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Internos del CDP Castro se atreven y apuestan por seguir estudiando

15 reclusos de la cárcel de la capital provincial se licenciaron de la enseñanza media y rindieron la PSU esta semana.
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Estudiar es un derecho, no un privilegio, dice el refrán. Son innumerables las historias humanas que se relacionan con la práctica de alimentar el espíritu y potenciar el conocimiento, tanto de nuestro entorno como de nosotros mismos.

Incontables también han sido las barreras que muchos jóvenes han debido sortear, principalmente en estos tiempos, por avanzar en conseguir terminar sus estudios básicos, medios o superiores. Problemas económicos, familiares o desinterés en general son algunos de los temas que afectan a los adolescentes y que, en general, los desmotivan en terminar su educación formal.

A eso, sumémosle estar privado de libertad: mayor esfuerzo y mayor voluntad para seguir en un camino que a esas alturas representa un importante logro en la vida de muchos.

Luis Danilo Álvarez Nahuelquín tiene 22 años. Cuando tenía 19, una mala decisión lo llevó a fijarse en lo ajeno y fue imputado por robo. Oriundo de la capital provincial, el joven tuvo que dejar de estudiar e incluso dejar de ver a su pequeña hija de cerca de un año en ese entonces.

"Acá estudié toda la enseñanza media, de primero a cuarto medio. La ayuda de los profes ha sido fundamental, igual porque nos ayudaron harto, porque al principio a todos nos costaba; incluso, para salir de la rutina", sostiene.

Luis está internado en el Centro de Detención Preventiva de Castro. Él junto a otros compañeros del recinto acaban de licenciarse de cuarto medio en un hecho que marca un importante hito tanto para ellos, sus familias, así como para el personal de Gendarmería y los profesores de la escuela de adultos que funciona en sus dependencias.

"Hoy día me estoy licenciando, junto a mi mamá. Estoy feliz de haber logrado terminar mi enseñanza media después de tantos problemas y tener el objetivo cumplido ya. De tanto, igual se logró", manifiesta Álvarez emocionado.

Con un plan que contempla dos cursos por año, los estudiantes de la escuela de adultos se reunían todas las tardes de lunes a viernes entre las 17 y las 21 horas.

"Era igual que la enseñanza media de afuera, con diferentes profesores para cada ramo. Lo que más me gustó fue inglés y un poco de historia. De matemáticas, cero", asegura el castreño.

Dentro del aula hubo bastantes diferencias; no solamente sociales, sino también etarias, pues los alumnos fluctúan entre los 18 a los 58 años. "Había mucha diferencia de edad y a los más adultos les costaba harto. Ahí uno le ayudaba un poco en sus materias y, a la misma vez, también uno aprendía enseñándole a los demás", destaca Luis Danilo.

Siendo el mayor de tres hermanos, dice que tiene "puras ganas de salir a trabajar y estudiar para apoyar a la familia, porque harto te han apoyado acá, así que ahora uno tiene que devolverles la mano", afirma.

Similar es el caso del quellonino José Caipillán Chiguay, quien tras una causa pendiente desde hace varios años comenzó a hacer efectiva su pena recién en enero del 2012. A sus 49 años terminó con uno de los mejores promedios de su promoción.

"Acabo de aprovechar esta oportunidad que tuve una vez que llegué el 2012 acá. Ya en el mes de febrero el director del colegio me nominó para poder estudiar, porque yo había llegado hasta octavo año pero por allá por el año "78", asevera.

José también menciona que "mi estadía en este lugar no puedo decir que ha sido cien por ciento mala, a pesar del daño por el delito que uno comete, pero donde están las oportunidades hay que tomarlas, así que con harto esfuerzo llegué al final de estos dos años".

PSU

Pero si los logros obtenidos en una situación adversa como es estar privado de libertad fueran pocos, cuatro de los muchachos internos en el CDP de Castro rindieron por primera vez también la Prueba de Selección Universitaria, PSU, este año.

De modo de ampliar sus posibilidades, ya sean laborares o personales una vez afuera, Alexis, Luis Danilo, Ricardo y José Caipillán se atrevieron a medir lo aprendido y a soñar con proseguir estudios superiores.

"Esto lo había visto en televisión, en ciertas noticias del Gran Santiago, donde algunos hombres de 60 años cumplían con la PSU, y bueno yo dije "tengo 49, así que ahí vamos a ver poh". Hacía hartos años que no tomaba un libro, pero siempre estaba leyendo y en el afán de saber un poco más", reconoce José Caipillán.

El ánimo está arriba. Quienes rindieron el examen esta semana se sienten confiados en obtener buenos resultados.

"Yo creo que nos fue bien -vislumbra Luis Danilo-, nos preparamos harto, arriba de 600 puntos yo creo, humildemente hablando", cuenta riendo.

Su madre, María Elena Nahuelquín, vino exclusivamente para su licenciatura. Lo mira y se ríe junto a él. Está tranquila, orgullosa a la vez de ver a su hijo concluir sus estudios medios pero con una cierta tristeza también frente al contraste de observarlo recluido. Se le nota en los ojos.

"Estoy contenta igual, porque como él dice "no hay mal que por bien no venga". Porque cuando estaba afuera no quería estudiar tampoco. Ahora tiene un buen rendimiento, así que igual bien, contenta por él que sacó su cuarto medio. Aunque haya estado acá adentro, igual el cuarto medio le sirve de mucho", califica.

La madre suma "como yo le digo (a Luis), "hay vuelcos en la vida que uno no tiene pensado", pero en una de esa él saca un buen puntaje y le puede servir para seguir estudiando. En una de esas, quién dice que no le cambie la vida".

Las cartas están tiradas. Los internos esperan los resultados de la PSU que se darán a fines de este mes. Muchas son las esperanzas puestas y los deseos por reencontrarse con sus familiares una vez en libertad. A algunos les queda poco y a otros, un poco más.

Lo importante, como dice Luis Danilo, es "esperar a que se cumpla la condena, pagar todo, y empezar a mirar con otros ojos la vida".