Diego Gotelli C. - Medios Regionales
Una llamada a Carabineros bastó para revelar el misterio de dónde estaba Fernanda Macial, la joven de 21 años que desapareció en febrero del año pasado y cuyo extravío movilizó por 500 días a grupos de búsqueda policiales y privados sin resultados. Eso hasta el lunes, cuando siguiendo las indicaciones del testigo anónimo, los uniformados hallaron su cuerpo sin vida enterrado en una bodega de Conchalí, a 40 metros de su casa.
El lugar es el mismo en el que se centró gran parte de la indagatoria, ya que un video ubicó a la joven ingresando a la bodega el día que desapareció. Allí, apunta la investigación, se habría reunido con Felipe Rojas Lobos (35), su amigo y vecino que ayer fue detenido.
Durante los 16 meses de indagatoria Carabineros, en coordinación por el Ministerio Público, ingresó cinco veces al recinto, pero nunca se dio con el agujero de 70 centímetros de profundidad del jardín trasero descubierto el lunes. Ahí fue enterrada Fernanda, cubierta por una losa de cemento y cal.
Los intentos fallidos, sumado a la prolongada búsqueda, desataron ayer una ola de críticas a las pericias. "¿Cómo la Fiscalía demoró tanto?", cuestionó la expareja de 'Fer', Luis Petersen, mientras que el abogado de la Universidad Diego Portales Mauricio Duce apuntó a una opción de "hacer mejoras significativas" a la labor de Carabineros, y la diputada Karol Cariola (PC) acusó una "desidia de quienes debían investigar", vinculada al estrato social de la víctima.
"Surgen algunas dudas sobre el tiempo transcurrido, los lugares donde se ha encontrado a la víctima, si podría ser eso con anticipación, y eso lo tiene que contestar y responde la Fiscalía", señaló el vicepresidente Andrés Chadwick, quien enfatizó que el Ministerio Público es el encargado de dirigir a las policías durante las indagatorias.
¿qué pasó?
Las explicaciones de la Fiscalía y Carabineros apuntan a cuatro complicaciones para el hallazgo del cuerpo. El jefe de la Sección de Encargo y Búsqueda de Personas y Vehículos, coronel Álex Chaván, afirmó que junto a la bodega la policía debió revisar más de 15 sitios eriazos y analizará más de 100 declaraciones durante el caso.
"Se estaba trabajando con inteligencia, a través de un método científico que estaba tratando de alguna forma de poder llegar al sitio del suceso donde se produjo el delito", enfatizó.
Desde el Ministerio Público la persecutora de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, Macarena Cañas, argumentó que una dificultad fueron las dimensiones del recinto (unos 700 metros cuadrados), además de la cantidad de materiales que había en el lugar, pues era utilizado por una empresa de eventos para guardar telas y fierros.
"Sobre la losa de cemento (que ocultaba el cuerpo) había dos metros de escombros", agregó.
Atribuyó otra complicación al tamaño "pequeño" de la víctima, quien medía cerca de un metro y medio y que fue enterrada en posición fetal, por lo que las dimensiones del agujero no superaban el metro de largo por 70 centímetros de ancho.
Cañas también consignó que la búsqueda con perros no logró efecto, porque la cal utilizada para tapar el cadáver evitó que salieran olores.