El duro golpe que está recibiendo nuestra comuna y provincia se siente y con fuerza. Cada día aumentan las personas que están perdiendo sus fuentes de empleo y los afectados exigen respuestas concretas. No basta con hacer oficios, se debe pasar de la acción personalista a la búsqueda de soluciones en equipo, no basta que se aprueben PMU o FRIL para acoger por ciertas horas al día con sueldos bajísimos que no responden a las expectativas de los cesantes, debemos ir más allá: ser capaces de capacitar y lograr reconversión laboral en aquellas áreas que tienen perspectivas reales de crecimiento. Lo peor que se puede hacer es patear para adelante esperando que producto del azar la grave crisis que nos afecta se solucione. Por ejemplo, ProChile que busca mercados fuera de nuestras fronteras debe ampliar su trabajo viendo nuevas necesidades de consumo en el mundo -no solo de salmón se alimenta el mercado externo-; asimismo, en el mundo rural se deben ampliar los beneficiarios de los programas Prodesal y PDTI, mirar sin miedo el turismo y fomentar el sentido de cooperativismo de los pequeños productores para abastecer el consumo local.

La marea roja llegó para quedarse y la crisis en la salmonicultura y mitilicultura y sus efectos también. Serán miles los que pierdan sus fuentes de empleo, pero no nos debemos quedar con frías estadísticas, debemos ser capaces de levantar la voz con fuerza, hacer gestión ante organismos públicos regionales y nacionales, organizar a nuestra gente y en conjunto comenzar a buscar soluciones. El ser humano no vive solo de buenas intenciones; una familia tiene necesidades que necesitan ser cubiertas y si queremos evitar que comience una explosión social que traiga mayores inconvenientes debemos entender que el empleo es fundamental y sin él a ningún lado llegaremos. Llegó la hora de mostrar nuestras reales condiciones de liderazgo que debemos tener como autoridades. Ahí la comunidad verá quién es quién en el área chica.