deportes, con poca ayuda del estado. Soy testigo de lo que sí trata de hacer el IND regional, con recursos insuficientes.
Ojalá a futuro no solo el fútbol sea pasión de multitudes, también por otros deportes, pero con grandes infraestructuras, abiertas a la comunidad y gratuitas.
Una vez caminando por Bariloche vi una polera que decía: "El fútbol es vida, el resto solo detalles". ¿Debemos dejar que sea así?
Columna
Manuel Ballesteros,, consejero regional de Los Lagos