La maravillosa historia de solidaridad de un joven chilote en un orfanato de África
Andrés Faúndez espera que con su relato pueda concientizar a otros isleños a vivir la experiencia de ayudar a los niños huérfanos de Kenya u otros países.
Hace cinco años, en el 2008, el joven dalcahuino Andrés Faúndez a través de un mail conoció el trabajo social que misioneros de diversas partes del mundo estaban realizando en la localidad de Mosocho, Kenya, lugar donde deambulaban muchos niños huérfanos, producto de la muerte de sus padres en guerras civiles y las precarias condiciones de vida en África.
Tras conocer la historia de pobreza y desesperanza que rodeaba a estos pequeños, el aquel entonces trabajador de una planta pesquera decidió colaborar con esta causa. Con sus propios ahorros se embarcó en esta aventura, con una inversión personal superior a los 3 mil dólares, para participar -ya instalado en Kenya- en diferentes programas, tales como operativos médicos, sociales y espirituales, todos dependientes de Misión África ONG.
interés
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-¿Qué te motivó a entrar a Misión África?
-Siempre me llamó la atención ayudar a los demás, pero en este caso particular el poder ir a solidarizar al África negra me motivó aún más. Particularmente, me embarqué rumbo a Kenya, país del cual es imposible no sentirse atraído por el gran cariño que te entregan… Allí vi una realidad distinta, en donde un continente entero ha sufrido mucho la discriminación, pero ahí estamos trabajando como ONG brindando un granito de amor, de cariño….
-¿Cómo fue tu experiencia los primeros días?
-Yo nunca había viajado tan lejos… Cuando llegué allá me asombró la realidad de cómo vivían: caminaban kilómetros y kilómetros para poder ir a trabajar, un lugar en donde la justicia se toma por las propias manos; sin embargo, en este pueblo con tan poco son felices….
Recuerdo que mi primera actividad fue un "happy day" o un "día feliz," que consistía en la celebración del cumpleaños de los niños del hogar. Allí me sumé a los preparativos y darme cuenta que muchos de ellos nunca habían recibido un regalo.
En cuanto al entorno del territorio, las carencias económicas son enormes. Solamente se vive el día a día y se lucha por conseguir comida, algo muy diferente a la realidad que yo vivía en Chiloé.
-¿Cómo calificarías esta oportunidad de poder solidarizar con niños tan carenciados?
-Recuerdo que mi primera noche en Kenya conocí a un pequeño de unos 10 años, cuyos padres habían muerto, quedó huérfano y la única familia que le quedaba vivía en la capital que es Nairobi, a unos casi 400 kilómetros, tío que lo iría a buscar al orfanato. Esas y otras historias me partieron el alma. Los niños tenían una carencia enorme de cariño; es más, había otros que habían sido golpeados, abusados y explotados para trabajar a corta edad.
Hoy veo mi experiencia como una excelente oportunidad que me dio la vida para ayudar a estos pequeños.
-¿Cuánto tiempo estuviste allá y cómo te pudiste mantener y sobrellevar la vida tan lejos de tu tierra?
-He podido viajar tres veces a Kenya, de alrededor de un mes en cada viaje y lo he podido realizar gracias a mis ahorros y a la ayuda de unos amigos. La primera vez fue el año 2008, cuando viajé a Kenya; luego repetí la experiencia el 2010. En tanto, el 2011 mi estadía se concentró en prestar ayuda también en Somalía, donde en aquel tiempo había una fuerte crisis, sobre todo por la sequía.
Ahora bien, el estar lejos de casa casi no fue un problema, ya que me podía comunicar por medio del teléfono y correos electrónicos con mis seres queridos. Sin embargo, una vez allá y al ver tantas carencias, sólo te enfocas en los niños.
Al regresar a Chile y después de analizar lo que fue este viaje y ver la gran cantidad de niños en abandono, Andrés decidió levantar formalmente en Chiloé una zona de voluntarios de la organización no gubernamental Misión África ONG. El trabajo comenzó con su propia familia, pero en el camino se sumaron otras personas y también la profesora Claudia Calbullanca, de la Escuela José Daniel Bahamonde de Puchaurán, lugar en donde el joven ha impartido charlas a los educandos para concientizarlos sobre la realidad que viven los niños del continente negro.
-¿Cuáles son tus actuales planes?
-Espero viajar otra vez a Kenya, pero en esta ocasión un tiempo más prolongado, pero aún no tengo fecha. En estos momentos estoy viviendo en la Región de Aysén y pretendo que mucha gente pueda conocer esta iniciativa y se motive a colaborar. Es una experiencia que no olvidarán y además podrían ayudar a niños que realmente lo necesitan.
extensión
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En la actualidad este movimiento solidario se ha extendido por más ciudades de Chile, como Temuco, Santiago y La Serena, adhiriendo voluntarios y colaboradores, quienes pueden recabar información sobre esta organización de corte evangélico a través de la página web www.misionafrica.org o escribir al mail chiloe@misionafrica.org.