Pedro Bárcena González
Con la determinación de la prueba que sustentará el debate, a tierra derecha entró la causa por la sangrienta agresión contra tres hermanos en el sector rural de Guardiamó, comuna de Quemchi. El acusado por homicidio frustrado, lesiones graves y porte ilegal de arma de fuego arriesga una pena superior a 25 años de cárcel. Sin embargo, su defensa apostaría por la absolución.
75 son los medios probatorios fijados en las últimas horas en el Juzgado de Garantía de Ancud por los intervinientes, quienes buscarán acreditar sus posturas por el caso registrado el 10 de septiembre del 2017.
Durante esa madrugada Juan Javier y Cristian Damián Coñocar Vargas, de 34 y 21 años, respectivamente, fueron atacados a escopetazos; mientras que José Raúl Coñoecar fue agredido con un objeto contundente. Al joven de iniciales N.R.B.M. (35) se le acusa como autor de los delitos.
En la audiencia preparatoria el fiscal Javier Calisto presentó sus 19 testigos, 11 peritos, 28 evidencias documentales y materiales, como otros 10 informes. Todo el cúmulo de antecedentes fue acogido por el tribunal.
"No se excluyó nada. Consideramos especialmente la declaración de las víctimas, más pericias como la reconstitución de escena y peritajes científicos para acreditar la figura del homicidio en grado de ejecución de frustrado (principal cargo acusatorio)", apuntó el persecutor.
Asimismo, el abogado enfatizó que el ánimo homicida se configura "por la distancia de los balazos, los lugares de las lesiones -cervicales y torácicas- y el resultado lesivo. Ambos (los hermanos baleados) estuvieron con riesgo de fallecer".
Defensa
Una posición diametralmente distinta postula el defensor particular Andrés Firmani, quien fijó cinco testigos y un par de documentos aparte a la prueba del Ministerio Público. De frente recalcó que los hechos no se tratan de un homicidio frustrado.
"Hay circunstancias que hacen desaparecer esa figura. En el peor de los casos puede haber recalificaciones", explicó el profesional.
Sin revelar mayores detalles de las argumentaciones que presentará en el futuro juicio oral, la fuente especificó que "a mi cliente lo agarraron entre tres o cuatro y lo quisieron matar. Se tuvo que defender, puede ser legítima defensa, también existen otras prevenciones en la teoría del caso. No todo es como se acusa".
Ahondando en la presunta dinámica y contexto en que se da la agresión a los parientes en plena Ruta W-169, Firmani sostuvo que su cliente tuvo una "reacción defensiva" en medio de una supuesta riña. Es más, aclaró que su representado "no portaba el arma", sindicando a los hermanos como los que tenían la escopeta y persiguieron al joven desde la salida de una fiesta.
"Este caso hay que transparentarlo. La verdadera víctima de este hecho es mi cliente, quien fue abordado por estos hermanos", concluyó el defensor.
Querellante
El coordinador del Centro de Apoyo a Víctima de Delitos (CAVD), Álex Contreras, quien representa como querellante a los dos hermanos baleados, recalcó que la prueba fijada "pretende acreditar que el acusado disparó a matar. Es una pena alta la que se pide y aguardamos que se dicte una condena firme". A su vez, el abogado expuso que sus clientes "estuvieron con riesgo de morir, por lo cual toda la familia espera que se haga justicia". Agregó que los jóvenes en un comienzo de la causa estuvieron con apoyo social y sicológico.