Día del Padre: cuando el cuidado de los niños es un poco más díficil
Tres hombres cuentan cómo fue para ellos adoptar una tarea que esperaban compartir y que tuvieron que hacer solos.
Deborah Moreno Gálvez Medios Regionales
Ya sea porque fue una decisión desde el comienzo o porque los planes no salieron como se pensaban, no pocas mujeres viven la maternidad de forma solitaria y con más o menos problemas en el camino, lo logran. Pero ¿qué pasa cuando son los padres quienes viven sin compañía el cambio que involucra tener un hijo? A pocos días de festejar un nuevo Día del Padre, tres hombres contaron sus experiencias sobre una paternidad a solas.
El fotógrafo Manuel Herrera (40) vive desde hace tres años con su hija (16). Tras un año de separación con la madre de María Jesús, ambas comenzaron a tener una difícil relación que terminó finalmente en los tribunales de familia. "Fue un momento difícil y duro, porque finalmente cuando la recibí, ella llegó con problemas físicos, psicológicos y desnutrida", cuenta.
Dice que solucionar los temores de la joven fue un trabajo de meses y que su "gran" terapia fue la equitación.
Tras pasar el difícil momento, padre e hija afiataron su relación. "Con ella hoy hablamos de todo, no hay tabúes. Es la mejor forma de estar conectados", asevera.
Cuenta que cuando supo que su hija tenía pololo fue algo complejo. Entre risas y preocupación narra que era difícil ver cómo otro le tomaba la mano a su niña que hasta hace poco solo se la daba él, pero se preocupó de conocerlo y al poco tiempo ya lo incluía en todo panorama que hicieran.
de mujeres
Ariel MisT Valenzuela (40) es productor musical y generalmente trata de arreglar sus horario para poder ir a dejar a su hija (12) al colegio e ir a buscarla cada tarde. Para él es importante estar bastantes horas al día con Trinidad y así lo hace desde que tenía 7 años. "Un día llegó ella (su expareja) y me dijo 'ahora hazte cargo tú'. Lo más doloroso fue ver la cara de pena de mi hija", lamenta Valenzuela.
Agrega que el cambio no fue "tan drástico", ya que siempre fue un padre presente. "Siempre fui su apoderado en el colegio, por ejemplo", manifiesta Herrera.
Confiesa que la llegada permanente de Trinidad a su rutina lo pilló en un buen momento, ya que "estaba en una edad donde el carrete ya no era tan importante".
El hecho más emotivo, para él, ocurrió cuando un día Trini lo llamó rápido al baño. Era su primera regla y ambos, que ya habían hablado del tema, terminaron llorando y abrazos de emoción. Recuerda: "Sentí que era algo que usualmente las niñas lo conversan con sus mamás y yo tuve que aprender de eso", ya que Trinidad desde el día en que la entregó en la puerta de Ariel, nunca más la vio.
a temprana edad
Aldo Maulen (42) es administrador de empresas y a sus cortos 20 años ya tenía dos hijos, con casi dos años de diferencia.
"Al poco tiempo de estar con la mamá de mis hijos, ella se fue y me dejó al más grande, Aldo". El segundo, Bastián, llegó tres meses después, tenía poco más de un año. "Él no me conocía. Venía de un trauma por violencia intrafamiliar y ese fue un trabajo súper complicado", cuenta.
De a poco, Aldo tuvo que aprender a mudar, preparar leches, saber cómo actuar ante algunas situaciones típicas de niños y a lidiar con dos personalidades muy diferentes entre sí.
Una situación que atemorizó a Maulen fue cuando se enteró que su hijo mayor sería padre a la misma edad que él. "No sabía cómo actuar. No quería que mi hijo pasara lo mismo que yo. Me asustaba la idea de que pospusiera sus estudios, yo lo hice y fue duro", revela.
Actualmente, Aldo vive una tercera paternidad. Tiene una hija de 6 años, pero todo ha sido diferente, pues "ahora tengo una compañera con quien criar", cierra.
"Bastián no me conocía. Venía de un trauma (...) y ahí fue un trabajo complicado".
Aldo Maulen,, administrador."
"Con mi hija hablamos de todo, no hay tabúes. Es la mejor forma de estar conectado con ella".
Manuel Herrera,, fotógrafo."
"Cuando su mamá se fue, lo más complicado fue ver la cara de pena de mi hija".
Ariel Valenzuela,, productor."