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Los secretos del hombre que encanta a los perros

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l Cinthia Matus O.

Ricardo Olivero Pinto es un joven que huele a perro todo el tiempo. Se baña, por cierto, pero desde hace unos dos años aproximadamente ha decidido que ésta será la fragancia que usará por el resto de su vida.

Sentado en un sillón, algo agitado, pero sin dejar de sonreír, le preguntamos por qué huele así, por qué anda tan pasado a perro. Y con una carcajada, que lo hace golpear su espalda contra el respaldo del asiento, revela: "Es que soy el encantador de perros".

La frase suena engreída, pero Rodrigo Olivero Pinto es un tipo sencillo que ama a los animales, pero que le tiene especial cariño a los canes. Esto se debe a que, cuando era niño y vivía cerca de Temuco, tenía una abuela que criaba gansos, pavos, perros y otras especies. "A mí siempre me llamó la atención cómo ella controlaba, por ejemplo, que los perros no se comieran a las gallinas", recuerda.

Posteriormente, Olivero Pinto ingresó a Gendarmería de Chile, en donde le tocó trabajar en el sector del adiestramiento canino. Y fue ahí donde quedó eternamente marcado. Incluso tras retirarse de la institución y comenzar el largo camino que lo llevó a transformarse en el encantador de perros chileno.

"Después de retirarme, fui en búsqueda de mi propio sueño y llegué a Quillota, donde conocí el refugio de animales, la protectora San Francisco de Asís, que es una organización sin fines de lucro que rescata principalmente perritos y gatos de la calle. Me hice voluntario y ahí comenzó a nacer otra vez el adiestramiento canino", enfatiza el joven.

Pero los conocimientos que había alcanzado al adquirir en la institución no fueron suficientes y, por eso, Olivero Pinto hizo un curso de adiestramiento online en "Cani Chile", donde, sumando lecturas de libros de sicología canina, adoptó más conocimientos al respecto.

"Estuve varios meses en eso, investigando y aprovechando de poner en práctica mis conocimientos con los perritos de la protectora. Y ahí el tema se fue masificando, dándome cuenta de que algunas cosas de la teoría concordaban y otras no", manifiesta.

Cuando el joven ya estuvo preparado y sintió que se la podía con otros perros, comenzó a publicar avisos en internet y en los diarios, anunciándose como el "Encantador de perros a domicilio".

"En un comienzo partí cobrando 5 mil pesos, pero luego, como algunos perros requerían más sesiones, empecé a cobrar 10 mil más el pasaje", detalla el encantador.

La tarea de Olivero es adiestrar a los perros de mala conducta, ayudándoles a tener una mejor relación con sus amos. Así, con el tiempo, el joven determinó, a través de sus estudios e investigaciones, que lo fundamental para lograr el control de cada perro es aplicar primero ejercicios, luego disciplina y finalmente el afecto.

"Como seres humanos, a veces ponemos primero el afecto y creemos que dándole agua y comida al perro, éste va a ser feliz, pero su sicología no funciona así. Por eso yo aprendí el lenguaje corporal de los perros, para aprender cómo ellos crean sus patrones de conductas y así, sabiendo todo esto, puedes conocer lo que está pensando y lo que va a hacer", consigna el adiestrador.

La cercanía con los canes es tal que Ricardo sabe cómo se siente un perro por cómo pone las orejas, la cola y el cuerpo, pero fundamentalmente, por el olfato. "Los perros, cuando nacen, primero desarrollan el olfato; luego, a los doce días, abren los ojos; y finalmente desarrollan la audición, por eso es fundamental el olfato", expresa.

En este sentido, el encantador recuerda el caso más emblemático que le ha tocado tratar. "Un día, una voluntaria de la fundación, Mirna Núñez, encontró una perrita pitbull que estaba en muy mal estado, raquítica, con cortes por todas partes, heridas en el rostro... Apenas la vi, inmediatamente supe que había sido utilizada para alguna pelea clandestina. La recogimos, pero no la podía tener en casa, porque tengo una manada y con su estado sicológico, se podría desequilibrar, así que en la casa de la misma voluntaria la estuve tratando", declara.

Y el camino fue largo. "Estuve muchos meses con esta perrita, llamada Nahomi. Era difícil, porque en su cabeza sólo tenía un pensamiento de matar, no utilizaba el olfato y cuando un perro no usa su nariz, pasa a la fase de los ojos, demostrando que está desequilibrado. Ella apenas veía otro perro se le tiraba y lo atacaba, porque así le habían enseñado. Pero poco a poco empecé a ejercitarla, disciplinándola, hasta que estuvo en un 70% equilibrada", relata Olivero.

Ya lista para poder ser adoptada, una persona se quiso hacer cargo de ella, pero a los meses se repitió la misma historia. "Lamentablemente mintió con sus datos y se cometió el error de no verificarlos y nuevamente fue encontrada por la voluntaria. Estaba en el mismo estado que al comienzo y tuve que empezar de cero de nuevo. Ahora es una perra feliz, que puede compartir con otros perros, pero también me costó varios meses de entrenamiento", enfatiza el amante de los animales.

En total, Ricardo Olivero ha tratado, o encantado, a unos 350 perros en toda la región. Sus dueños le han agradecido de corazón su trabajo, porque han visto el cambio de sus queridas mascotas.

"Tengo dos formas de trabajo. La primera es junto al dueño, en donde lo entreno a él y al perro y les dejo tareas para que hagan juntos. La segunda, que es la más utilizada, porque hay mucha gente que no tiene tiempo siquiera para pasear a sus perros, es que yo trabaje solo con el perro. Este suele ser más caro, porque debo hacer varias visitas y, por ende, varias sesiones", explica el joven.

Como es tanta la pasión que siente por su trabajo, Ricardo afirma que mantiene una bitácora en donde describe todo el proceso que pasa con cada perrito que atiende.

Así, se ha visto corriendo varios cerros con los perros por más de una hora, además de incentivarlos con premios como fase final del adiestramiento que toman.

"Ser encantador de perros es una tarea muy hermosa, pero que requiere mucha dedicación. No cualquiera puede arriesgarse a hacerlo, puesto que puede sufrir ataques. Por eso yo invito a que la gente se comunique conmigo si sus perros le rompen las cosas, son agresivos o tienen otras conductas no apropiadas, porque todos los casos tienen solución. Que me escriban al mail rjpsicologiacanina@gmail.com". J

l Ricardo Olivero señala que hay casos y casos. Mientras unos perros pueden ser adiestrados en una sesión de dos o tres horas, hay otros que necesitan meses. Pero él tiene paciencia y ya sabe tratar con cada uno de ellos. "Con los más violentos, primero los observo desde un vidrio, desde la ventana, para ver en qué nivel sicológico están. A veces me empiezan a ladrar de inmediato, porque les molesta la presencia de un desconocido, pero todo perro agresivo es mitad dominación y mitad frustración, por eso se debe comenzar el adiestramiento con ejercicios, para bajarles el nivel de ansiedad", apunta. "Hay perros que son violentos porque pasan encerrados y se estresan, por eso después de correr quedan cansados y ahí se les puede aplicar disciplina. Finalmente el afecto y el premio", explica el encantador.