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La aventura de habitar una casa en el árbol

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maria.nunez@laestrellachiloe.cl

Con una vista privilegiada al borde costero de la comuna de Castro, construida sobre canelos y lumas y rodeada con un frondoso e intenso verde que destaca las bondades naturales de la Isla Grande de Chiloé, se encuentra la casa del árbol, emplazada en el sector de Nercón, a 4 kilómetros al sur de la ciudad de Castro.

La peculiar construcción de 50 metros cuadrados con sus terminaciones de madera de alerce, mañío, ulmo y arrayán, que se hizo popular a través de las redes sociales como Twitter y Facebook y que ha suscitado interesantes comentarios a través de estos mismos medios, se ha transformado en la últimas semanas en un polo de atracción turística para quienes visitan la zona, cautivados por su belleza y por ser parte de la experiencia de dormir sobre los árboles nativos y de tener un contacto con la naturaleza.

La vivienda cuya edificación finalizó en diciembre pasado, nació sin querer de la mano del joven médico castreño Fernando Brahm Mallagaray, motivado como él mismo relata, para hacerles un espacio de entretención a sus sobrinos.

labor

"En el año 2013, teniendo 27 años, trabajé en un consultorio de Punta Arenas y estando allí, decidí hacer la especialidad en España. Para ello debía rendir un examen que requería un estudio prolongado, por lo que renuncié y me fui a la casa de mis padres en Castro a estudiar durante nueve meses. Al ser muchas horas al día sin descansar inmerso en los libros, para no volverme loco decidí comenzar a construir una casa del árbol para mis sobrinos", recuerda el profesional.

A ello suma que "las últimas dos horas de sol del día las ocupaba en subirme sobre un par de árboles y dármelas de constructor, arquitecto e ingeniero. Primero mis amigos y familia veían esto como una locura, pero cuando empezó a aparecer una gran estructura a 3,5 metros del suelo, vimos el potencial que tenía para hacer algo realmente novedoso y decidimos contratar maestros expertos y asesorarnos por arquitectos e ingenieros para que, lo que comenzó siendo una casa del árbol para niños, terminara transformándose en un moderno y acogedor loft en alturas, totalmente equipado, con baño, cocina, dos altillos independientes con sus respectivas camas y tres terrazas en diferentes niveles, todo con vista al mar".

rescate

El innovador emprendimiento recalca el facultativo, demoró en materializarse aproximadamente un año 7 meses. Construido con manos chilotas, la casa además de ser una hermosa postal, rescata en su interior la artesanía isleña al estar decorada con artilugios y telares de la zona, todo lo anterior con estudiadas terminaciones y tres terrazas que otorgan distintas miradas de la bahía de la capital chilota.

"Al ser un trabajo lento, demoramos exactamente 1 año y 7 meses en terminarla. Pero esto es prueba de que cada rincón está hecho con mucha dedicación. Hay telares tejidos a medida y decorados hechos con raíces autóctonas, todo elaborado por artesanos de Tarahuín (comuna de Chonchi); cuadros pintados por un prestigioso artista de Punta Arenas, que acompañan la decoración rústica pero a la vez delicada que ambienta el lugar", recalca el galeno.

La casa en el árbol tiene capacidad para tres personas y está en arriendo desde enero de este año, teniendo desde el comienzo una positiva recepción por parte de los turistas, por lo que las reservas deben hacerse con mucha anticipación.

"Hoy en día estoy becado en Valencia, España, haciendo la residencia de Radiología. Aún me quedan 4 años ahí, sin embargo, ya tengo en mente desarrollar más profundamente esta idea novedosa y original, y en un futuro, por qué no, poder ofrecerle al turista que nos visita todo un complejo turístico sobre los árboles. Veremos qué pasa…", puntualiza el isleño.

EXPERIENCIA

En tanto, "como una experiencia maravillosa", califica el joven santiaguino Enrique González su estadía en el loft al aire libre.

"Lo ubiqué por internet mientras buscaba un alojamiento en Castro para pasar mis vacaciones, cuando vi las fotos llamé de inmediato pues encontré muy novedoso el proyecto, además que estaba cerca del mar, rodeado de naturaleza, es simplemente maravilloso", destaca el capitalino.

Una opinión similar sostuvo su pareja, Catalina Landaeta, quien sumó que "lo que más me gustó es que está decorado por artesanías chilotas, la madera nativa que ocuparon para hacerlo, es impresionante la vista que se tiene desde acá del bordemar, estamos encantados".

A ello sumó la universitaria que encuentra entretenido el hecho de dormir mirando ramas y escuchando el silbido de los pájaros.

"Cuando nos veníamos para acá no sabíamos bien cómo era, pero cuando la vimos quedamos fascinados, lástima que no alcanzamos a quedarnos más días porque ya estaba reservada", agregó la joven.

A la fecha y desde su apertura, la casa en el árbol ya ha recibido cinco grupos de pasajeros y está reservada hasta mediados de marzo. Cada noche tiene un valor de 64 mil pesos.

"Queremos hacerle unos nuevos arreglos, como incluirle un estacionamiento, instalar una parrilla también y hacerle un cierre perimetral a través de un cerco para entregarle al usuario mayor independencia, pero eso lo vamos a ir haciendo de a poco", explica Raquel Mallagaray, madre de Fernando y quien hoy administra el innovador emprendimiento. J