Descubren mortal bacteria de Asia en la Isla y van ocho casos
Patógeno es causante del denominado tifus de los matorrales y se creía que solamente existía en Asía y Oceanía, donde cada año cobra la vida de más de 140 mil personas. Cuatro son los contagios este año en la zona.
Amplio impacto internacional está teniendo el estudio de las universidades de Oxford, Reino Unido, y las chilenas Católica y del Desarrollo, que revela la presencia en Chiloé de microorganismos de la familia Rickettsiaceae y de nombre científico Orientia tsutsugamushi. Se trata de una alfaproteobacteria causante del llamado tifus de los matorrales o de las malezas o también fiebre tsutsugamushi que cada año mata a unas 140 mil personas en los continentes de Asia y Oceanía.
En la investigación publicada recientemente en el New England Journal of Medicine se documenta que existen hasta la fecha ocho casos confirmados en la provincia, de pacientes infectados con el agente que es transmitido principalmente por ácaros de los roedores silvestres.
El primer paciente detectado en Chile y en América fue en el 2006, en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Correspondió a un hombre de 54 años con síntomas de fiebre, cefalea, dolores musculares y algo de tos seca, con el antecedente de haber llegado hacía pocos días a la capital desde Chiloé, donde había sido mordido por sanguijuelas.
El diagnóstico fue ratificado con varios exámenes realizados en Estados Unidos, confirmando un caso del tifus de los matorrales, lo cual prendió la alarma entre la comunidad científica, ya que hasta el momento esta enfermedad estaba limitada a una amplia zona del denominado "triángulo tsutsugamushi", que se extiende desde Afganistán y Pakistán por el oeste, el este de Rusia y el norte de Japón por el norte y el noroeste de Australia por el sur. Es decir, a más de 12 mil kilómetros de las costas de Chile y especialmente en áreas tropicales y subtropicales.
Tras nueve años, en el 2015 se reportaron otros tres contagiados, mientras que este año van cuatro en Chiloé. De esto último, tres fueron pacientes atendidos en el verano en el Hospital de Ancud, cuyos exámenes fueron ratificados por la Unidad de Medicina Tropical Mahidol de Oxford Investigación (MORU) en Tailandia y la Unidad de Investigación Laos-Oxford-Mahosot del Hospital de Investigación Wellcome Trust (Lomwru) en Laos.
El médico epidemiólogo de la Secretaría Regional Ministerial de Salud de Los Lagos, José Antonio Vergara, recalcó que "esto partió por una investigación de la Universidad Católica, liderada por la doctora Katia Abarca y fue informada a la Seremi y al Ministerio de Salud, de donde se elaboró una norma".
"Ha habido reuniones en el Hospital de Ancud y de Castro divulgando la existencia de esta condición que felizmente es poco frecuente, porque este es un microorganismo, que no es una bacteria, sino una Rickettsia, que es más chico que una bacteria y que se transmite por la mordedura de un ácaro que está presente en roedores silvestres de zonas boscosas en zonas rurales", explicó el especialista.
Al respecto, la infectóloga pediátrica de la Red de Salud UC Christus, Katia Abarca, quien lidera la investigación, catalogó en el trabajo publicado en la revista New England Journal of Medicine que "los infectólogos vimos que estábamos ante algo que no veíamos en Chile", refiriéndose al primer caso detectado en el 2006.
Añadió que "algo que todos los infectados comparten es que son lugareños de la Isla que trabajan recogiendo, transportando y cortando leña. De hecho, después de mandar este paper, tenemos tres o cuatro casos más, algunos confirmados y otros muy sugerentes".
En el mismo escrito, el experto Thomas Weitzel, coautor de la indagación e infectólogo especializado en medicina tropical de la Clínica Alemana y profesor de la UDD, agregó que "esta bacteria nunca se había visto fuera del triángulo donde se la conoce. Por eso en el país no teníamos exámenes ni reactivos ni nada para buscarla. Ahora tendremos que incorporar este material".
