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Familia porteña completó el circuito de las 16 iglesias patrimoniales en bicicleta

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clarenas@laestrellachiloe.cl

Casi un mes se extendió el periplo de una familia de Valparaíso por tierras chilotas. Su misión, completar el recorrido que considera las 16 iglesias que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco. Y lo consiguieron.

Integrado por la antropóloga María Alejandra Vega, el artista Andrés Armijo y el estudiante de séptimo básico Arturo Armijo, este grupo familiar recorrió la mayor parte de las rutas en bicicleta, pero también debido a las complejidades geográficas del Archipiélago debieron trasladarse en lancha a las islas en las que se encuentran algunos de estos templos.

Hace cerca de un año, cuando esta familia completó el cordón de fuego de Temuco también pedaleando, nació la idea de visitar la provincia y llegar de esta forma a las iglesias. Pero no sería hasta que llegaron a Puerto Montt donde por medio de unos amigos descubrieron que la Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé promociona el recorrido con un pasaporte y quienes coleccionaran la mayor cantidad de estampillas recibirían un premio.

"El año pasado nos propusimos conocer las iglesias patrimoniales de Chiloé y nos planificamos ad-hoc. Sin embargo, no teníamos idea acerca de la ruta de las iglesias. En una primera instancia no íbamos a pasar a Ancud, pero en una reunión de amigos, se nos avisó acerca del pasaporte y la importancia de visitar la Fundación Amigos de las Iglesias", afirmó Andrés Armijo, sumando que "nos entusiasmamos y fuimos a buscar nuestro álbum, por 'luca', nos anotamos con el número 119, les dijimos a las personas presentes que íbamos en bicicleta y nos marchamos".

LUGARES

Camping, hospedajes, casas de amigos fueron los lugares en que estos padres junto a su hijo pernoctaron tras sus extensas jornadas pedaleando o a bordo de una lancha, pero aunque las iglesias era su objetivo principal también programaron su calendario para disfrutar de las muestras costumbristas que en el verano se realizan en distintas comunas chilotas.

"Preciosos caminos de subidas y bajadas asfaltados pero sin berma, hacen de este un camino difícil para el ciclista en cuanto a su geografía, además de los caminos no pavimentados y la cantidad de vehículos en la Ruta 5 Sur", expuso el turista.

El porteño agregó que "a pesar eso y de las subidas intermitentes, pedaleábamos unas cuatro horas promedio diarias. Cuando nos quedamos descansando, fue en camping, en lugares autorizados por lugareños o en hospedaje".

ÍNSULAS

Nueve de las 16 iglesias patrimoniales se encuentran en la Isla Grande, mientras que las otras en Quinchao, Lemuy, Caguach y Chelín, por lo que para llegar hasta ellas es necesario navegar, en algunos casos en transbordadores y en otros en lanchas.

"Llegar a las islas de Caguach y Chelín fue clave para el viaje, ya que es un viaje diario en lanchón de ida de dos horas aproximadamente y la lancha vuelve al día siguiente o dos días después, depende del día de la semana", explicó Armijo.

Las embarcaciones para arribar a estas ínsulas menores se toman en Achao y Castro, respectivamente, pero para aquellas personas que recorren Chiloé en automóvil es más difícil, según lo argumentó el padre de familia. "Nosotros como andábamos en carpa y resueltos a llegar, fuimos nomás, dejamos en los puertos las bicis, eso sí, en los hospedajes que nos recibían", acotó.

Para esta familia más que visitar las iglesias, los momentos compartidos con los vecinos de los lugares donde alojaron y haber podido participar de sus actividades va mucho más allá dentro de la experiencia de su viaje.

"La gente nos acogió increíble y otra que también nos atendió de forma estupenda, hay picadas y lugares para comer que en realidad son muy ricos, buena música, tranquilidad, respeto, animales, muchos animales, en fin una ruta especial para armonizar en familia, armonizar con la gente, saber más de sus costumbres", relató Armijo.

A su vez, sobre la motivación para completar el pasaporte comentó que "una vez que llevas 10 o más estampitas las cosas se ponen especiales, empiezas a pensar en juntarlas todas y en cada ruta que te falta, estas entretenido porque casi se vuelve un fin lo del pasaporte. Cuando llenamos todas las estampitas estábamos tan cansados que ya no queríamos bicis por un buen rato".

Para Cristian Larrère, director ejecutivo de la Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé, el vínculo que esta familia logró con el patrimonio vivo que rodea a los templos es destacable, ya que pudieron compartir no solo con los cuidadores de las iglesias sino que también con los vecinos.

"La fundación hace un tiempo creó este pasaporte para incentivar que los visitantes lleguen a las iglesias patrimoniales y en cada una de las iglesias podían sumar una lámina", sostuvo el ingeniero comercial.

Un premio para quienes completaran el mayor número de iglesias dispuso el organismo y la familia Armijo Vega es una de las primeras en lograrlo y lo más importante es que hicieron la mayor parte del recorrido en bicicleta. J