La solución parte por reconocer la real magnitud del problema
El desempeño de las autoridades frente a la crisis que ha golpeado a nuestra región por varios meses, tiene a miles de familias chilotas reclamando por medidas concretas que permitan reactivar la economía. Por un lado la masiva desvinculación de trabajadores de la industria del salmón y de la mitilicultura, de los cuales la gran mayoría son mujeres jefas de hogar, piden recursos frescos para palear la cesantía. Ellos saben que el sector no retomará sus niveles de producción en varios meses más y con justa razón reclaman que los 900 millones aprobados por el gobierno regional son insuficientes, y es que están vistiendo a un santo para desvestir a otro.
En la otra vereda están los afectados de la marea roja, que sufren los efectos de la mayor crisis acuícola de la historia. Hoy y pese a los acuerdos firmados entre dirigentes sociales y autoridades de Gobierno, existe incertidumbre por el incumplimiento de los instrumentos de apoyo y la cobertura del bono, el punto más sensible y determinante que permitió poner fin a las movilizaciones.
El problema de fondo está en que las autoridades locales y centrales no quisieron o no supieron leer los síntomas de esta crisis que comenzó en febrero de este año con la muerte de los salmones, y que luego escaló a una catástrofe ambiental con la floración de algas nocivas. La diferencia está, como lo han dicho los propios cesantes, es que en el primer gobierno de la señora Bachelet, con el ISA, hubo voluntad para implementar un Plan, que les otorgó beneficios para enfrentar el mal momento.La diferencia que hoy existe entre la real situación que complica a miles de familias de la región y la visión que el Gobierno tiene del problema, es muy grande, y mientras las autoridades no hagan una evaluación y un cálculo de apoyo en función a la magnitud real de los afectados, la incertidumbre y angustia se mantendrá.
Columna
Alejandro Santana,, diputado por Chiloé y Palena