El galeno destacó que "lo bueno es que esta enfermedad tiene un tratamiento muy efectivo con antibióticos que están en Chile, pero que no se usan en los pacientes febriles como primera elección. Por eso es importante tener un diagnóstico certero".
Ante ello, el epidemiólogo Vergara recalcó que "el tratamiento está disponible en la red asistencial y se puede aplicar previamente. Si el médico tratante tiene una sospecha fuerte que el cuadro pueda deberse a esta enfermedad, aun sin confirmación del laboratorio, puede comenzar el tratamiento perfectamente".
Según el funcionario de la Seremi de Salud, "afortunadamente esta es una dolencia de una baja incidencia en la población", detallando que las personas más expuestas son las que están en contacto con el hábitat de los roedores silvestres, sobre todo de zonas boscosas y que tanto el cambio climático como la intervención del ser humano en el bosque nativo como en terrenos silvestres pueden haber gatillado la activación de esta dolencia en estas latitudes.
Un millón
El estudio que está siendo replicado ampliamente en la prensa internacional indica además que este tifus de las malezas es una patología común pero de cuidado en el Hemisferio Oriental, la cual causa aproximadamente un millón de casos clínicos anualmente, de los cuales unos 140.000 son con resultados fatales.
"Esta evidencia de la enfermedad en otra parte del mundo pone de relieve la necesidad de una mayor investigación y atención a ella", subrayó el profesor Paul Newton, director de la Unidad de Investigación Laos-Oxford-Mahosot, en Vientián, otro colaborador en el estudio.
Por su parte, Weitzel advirtió en una entrevista a El Mercurio que "es una enfermedad muy peligrosa que requiere un tratamiento muy rápido; y si bien se tienen los medicamentos en Chile, generalmente no se utilizan para casos febriles. Por esto se generó una alerta con el Ministerio de Salud para que los médicos en Chile no olviden y conozcan el peligro y el tratamiento".
En cuanto a las medidas tomadas en la zona, considerando que en abril se detectó el último caso en el Hospital Base de Puerto Montt a una persona proveniente de Chiloé, el encargado regional de Epidemiología detalló que "ha surgido una norma del ministerio y se difundió a los equipos de salud para que tengan en cuenta pensar en esta enfermedad, cuándo sospecharla, que es cuando alguien presenta un cuadro de fiebre, con algunas lesiones en la piel y particularmente con una lesión de tipo escara, que son las características para tenerla entre las enfermedades diferenciales".
Vergara sumó que la enfermedad solamente se transmite por la mordedura de los ácaros portadores de la bacteria Orientia tsutsugamushi y que no existe el contagio de persona a persona, vinculando esta nueva patología a otra que también es mortal: "Así como el hantavirus, el riesgo está relacionado directamente con la intervención humana del bosque, porque es una enfermedad claramente asociada a la intervención y ocupación del bosque nativo".
Historia
Según han publicado portales especializados, el agente patógeno que causa el tifus de los matorrales se identificó por primera vez en Japón en 1930 y se sabe que contagia, dentro de los ácaros, entre sus larvas. En principio fue categorizada en el género Rickettsia, pero actualmente está clasificada en uno aparte, Orientia, en el cual es la única especie.
Este patógeno mide 0,5 micrómetros de ancho y de 1,2 a 3 µm de largo. Es muy virulento y solamente puede ser manipulado en laboratorios con alto nivel de seguridad (3).
Además del caso humano de la enfermedad detectado el 2016 en Chiloé, otro paciente fue diagnosticado fuera del "triángulo tsutsugamushi" de aquel entonces. Ocurrió en Pakistán, en el Medio Oriente, y -según algunos peritos- podría tratarse de una nueva bacteria: Orientia chuto.
"Ha surgido una norma del ministerio y se difundió a los equipos de salud".
José Vergara,, epidemiólogo de la Seremi, de Salud de Los Lagos."
"Algo que todos los infectados comparten es que son lugareños de la Isla que trabajan recogiendo, transportando y cortando leña".
Katia Abarca,, infectóloga pediátrica de la, Red de Salud UC Christus."
1930 se identificó la bacteria de esta patología por primera vez: fue en Japón.