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Fundación trae a profesores para pasantía chilota

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Visitar las iglesias patrimonio de la Humanidad, el Fuerte de San Antonio de Ancud, el centro de Dalcahue, la costanera de Chonchi, degustar un buen curanto en los palafitos de Castro y sorprenderse con la belleza del Parque Tantauco en Quellón son algunas de las actividades que tendrán los profesores que fueron seleccionados a la pasantía de la Fundación Futuro en Chiloé.

Desde el 2007, más de dos mil profesores han sido capacitados en este programa de Fundación Futuro que busca relacionar los contenidos de las clases con la ciudad donde se vive. Anteriormente estos viajes temáticos se han realizado en Arica, Iquique, La Serena, Santiago, Valdivia, Puerto Montt y Punta Arenas. Esta vez es el turno de Chiloé. ¿Por qué este archipiélago? "Por ser poseedor de una historia única. Fue el último bastión español en el Chile Republicano, por su mitología y por su arquitectura, que ha sido reconocida en el mundo entero", señaló Magdalena Piñera, directora ejecutiva de Fundación Futuro.

De los 325 docentes que postularon a la XV "Pasantía cultural: la ciudad, un espacio educativo", 45 fueron seleccionados para visitar la Isla Grande de Chiloé y el Parque Tantauco, desde hoy y hasta el al 17 de enero de 2015. Los profesores provienen de Calama, Región de Antofagasta, a Río Bueno, Los Ríos, son de colegios municipales y subvencionados y presentaron una planificación de clases y ensayo a la pasantía usando sus ciudades como espacios educativos para ganar esta oportunidad.

"Queremos que los profesores de Chile puedan, por una parte, conocer nuestros más importantes atractivos patrimoniales y, por otra, aprendan una nueva metodología donde cada ciudad puede convertirse en un espacio educativo que nos permite hablar de arte, arquitectura, historia, matemática, sociedad y, por cierto, de los temas actuales que no pueden estar ajenos a la sala de clase", comentó la coordinadora de la pasantía, Claudia Sepúlveda.

propósito

Los objetivos de esta pasantía, según la fundación, son reconocer la ciudad como un ente vivo y democrático, el cual contiene una gran cantidad de elementos educadores como calles, monumentos, edificios y plazas; visualizar que todo puede convertirse en una herramienta pedagógica de cualquier asignatura; comprender que la urbe genera identidad, conciencia del patrimonio y sentido de pertenencia y, además, fomenta la reflexión y la crítica a los diversos aspectos que conforman el territorio, con el fin de crear ciudadanos comprometidos con el desarrollo, tanto de su barrio, su ciudad y su país. J