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El bombo querido vuelve a las canchas chilenas

Aún no es oficial, pero es casi un hecho que este instrumento regrese.
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Es inminente que vuelva el ritmo al fútbol chileno. El bombo, ese angustiado instrumento que se intentó exterminar hace dos años, podría reaparecer en las canchas chilenas. Lo dijo en un programa radial el general y jefe de seguridad de los estadios, Alejandro Olivares: "Si un club decide entrar instrumentos musicales, una orquesta o cualquier instrumento, es el mismo club el que tiene que hacerse responsable".

-Es que el bombo no le hace daño a nadie- dijo Santana, emblemático garrero colocolino.

-¿Pero es útil el instrumento?- preguntamos.

-Es básico para mantener el ritmo en los partidos. Es parte de la gente. Es parte de la fiesta, al igual que las banderas. Lo importante es que quienes lo lleven se hagan responsables.

Porque a veces, comenta Santana, no es fácil llevar responsablemente un bombo. Hablamos, especifica, de una tremenda cuestión. Es un objeto que, en promedio, tiene un metro de diámetro. Suele cargarse entre varios barristas estresados. En este punto, se sabe de barristas desgarrados que no pueden dejar de tocar. "Y tocarlo no es menor", afirma Santana. ¿Implica tener un oído virtuoso? "Sí, pos compadre, no es menor tocar con ritmo por dos horas. A veces los cabros pierden la coordinación".

La lucha por el ritmo

Pese a las dificultades que implica meter un tambor gigante al estadio, los barristas saben que ese ruido es fundamental para generar adrenalina. Entonces, ayer estaban muy excitados. La calma llegó después.

En horas de la tarde de ayer, Carabineros aclaró el retorno del instrumento. En un comunicado muy enfático señaló que "los clubes del fútbol profesional, de acuerdo a la ley, podrán solicitar a la autoridad administrativa (intendencia) respectiva, que personas responsables, debidamente individualizadas, y contratadas por el club, puedan amenizar el espectáculo".

El debate gira en torno a la responsabilidad. Muchos barristas se empezaron a preguntar: ¿Qué significa hacerse responsable del bombo? ¿Llevarlo de la mano hasta su asiento? ¿No tapar la visión del resto? ¿Tocar bellas melodías? "No sé, compadre", manifiesta Santana hondamente preocupado: "Lo único que sé es que el bombo tiene que estar en el estadio. Y si es necesario, en fin, estoy de acuerdo en llevarlo con responsabilidad". ¿Qué sería eso? "Puta, que los cabros que se encarguen de llevarlo, lo traigan de vuelta. Porque después nadie se hace cargo. Es todo un tema", responde.

-¿El motor de una barra es únicamente el bombo?

-No, amigo. Nosotros también aplaudimos, pero sin ritmo. Si aprendiéramos a batir palmas con orden, quizás no sería necesario el tambor.

El tambor los ordena. Marca la pauta y lidera la música. Lo que está claro es que los bombos gigantes están suspendidos. Antes, en los años "90, los barristas llevaban bombos de tres metros de diámetro. Lo cargaban con esfuerzo entre siete barristas que gemían.

"Es que antes la competencia de barras se resolvía por quién llevaba el bombo más grande", recuerda el legendario garrero. En la galería, el Superclásico se resolvía por oído musical. Ahora los diámetros habituales rondan los 80 centímetros de diámetro. No tapan las jugadas, son portátiles, modernos. Y quizás, si Dios nos ampara, volverían a sonar en la cancha.