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Matías Meza: el niño chilote que con amor y esperanza derrotó al cáncer cerebral

En la actualidad, menores y adultos que padecen esta enfermedad deben viajar a Valdivia para los tratamientos.

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l Luis Contreras V.

Un verdadero ejemplo de fe y perseverancia por derrotar una de las enfermedades más complejas es lo que representa el pequeño Matías Meza Guzmán, quien liberó una fuerte batalla contra el cáncer.

El niño de 9 años en la actualidad, junto a sus padres inició un peregrinar cargado de sacrificio pero lleno de esperanzas cuando apenas superaba la barrera de los 4 años, momento en el cual se le diagnosticó un cáncer cerebral. Un fuerte golpe para una familia castreña que aferrándose a la vida aceptó enfrentar el reto más duro e importante de toda su vida.

"Toda esta lucha empezó el 10 de septiembre de 2010, a los cuatro años mi hijo empezó con una parálisis, una hemiplejia, estuvimos casi cinco meses afuera tratando de adivinar un poco el diagnóstico", dijo Solange Guzmán, madre del niño.

Una resonancia magnética practicada en el Hospital Base de Puerto Montt reveló que el menor padecía un tumor cerebral, "muy grande y había que operar sí o sí porque Matías estaba con riesgo de muerte".

A partir de ese instante, Matías Meza fue sometido a distintos exámenes clínicos en la capital regional. Debido a la alteración de los primeros exámenes se resuelve que la continuidad del tratamiento se realice en la ciudad de Valdivia.

Cinco intervenciones quirúrgicas practicadas en un período de dos años para extraer pequeños tumores cerebrales, resumían hasta ese instante la batalla de Matías y su familia por salir de este laberinto que lo tuvo al borde de la muerte. Todo el proceso bajo un estricto tratamiento de quimioterapia.

"Después de la segunda operación, estábamos muy asustados, porque el doctor me decía que el tumor era como un racimo de uvas, tú sacabas una y volvía a salir otra, y estamos hablando del cerebro", explica la mujer.

Los periódicos viajes entre Castro y Valdivia no hacían más que agudizar el drama y, con ello, afectar el presupuesto familiar producto que un alto porcentaje de los gastos no contaban con cobertura alguna.

Así, con esta dinámica, las esperanzas para Matías comenzaban a extinguirse luego que desde el hospital valdiviano se entregó un lapidario y demoledor diagnóstico, que no hizo más que estremecer la vida de su círculo familiar.

Solange Guzmán aún recuerda cuando una especialista le dio cuenta de un destino casi sellado para el niño.

"Allí la doctora me dice que no había que hacer nada más con Matías, fue desahuciado hace más de un año y medio atrás, se me vino el mundo abajo, no sabía qué hacer", confiesa.

A pesar del lapidario informe médico, la joven madre castreña se aferró a una nueva oportunidad en su intento por revertir esta pesadilla. Esta vez un nuevo escenario marcaría para siempre el destino de Matías, quien en medio de su inocencia tenía anhelos por cumplir y que los lograría a través de la fundación Deportistas por un Sueño en Santiago.

En esa nueva incursión el niño cumplió el sueño de compartir con jugadores de Colo Colo y el propio entrenador de la selección chilena de fútbol de ese entonces, Claudio Borghi. Igualmente, el nexo con la profesional Sandra Corrales sería clave para que se abrieran las puertas del Instituto de Neurocirugía de Santiago, donde el 27 de marzo de 2013 sería operado por quinta vez.

Un mes más tarde se daría inicio al tratamiento post operatorio con resultados inesperados para recobrar todas las esperanzas casi extinguidas.

Solange Guzmán se queda con la experiencia vivida a fondo y donde ella no se dio por derrotada, más allá de los diagnósticos médicos.

"Los doctores a nosotros nos ayudan mucho, pero la última palabra la tiene el amigo de arriba (Dios) porque si yo hubiera hecho caso, yo a mi hijo no lo hubiese tenido en estos momentos", reflexionó la progenitora.

El dolor por el sufrimiento de los niños que padecen cáncer llevó a la mujer junto a otros padres a dar vida a la Agrupación Oncológica Infantil Chiloé. Es así que el pasado 14 de febrero se creó la organización con la integración de 12 niños que acuden de manera regular hasta Valdivia para tratar los distintos tipos de enfermedades cancerígenas que los afectan.

Una de las misiones consiste en sensibilizar a la comunidad respecto a la realidad que representa el cáncer infantil y de allí la importancia de captar nuevos asociados a la organización con presencia en Chiloé.

John Riquelme, su director, aprovecha de enfatizar el significado de este emprendimiento y cómo se puede trabajar de una mejor manera para dignificar la salud de los más pequeños.

"Queremos abrir conciencia en la gente y en realidad no hay pocos casos de cáncer infantil, estuvimos la semana pasada en Valdivia y supimos de tres nuevos casos", sostiene Riquelme.

Al igual que con Matías Meza, la idea es orientar la preocupación del grupo hacia casos de menores del campo y las islas de la provincia.

Riquelme insiste en que "queremos ayudarles, en el sentido de que todo sea más posible, que no se sientan solos". Uno de los grandes anhelos es lograr que la atención oncológica a la que se someten los pequeños chilotes se realice en el Archipiélago, lo cual ayudaría a disminuir los altos costos que implican el traslado y estadía de familias isleñas en la ciudad del Calle Calle.

Un desafío en el cual los asociados al grupo y en una verdadera minga solidaria podrían ayudar a derrotar el cáncer tal como lo hizo el pequeño Matías Meza. J