Estudiantes se lucen con boya para monitorear la marea roja
Alumnos quelloninos quieren que el artefacto oceanógrafico sea una ayuda real para los chilotes, luego de un año en que la provincia ha sido fuertemente golpeada por el veneno paralizante de los mariscos.
Dos jóvenes estudiantes del Colegio San Agustín de Quellón se tomaron muy en serio los efectos de la marea roja que ha afectado fuertemente este año a Chiloé y especialmente a Quellón, lugar donde ambos residen.
Magdalena Ojeda (13), alumna de séptimo año, y Hardy Sáez (13), octavo básico, junto al profesor de artes plásticas Andrés Ávila, titulado de la Universidad de Concepción, quien les hace clase de tecnología y encabeza también el taller de robótica del establecimiento de donde surge el proyecto que los llevó a representar a la región en el Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología: "Boya oceanográfica".
El adolescente declara que sus ramos favoritos en el colegio son tecnología, artes visuales y educación física. Señala que "me va bien, no excelente, tengo un promedio de 5,8 o 5,9, por ahí". Respecto a su futuro profesional, manifiesta su agrado de estudiar ingeniería en programación, arquitectura o diseño gráfico.
Para Magdalena el ramo que más le gusta es lenguaje, educación física y todos los talleres. También se inclina por ciencias. Dice que le está yendo bien en los estudios: "No sé el promedio que llevo este semestre, pero el pasado logré un 6,6,". En cuanto a la universidad, la jovencita declara resuelta que quiere cursar medicina; incluso agrega la especialidad por la que se inclinaría: oncología.
INICIATIVA
"La idea del proyecto surgió por el problema que hubo con la marea roja durante el primer semestre de este año. Esa situación se hizo aún más grave porque no existen boyas oceanográficas que estén monitoreando la Isla (Grande) de Chiloé", señala Magdalena.
Agrega que "había lugares que perfectamente nosotros podríamos haber estado sacando productos (del mar), pero como no estaban monitoreados daban por hecho que todos los sectores tenían marea roja, algo que perfectamente pudo no haber sido así".
La muchacha comenta que por tal razón decidieron hacer esta boya oceanográfica para analizar el fenómeno, "de tal forma que la próxima crisis de marea roja no llegue tan sorpresivamente y evitar así los efectos que tuvo, como la cesantía, la toma de caminos, el desabastecimiento, etcétera", catalogó.
Su compañero Hardy complementa entregando detalles sobre el artefacto que crearon: "La boya es un circuito que nos manda toda la información de los sensores de temperatura y salinidad, vía bluetooth a un celular, o computador, con un rango de distancia máximo de 50 metros. Posee una batería que dura entre tres y cuatro horas". Especifica el alumno que está hecha con un circuito arduino, y Magdalena agrega que éste "se trata de un método de programación".
La boya fue desarrollada y confeccionada en el taller de robótica del San Agustín. El profesor Andrés Ávila, a cargo del mismo, profundiza que "cuando recopilamos información supimos que construir una boya es carísimo, de hecho hoy en día la U. de Los Lagos se ganó un proyecto Fondecyt (Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico) de más de 100 millones de pesos para instalar una boya, para completar posteriormente unas cinco en total".
Comenta el docente que cuando llevaron el proyecto a Puerto Montt la gente quedó fascinada. "De hecho nos invitaron a la universidad, tenemos pendiente una visita a Puerto Montt para ir al i-mar (Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos y Ambientes Costeros) de la Universidad de Los Lagos, con nuestro proyecto para comparar y ver los datos y calibrar información", menciona.
La idea, de acuerdo a lo que señala Hardy, surgió del profesor del taller. "A él se le ocurrió hacer algo sobre el mar. Luego nos enseñó a utilizar cada sensor, tuvimos que mezclarlos, hacer el cableado, y el diseño de la boya es lo más simple que hay, flota y una manguera hacia abajo. Es un diseño nuestro", enuncia.
