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Vecinos de Ancud sorprenden a suplementero con flamante silla de ruedas eléctrica

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l Nelson Soto Asencio

José Maldonado Nieto, de 61 años, quien vive junto a su esposa y un hijo, se levanta muy temprano todos los días desde el sector Vista Hermosa para bajar al centro de la ciudad y llegar hasta la agencia del Diario La Estrella de Chiloé en Ancud a buscar sus diarios y comenzar la venta a los vecinos que transitan por calle Dieciocho.

Este isleño, que lleva 10 años trabajando como suplementero de este matutino, sufrió de niño una grave enfermedad que lo dejó discapacitado de sus piernas, por lo que ha debido desplazarse durante toda su vida solamente con muletas.

Sin embargo, lo anterior no ha sido impedimento para que él no trabaje, pues con esfuerzo y mucha constancia sigue dándole lucha a la vida, ejemplo que lo ha hecho ganar el respeto de sus compañeros de labores y la comunidad en general.

Por la mañana al salir de su hogar toma un colectivo para ir a buscar los diarios en calle Ramírez, y después se sube a otro para que lo pase a dejar a su puesto de venta y comenzar la habitual rutina para ganar el sustento del hogar.

Su situación llamó la atención de vecinos de la ciudad del Pudeto y también de la Oficina de Discapacidad de la Municipalidad de Ancud, quienes iniciaron los trámites para conseguir una silla de ruedas eléctrica a través de un proyecto presentado al Servicio Nacional de la discapacidad (Senadis).

Lo anterior logró concretarse luego de dos años. El reciente fin de semana se le entregó la silla de ruedas a este chilote en el lugar donde suele vender sus productos, ubicado fuera del supermercado P y P.

Hasta ese punto arribaron vecinos, el encargado de la Oficina de la Discapacidad y la empresa que provee el implemento con una hermosa máquina.

La emoción embargó al isleño que no podía creer que su sueño de hace muchos años se convertía en una realidad.

"¡Oiga! Cuando iba a pensar que me iba a llegar esto (silla de ruedas), tenía la esperanza perdida, más de un año y tanto esperando. Estuve enfermo y quebrado y lo que más necesitaba era mi silla para poder andar", dice feliz el pequeño comerciante.

Con esta nueva herramienta, el ancuditano comenzará una etapa muy diferente en su vida, pudiendo trasladarse de un lugar a otro con mayor facilidad y desarrollar mejor su labor como suplementero.

"A mí la gente me conoce, son 10 años vendiendo diario y más de 30 que he estado aquí en este lugar. El dueño del supermercado me tiene dado permiso para que venda acá afuerita mis diarios", relata.

nervioso

Los nervios fueron parte de su práctica como conductor a la hora de subirse por primera vez a esta silla, pero está decidido a aprender a manejarla en el menor tiempo posible.

"Hay otro caballero que tiene una silla y él me enseñó, así que ya lo tengo 'cachao' como la puedo manejar, pero estoy contento y muy feliz porque todos me van a felicitar. He sufrido hartas caídas, a veces me caigo fuera de mi casa por la mañana, ahora no pasará", indicó.

Una de las personas que prestó apoyo a José Maldonado para que este proyecto se concretara tocando varias puertas fue Olaya Gatica, quien vive en la misma población y ha visto el esfuerzo que realiza su vecino para trasladarse de un lugar a otro en la comuna del Pudeto.

"Yo supe que hay una agrupación de discapacitados, me contacté con don Mirto (González) de la municipalidad para postularle a su silla eléctrica que se demoró dos años, pero hoy día es un sueño cumplido", sostuvo.

La ancuditana agregó que le gusta ayudar a la gente y sobre todo a este suplementero a quien veía habitualmente con sus muletas. "Hago un llamado siempre a los vecinos a ayudar a los más necesitados, porque encontramos gente postrada que no sabemos qué es lo que necesitan. Hay que tocar puertas nomás, con confianza y sin derecho a recibir nada porque no se puede estar cobrando, yo lo hice a cambio de nada", puntualizó.

Irma Paredes, una de sus "caseritas" que le compra siempre el diario y otros productos, se mostró feliz por la entrega de la silla, catalogándola de "una obra muy linda que se le hace al prójimo".

"Es una persona que aunque está con discapacidad y tiene problemas, él trabaja tirado en la vereda, yo encuentro que nos es justo porque es un ser humano. Vengo a comprarle el diario y realmente se lo merece, es realmente hermoso y muy lindo. Es como una pequeña Teletón chiquitita", comentó la chilota.

Independiente

Para el encargado de la Oficina de la Discapacidad, Mirto González, la entrega de esta máquina viene a cumplir un anhelado sueño de una persona reconocida en el centro de la ciudad y que con mucho esfuerzo vende sus productos.

"Ahora será más independiente porque toda ayuda técnica busca eso: la autovalencia de las personas en situación de discapacidad. Esta herramienta va a significar para don José sea mucho más independiente y tenga mayor autoestima. Se puede trasladar e ir al supermercado libremente", recalcó el funcionario municipal.

Sumó González que ahora viene una tarea para el consistorio: habilitar las vías para que el beneficiario y otros puedan transitar sin mayor inconveniente con sus sillas de ruedas.

"Es un desafío para las autoridades, para que vean como están las calles y las veredas, y enseñarles a los conductores a que cuando se desplacen ellos les tengan cierto respeto. Faltan los rebajes en las veredas, para que estén más acordes a lo que es una silla de rueda, para que ellos puedan circular tranquilos", pidió.

Añadió que la Oficina de la Discapacidad local sigue trabajando para que este tipo de iniciativas se concreten en favor de los vecinos que están en situación de discapacidad por el bienestar no solo del que recibe el beneficio, sino de toda la sociedad.

firma

Por su parte, Aldo Pavez, perteneciente a la empresa Amsisa S.A., proveedor de sillas de ruedas del Senadis, explicó algunos aspectos técnicos que debe saber el favorecido para poder usar el implemento correctamente.

Apuntó que la máquina tiene un costo cercano al millón 700 mil pesos. "Además tenemos la política de entregar in situ, porque hay otras empresas que envían las sillas a las municipalidades y no dan la charla técnica", sentenció.

Dijo la misma fuente que se cuenta con una garantía de dos años y que en un terreno como el ancuditano la duración las baterías, que son recargables, es de 2 a 3 horas.

"Cuando damos la charla técnica, contamos los aspectos del cuidado que se debe tener con la silla. Esta como mínimo dura cinco años, ahora el caballero está con muletas y usa mucha fuerza, pero esta silla le da una tremenda autonomía y una independencia. Ya no dependerá de otra persona para poder salir", expuso.

Muchos fueron los vecinos que se han acercado al lugar donde José vende sus diarios y le han dado muchas muestras de cariño sincero.

Ahora el suplementero comenzará sus clases para poder manejar la silla y los ancuditanos podrán observarlo por las calles sin sus muletas, con una máquina que le vino a cambiar para siempre su vida. J

"Estuve enfermo

y quebrado y lo

que más

necesitaba era mi

silla para poder

andar".

José Maldonado,