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Moisés Villarroel: "No conozco Chile pero me encantaría jugar ahí"

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Moisés Villarroel no conoce Valparaíso, hasta hace dos días jamás había escuchado de Santiago Wanderers y nunca, confiesa en un diálogo intercultural con La Estrella, ha tocado el Océano Pacífico.

Moisés Villarroel, informamos a través de estas líneas, no es chileno. Es boliviano y nació en Santa Cruz en agosto de 1998. Exactamente 22 años y 196 días después de que Moisés Villarroel, el chileno, fuera inscrito en un registro civil del puerto.

Hoy Villarroel, el boliviano, juega por la Sub 17 de su país y es considerado la gran esperanza del fútbol altiplánico. Volante mixto, de buena pegada y talento moderado es, oficialmente, un mesías latino.

Relata, desde el hotel de la Conmebol, que a los 10 años jugaba en la Sub 13. Que cuando cumplió 13, los subieron a la Sub 19. Y que apenas celebró su cumpleaños 14 debutó en la primera de Blooming. Es, entendemos, un adolescente precoz.

-Sí, a los 13 años ya medía 1,75. Después no pude crecer más. Los técnicos notaban que tenía un buen juego y me iban subiendo de categoría.

Así, en 2013 Freddy Bolívar, hombre reputado y ex deté de la Sub 17 boliviana, lo convocó para el Sudamericano de Argentina. Villarroel fue el jugador más joven del torneo. Al año, ya jugaba en primera y hoy, en 2015, es titular en el Blooming.

-Sí, puede ser. He hecho un buen papel en Blooming y la Sub 17. Ojalá se me dé dejar de ser un proyecto- dice, y ensaya un suspiro emotivo.

El Tío Moise

La Estrella, en una tarea didáctica, le explica a Moisés que en Chile vive otro Moisés. Un ex futbolista, ídolo de Wanderers, emblema de Colo Colo y eterno seleccionado. Un jugador de excepción, mundialista en Francia 98 y protagonista de uno de los grandes mitos del fútbol chileno: la leyenda dice que el Tío Moise habría sido engendrado por Nelson Acosta. Nunca nadie, eso sí, ha podido comprobarlo.

-Lo vi una vez en Google y vi que jugó en la Selección, pero nada más.

Lo apodan el Tío.

-(Silencio).

-Deducimos, entonces, que sus padres no lo bautizaron así en honor a ese Moisés, Moisés.

-No, curiosamente los tres hermanos tenemos nombres bíblicos. Jesús, el mayor; Abel, el de al medio; y yo.

El Moisés de Santa Cruz explica que su madre, la connotada Helga Angulo, es una católica ferviente y seguidora del espiritismo: una corriente divina que asegura que los espíritus pueden entrar en contacto con los humanos (el relato nos genera un leve nerviosismo).

Moisés Villarroel, entendemos, es un hombre de fe: "Sí,antes de jugar me encomiendo a Dios".

Y con la fe heredada de la señora Angulo, revela, espera un día salir de Bolivia. Considera que el fútbol de ese país está estancado. Que los que se quedan, no surgen. Y que la única opción para convertirse en leyenda (Moisés se oye emocionado) es jugar en otra liga: "Europa, Argentina también me gusta".

-¿Y Chile, Moisés? Aquí serías querido- intentamos convencerlo.

Claro que sí. Si se da la oportunidad, voy no más. No tengo problemas.

Villarroel sabe del fútbol chileno. Conoce a Colo Colo, a la U y a la Católica. Habla, también, de Arturo Vidal y Alexis Sánchez. Confiesa que ver al Mago Valdivia lo excita. Y opina que Gary Medel es un súper hombre.

Moisés Villarroel, el boliviano que no conoce Valparaíso, es un hecho, quiere venir a Chile. Y quizás aquí logre extender la leyenda de Villita, el último ídolo de Santiago Wanderers. J