Estamos a unos cuantos días de que se inicien los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, una gran oportunidad para que nuestra sociedad conozca, cada vez más, de las diferentes disciplinas deportivas, y que nuestros niños tengan la posibilidad de acercarse de manera significativa al deporte en general. A partir de esto, todos aquellos que estamos inmersos en el mundo de la actividad física, debemos bregar para utilizar de la mejor forma posible este gran encuentro deportivo.

Los medios de comunicación en general estarán dando cobertura e informando de las diversas disciplinas y competencias que se llevarán a cabo en esta justa deportiva. Es ahí donde surge la oportunidad de incentivar a nuestros niños en la práctica deportiva, sea esta de carácter recreativo o competitivo.

Los Juegos Olímpicos no solo representan la oportunidad de conocer las diferentes ciudades y cultura del país anfitrión, sino que también son una muestra de los aspectos valóricos que ostentan estos deportistas, quienes a través de su esfuerzo, dedicación y perseverancia buscan el logro de un objetivo.

Con estos juegos podremos analizar la importancia del trabajo bien hecho, enseñaremos cómo la resiliencia está presente en muchos de los atletas que en oportunidades anteriores han sufrido algún fracaso y que se han puesto de pie, nuevamente, con todas sus ansias para lograr esa soñada medalla; seremos capaces de indagar lo que significan estos juegos para aquel atleta que dentro de sus anhelos solo está la ilusión de mejorar su marca personal, hecho tan importante como el logro de una medalla, y observaremos cómo los deportistas son leales al momento de aceptar la derrota y humildes al lograr el triunfo.

Este evento es una oportunidad de difundir todas aquellas disciplinas deportivas que no tienen una cobertura mediática y que nosotros -como formadores- no siempre contamos con este impacto motivacional para poder incentivarlas y desarrollarlas.