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Buscan recrear la ruta que los jesuitas realizaron en el siglo XVIII entre Chiloé y Bariloche

Nueva modalidad turística busca rememorar la misión evangelizadora que realizaron estos sacerdotes desafiando a la corona española.
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Por siglos se ha hablado del estrecho vínculo que existe entre los pobladores de la Chiloé y los habitantes de las inmediaciones del lago Nahuel Huapi, Argentina, compartido por las provincias de Río Negro y Neuquén, gracias a la memorable historia de la misión jesuita emprendida entre los años 1672 y 1717, fundada por el padre Nicolás Mascardi, y presidida por una imagen de la Virgen, que este sacerdote llamó Nuestra Señora de los Poyas.

Hoy, a cuatro centurias de esta histórica hazaña, la Asociación de Ejecutivas de Empresas de Turismo de Bariloche, Aseet Patagonia, quiere revivir este memorable recorrido y para tales efectos se ha unido en este maratónico objetivo con gestores culturales del Archipiélago, encabezados por el presidente de la Red de Cultura de Chiloé, Luis Armando Bahamonde.

"Queremos reivindicar las misiones jesuitas que han sido olvidadas; por ello tenemos como objetivo lograr una peregrinación similar a la realizada por el padre Mascardi en aquellos años e instalar una imagen de la Virgencita que trajeron estos misioneros en el hito fronterizo entre Chile y Argentina", explicó Inés Knapp de Sauter, vicepresidenta de Aseet Patagonia.

HISTORIA

HISTORIA

Según los datos históricos, la Ruta Jesuita fue descubierta hace unos 340 años, sin embargo, años antes, en 1670, un grupo de religiosos de esta orden proveniente de Chiloé decidió salir en busca de un cruce navegable hacia la Patagonia argentina, con el fin de establecer una misión en zona tehuelche. Arriba de piraguas, los viajeros se embarcaron en Castro y se adentraron por el Seno de Reloncaví, hasta que el 1 de noviembre de ese año llegaron al lago Todos los Santos, bautizándolo así por el día en que pisaron su orilla. Más tarde, sorteando las inclemencias del clima y la extensa vegetación, arribaron al río Peulla y, posteriormente, en Argentina recorrieron el lago Frías y finalmente el Nahuel Huapi, territorio donde fundaron la misión que se estableció durante 50 años, debiendo abandonarla en 1718, tras la muerte de cinco religiosos en manos de los indígenas de la zona.

En la actualidad este paso navegable que une Chile con Argentina guarda una de esas proezas desconocidas de la historia patagónica y en la actualidad puede ser recorrida en automóvil, caminando y terminando arriba del catamarán que conecta los lagos andinos.

"Estamos hace más de un año trabajando este proyecto; para ello ya hemos viajado en dos ocasiones a Chiloé a reunirnos con el presidente de la Red de Cultura como así también con la directora del Museo de Ancud, Marijke van Meurs, y otras personalidades como jesuitas, para que en conjunto le demos vida a esta iniciativa que nos une como pueblos", señala desde el otro lado de la cordillera, Inés Knapp.

Esta expedición turística de corte religioso recorrerá los hermosos parajes por tierra y por mar que realizaron los jesuitas evangelizando a los nativos. De esta forma, siguiendo fielmente el antiguo recorrido, el viaje comenzaría en el Archipiélago de Chiloé; más tarde, pasaría por la ciudad de Calbuco, trasladándose hasta el Seno de Reloncaví; luego continuará hasta la comuna de Puerto Varas a lugares tan hermosos como Ensenada, Petrohué y río Peulla, para llegar a Argentina por el paso Pérez Rosales y de esta forma arribar a las localidades de Puerto Frías, Puerto Blest y en catamarán recorrer el lago Nahuel Huapi, recalando en Puerto Pañuelo.

"En estos momentos estamos tramitando los permisos correspondientes en los parques nacionales de ambos países para que podamos hacer el recorrido, como así también a emigración, además en el límite de Chile con Argentina vamos a colocar una ermita de la Virgen que será hecha por un escultor de Valdivia; más bien, será una réplica de la que hoy está en la Catedral de Bariloche y en la iglesia Patrimonio de la Humanidad de Achao, que fue la que acompañó a estos sacerdotes durante todo su viaje", expresó la trasandina.

VALORIZACION

VALORIZACION

A juicio del historiador dalcahuino y presidente de la Red de Cultura de Chiloé, Luis Armando Bahamonde, la concreción de esta ruta turístico-religiosa será muy significativa para ambos países, no solamente por la belleza de sus parajes que podrán ser apreciados por quienes la recorran, sino también porque esta parte de la historia que une ambos pueblos podrá ser reconocida y valorada por las nuevas generaciones, las que desconocen el gran "aporte que hizo en aquellos años la misión jesuita en ambos territorios", expuso.

"Este es un proyecto que tiene sus raíces en el pasado, en rutas ancestrales donde los huilliches de Chiloé compartían toda la actividad social y económica con los puelches y pehuenches. Si bien es cierto son rutas que han ido quedando en el olvido, hoy a través de la historia podemos reincorporarlas turísticamente y reivindicar un pasado que nos unió fuertemente", aseguró el docente.

"Ahora bien -prosiguió Bahamonde-, este proyecto ha logrado el apoyo de varias entidades del otro lado de la cordillera como universidades, corporaciones culturales y gobiernos locales y, por supuesto, el de nosotros también porque es una gran oportunidad para estrechar lazos a través de la cultura y poner en valor esta hermosa travesía".

El reconocido historiador además valoró los esfuerzos que están realizando las entidades de Bariloche, como así también una serie de personas aportando con antecedentes de esta expedición que protagonizó hace más de cuatro siglos un grupo de religiosos. "Es maravilloso que podamos traer el pasado e insertarlo en el futuro", expresó el encargado municipal de Cultura de Dalcahue.

Asimismo, el isleño destacó que los contactos entre Chiloé y los tehuelches datan del 1600, acotando que a partir de la inclusión de los jesuitas se afianzó el contacto y se consolidaron los territorios y que el padre Mascardi, además de brindar enseñanza, promovió la protección de los pueblos originarios ante el comercio de esclavos por parte de los colonizadores.

Tantos isleños como argentinos esperan concretar esta ruta el próximo año y ofrecerla como una alternativa turística para el visitante sobre la base de una historia que une por siglos a un vasto territorio de dos países.

"Queremos reivindicar las misiones jesuitas que han sido olvidadas. Vamos a hacer una peregrinación similar a la del padre Mascardi". Inés Knapp, integrante de Aseet Patagonia.

"Este es un proyecto que tiene sus raíces en el pasado, en rutas ancestrales ocupadas por los indígenas, como los puelches". Armando Vera, historiador chilote.