Experimentación
A objeto de experimentar su funcionamiento, los estudiantes la pusieron al mar. Magdalena recuerda que "la llevamos al sector de Yaldad la última semana de agosto, lo elegimos porque es una zona de cultivo de choritos".
La idea de los alumnos es tabular los datos recogidos y entregárselos a quien los pida o necesite. La boya, que fue bautizada como Apolo, funciona a nivel superficial, a medio metro de profundidad. La próxima boya lo hará en lugares cuyas profundidades sean hasta 5 metros.
La misma estudiante señala que con los datos de temperatura se puede, en caso de un alza de la misma, determinar que está ocurriendo un fenómeno, que bien podría ser marea roja.
El profesor Ávila suma que "de hecho, son más las variables que se miden en boyas profesionales. Nosotros partimos con estas dos, que son la base para analizar el mar. Ahora agregaremos una tercera, que es medir cuánta radiación solar atraviesa el cuerpo de agua".
Este último dato les fue proporcionado por biólogos marinos que vinieron a tomar muestras. "Con ellos conversamos y nos dijeron que le agregáramos el sensor de luz. Incluso nos enseñaron a medir", puntualiza la fuente.
La boya cuenta con un manual, muy simple, el que puede ser descargado desde el blogspot del proyecto boyaoceanograficachiloe.blogspot.com. Al respecto, el educador comparte que "cualquier persona que se interese en investigar, descargue el manual, vea los materiales y la pueda construir en su casa. Toda la tecnología que se usó está disponible en Chile, a bajo costo". Ensamblar la boya le tomó a los estudiantes dos meses.
complejidad
Tal vez lo más complejo, si se puede decir, es la tarjeta arduino. "Es un pequeño computador que se ensambla con un escudo a fin de acomodar las conexiones. Otro componente tecnológico es la tarjeta bluetooth, que envía las señales que recoge a través de la manguera", añade.
Aclara el profesor que es un circuito bastante sencillo. "De hecho, cuando nos evaluaron en Puerto Montt, un ingeniero nos pidió la programación, el código, y ahí se dio cuenta que era un recurso bastante simple y que solucionaba el problema de tomar temperatura y concentración de sales en el mar", recalca.
Los costos de manufactura son acotados. El proyecto no supera los 30 mil pesos y cumple con los objetivos que este equipo se planteó: hacer un proyecto económico con materiales que se encuentran en una casa y en el comercio. Se trata de tubos y codos de pvc, flotadores tipo tallarín, un envase plástico de 1.750 ml, manguera, y los componentes del circuito electrónico, entre otros.
A objeto de mostrar la boya los chicos viajaron a Puerto Montt, donde alumnos de quinto básico a tercero medio se reunieron para dar a conocer sus investigaciones en las áreas de ciencias naturales, ingeniería y tecnología y ciencias sociales en el 13er Congreso Regional Escolar de Ciencia y Tecnología Explora Conicyt 2016, hasta el que arribaron 36 proyectos escolares.
Cinco de ellos fueron seleccionados para representar a la Región de Los Lagos en el XVII Congreso Nacional Escolar Explora Conicyt 2016 que se realizó en Santiago. El proyecto "Boya oceanográfica" del Centro Educacional San Agustín de Quellón fue seleccionado como uno de los representantes regionales. Todo un logro para el Archipiélago.
No solo las familias de estos secundarios están contentas y orgullosos, también su colegio, y la comunidad insular debería estarlo. Ellos, a su corta edad, están aportando con su granito de arena en el intento de generar información para prevenir grandes males causados por la temible marea roja, un fenómeno del que muchos advierten "llegó para quedarse".
"La idea del proyecto surgió por el problema que hubo con la marea roja durante el primer semestre de este año. Esa situación se hizo aún más grave porque no existen boyas oceanográficas que estén monitoreando la Isla (Grande) de Chiloé".
Magdalena Ojeda,, estudiante de séptimo básico."