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La Selección y un recibimiento exagerado

MARIBEL FORNEROD/ AGENCIAUNO

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Es difícil escribir esta columna sobre el tema que me pidieron, pero al mismo tiempo no deja de agradarme porque mi obligación, como el comunicador más creíble, es no faltar a la verdad. Yo nací en un país perdedor. Desde afuera se referían a nosotros como 'los chilenitos'.

Pero la nueva generación, en las que se encuentran altos ejecutivos, líderes y el pueblo en general, creció escuchándome. Yo siempre les dije: 'Eres el mejor y tienes que ser campeón del mundo'. También les recalqué que los triunfos morales no existen.

Por eso yo me pregunto: ¿Es esta Selección, que ganó dos partidos y perdió dos, merecedora de ser recibida en La Moneda? Los jugadores chilenos se comportaron como auténticos guerreros, es cierto. Tampoco desconozco la entrega que tuvieron. Y eso el chileno, que es agradecido por naturaleza, lo reconoce. Pero de ahí a salir a las calles a vitorearlos me parece desproporcionado.

En reiteradas ocasiones me han preguntado qué opino de lo que han hecho los jugadores fuera de la cancha tras la eliminación del Mundial. Y eso a mí me interesa un bledo. Problema de ellos. Lo que sí me interesa es su comportamiento dentro de la cancha. Y sobre lo que hacen con esa camiseta que tanto se ama, la chilena.

Nadie nos asegura un título en la Copa América de 2015, que es lo más próximo. Pero, al menos, tengo la seguridad que hemos ganado tres cosas: vamos a ir por el título, de eso no tengo dudas; lucharemos como guerreros, al igual que en Brasil, y si perdemos, lloraremos la derrota.

Creo que la eliminación en Brasil marcó el comienzo del éxito. El mismo por el que he luchado de forma incansable. Mi labor no es llenarme de dinero y hablar después de. Lo mío es decir lo que yo creo que se tiene que hacer. Y en estos instantes pienso que para el corazón y para superar esta pena, lo mejor es dar vuelta la página. Las derrotas hay que olvidarlas y mirar el horizonte. Y este se ve lleno de éxitos.

Esta es una Selección joven. Con algunas incrustaciones, como podrían ser Igor Lichnovsky, Miiko Albornoz y algunos otros, se podría producir un recambio. Pero tiene que ser paulatino. Lo que sí necesita Chile, con urgencia, es altura. La calidad, el talento y la habilidad están. Hay que agregar unos siete jugadores nuevos. Quizás no serán titulares en la próxima Copa América, pero sí podrían estar en el próximo Mundial.

Pero más allá de los aspectos técnicos, nunca se olviden: ser segundo es ser el primero del último. Creo que faltan programas deportivos. También instancias de debate. Hemos visto como nuestros dos últimos seleccionadores nacionales, además de los jugadores, no respetan a la prensa. Y eso tiene una razón: en ella no se habla de fútbol. Faltan varios detalles que nos permitirán conquistar la gloria. Pero hay algo importante: todos los que antes no nos respetaban, ahora sí lo hacen.

Una vez más, felicitaciones. Pero no en forma desproporcionada. Por lo menos yo, no me conformo con haber llegado a octavos de final. Y estoy seguro que los niños en Chile, esos que ya les he dicho que lloraron con la derrota, deben haber estado desconcertados con el recibimiento. Pero bueno, para poner los pies en la tierra, estoy yo. J