La angustia lo atormentaba. Siempre defendió su inocencia, pese a que la fuerza de las pruebas demostrara lo contrario. Un verdadero lastre que arrastró el joven sindicado como el responsable de quemar el tradicional restorán Palafito 1 de Castro y que lo llevó en las últimas horas a quitarse la vida al interior del Complejo Penitenciario Alto Bonito de Puerto Montt.

La madrugada del 26 de marzo pasado, el isleño de iniciales J.A.A.D. (35) fue detenido a pocos metros del recinto que estaba envuelto en llamas. Testigos lo reconocieron como la persona que saltó desde una ventana cuando iniciaba el fuego y que vociferó que había incendiado el establecimiento emplazado en calle Lillo, en plena costanera castreña.

A las pérdidas materiales que se avaluaron en más de 300 millones de pesos se sumó toda la historia que envolvía el local, dentro de sus 26 años de funcionamiento. Una serie de antecedentes que se expuso al momento de formalizar al imputado por el delito de incendio en el Juzgado de Garantía de la capital chilota, donde se determinó también su prisión preventiva.

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Desde ese instante, el joven confesó que no participó en el ilícito. Es más, reconoció a su defensor, Claudio Herrera, que solamente estaba durmiendo en el lugar hasta que se desató el voraz siniestro y que las sirenas de los vehículos de emergencia lo despertaron.

Perseveró en esta postura y en cada audiencia la transmitía, sin lograr modificar la cautelar que cumplía primero en el Centro de Detención Preventiva de Castro y luego en el área de salud del centro penitenciario puertomontino, donde permanecía debido a sus problemas físicos y sicológicos.

Tanto era el peso que cargaba que hace unos diez días ya había intentado suicidarse. Como confirmó su abogado defensor, quien se trasladó hasta la capital regional por este suceso, "me entrevisté con él el viernes pasado y me dijo que estaba muy angustiado porque niega su participación en los hechos. Indicó que cumplía privado de libertad por algo que no cometió".

En la ocasión, intentó ahorcarse en la sección diferenciada donde estaba bajo el resguardo de Gendarmería, pero no consiguió su objetivo. Un escenario que no era extraño para él, ya que a comienzos de diciembre del 2011 también buscó atentar contra su vida en la animita ubicada a un costado del puente Nercón, en Castro.

El riesgo que el joven se suicidara era evidente y no logró ser contrarrestado. El lunes, a las 20.45 horas, lo hallaron fallecido pendiendo de un vínculo desde la reja de la ventana del baño del área de salud del complejo carcelario.

Según fuentes ligadas a la investigación, el personal del recinto intentó reanimarlo por varios minutos, sin conseguirlo.

"Me dijo que estaba muy angustiado, porque niega su participación en los hechos". Claudio Herrera defensor

Deceso gatillará el sobreseimiento

Bajo este trágico escenario, como manifestó el fiscal jefe de Castro, Enrique Canales, se debe declarar el sobreseimiento de la causa por la muerte del imputado.

El persecutor aclaró que "se extingue la responsabilidad penal por la muerte de la persona". Agregó que "esperábamos esclarecer este hecho de connotación pública con un juicio oral", lo cual no se concretará por la drástica decisión tomada por el imputado, quien también tenía una condena anterior por un incendio en grado de tentado. La audiencia para cerrar este caso se fijaría en los próximos días, una vez que se emita el certificado oficial de defunción.

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