Taller literario del centro de la Isla tiene un año y ya sus talentos triunfan en el país
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Desde hace poco más de un año, los reconocidos escritores castreños Nelson Antonio Torres Muñoz y Manuel Zúñiga Reyes comenzaron la realización de un taller literario, el cual surge de la necesidad de crear una instancia para la escritura y la creación de los jóvenes talentos. Iniciativa que a la fecha ha dado tan buenos resultados que cuatro de sus integrantes han sido reconocidos en importantes certámenes literarios a nivel país.
"Un espacio", como ambos literatos confidencian, desentendido de los planes de estudio y que "es necesario estimular no solo en los educandos, sino en todas aquellas personas que requieren un empujón para el desarrollo de la creatividad".
Tal como recuerda el poeta Manuel Zúñiga, el taller se inició en dependencias de la Biblioteca Pública de Castro Martina Barrientos Barbero con un par de jóvenes entusiastas por aprender las bondades de este arte.
"Nos dimos cuenta que había verdadero interés en los estudiantes, al mismo tiempo eran muchos los que consultaban sobre cómo podrían tener mayores conocimientos sobre la escritura y cómo alguien los podría orientar. Afortunadamente, hubo una reestructuración de la biblioteca en que se fusionó con el Archivo de Chiloé en un mismo recinto y coincidió que tanto Nelson como yo hacíamos talleres literarios hace tiempo", rememora.
Suma el encargado que "tras ello nos decidimos y emprendimos este taller abierto a todo tipo de público, sin un rango especial, ni etario ni de ningún tipo, lo importante solo era que tuvieran las ganas de participar y, por decirlo así, un atisbo de talento literario para que de allí empiece la creación", junto con manifestar que "nosotros no enseñamos a escribir, solo los guiamos. Creo que es posible acompañar a quienes desean hacer literatura".
LIBRO
Zúñiga mientras recorre las páginas de la primera publicación realizada por el grupo, cuyo título es "Taller literario 2014" y que fue lanzada hace un par de días en el marco de las conmemoraciones del Mes del Libro y la Lectura, insiste que "era necesario abrir espacios y así fueron apareciendo estos jóvenes, comenzamos en una mesa en la biblioteca con cuatro participantes en abril del año pasado".
Añade el autor que "lo extraordinario fue que hubo entusiasmo, que finalizamos el año con talleristas participando en concursos nacionales, luego de haber tenido el proceso de orientación de cómo se escribía y la sorpresa fue enorme porque tuvimos tres galardones nacionales y otro regional. Por lo que tengo memoria, nunca un taller ni siquiera de Guillermo Blanco o de Matucana, ambos en Santiago, tuvieron ese tipo de logros".
"El resultado de los jóvenes no es mérito nuestro, es de ellos mismos y para nosotros ellos son muy importantes", consigna el escritor.
Uno de estos laureados talentos y participante de este taller literario es el joven bioquímico Andrés Calderón, quien en octubre del año pasado con su texto "Al marchar" se impuso en la categoría cuento en la tercera versión del Concurso Nacional Arte y Derechos Humanos, impulsado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
"Los espacios para aprender y crear en compañía de otros aprendices y creadores no son muy abundantes. El taller literario de Nelson y Manuel es uno de esos espacios, sin más compromisos que el aprecio por la literatura. Puede asistir cualquier persona, independiente de su edad o instrucción, incluso, independiente de si es aficionado a la escritura o no. Porque solo puedes ir a hablar de libros, si eso quieres, lo que es una actividad más literaria que escribir, a mi parecer", recalca el profesional sobre su participación en este colectivo.
Asimismo, Calderón afirma que "para mí, asistir significó la pérdida del pudor, perder el miedo a mi desnudez y a la de los demás, lo cual es imprescindible al momento de querer mostrar lo que haces. Hasta antes de asistir me avergonzaba reconocer que escribía, ahora lo hago sin problemas. Sin la valoración previa de si lo que hice es bueno o malo, merece o no que alguien más lo lea. Eso gracias a las críticas respetuosas y constructivas que se reciben. Por supuesto, también, el compartir con Nelson y Manuel, creadores de oficio y de sinceridad que poco se ve, es el valor agregado y único de este taller. Sus experiencias se palpan en cada sesión, junto a un genuino interés en lo que logres escribir u opinar".
Jóvenes liceanos, otros haciendo preuniversitario y algunos profesionales forman parte de este grupo de 15 personas que a través de su pluma expresan sus más profundas emociones, sensaciones y sentimientos no solamente del mundo que los rodea, sino también del Chiloé profundo, de ese intangible y que muchos añoran por su riqueza cultural.
Nueva camada
Según destaca el premiado poeta castreño Nelson Torres, "ha sido muy significativo para nosotros trabajar con los talleristas y sobre todo tener la posibilidad de trasmitir lo que sabemos hacer y guiarlos a ser, quizás en un futuro, la camada de nuevos escritores insulares".
"Para mí ha sido como cumplir una aspiración que tenía hace algún tiempo, desde hace muchos años en realidad, de atender chicos que llegan con sus escritos. Me di cuenta que faltaba una instancia para que estos talentos pudieran acudir y realizar un trabajo más sistemático como un taller literario, que fue lo que hizo Aumen años atrás. Lo importante es no quedarse con lo que uno sabe para sí mismo, sino compartirlo con los demás. Veo que las personas que hay en este taller tienen muchas proyecciones", recalca el docente.
El profesor de Estado en Castellano de la Universidad Austral prosigue que tras la culminación del afamado taller Aumen a fines de la década del '80 hubo un importante lapso en que no existió una instancia real en Castro para el empuje de nuevas inquietudes literarias.
Torres acota que "los participantes tienen mucha potencialidad, juntos hicimos un libro con mucho esfuerzo que valió la pena, en él se pueden encontrar poemas, cuentos y otras tantas narraciones. Es un libro que recopila su trabajo. Nosotros no hacemos clases, solo los guiamos en esta primera etapa del arte de escribir".
experiencias
Francisca Barría es una de las más jovencitas del grupo. Con apenas 15 años, la liceana asegura que desde pequeña le llamó la atención el mundo de los libros y que esta instancia ha contribuido positivamente a su formación en el arte de las letras.
"En este taller realmente se habla de libros y critican lo que uno escribe de forma constructiva. Desde niña me gusta escribir, me gustan mucho los mundos maravillosos, crear cosas que no existen. Yo quiero ser profesora pero mi pasión es la escritura y el hecho que existan personas jóvenes interesadas en la literatura es maravilloso, no es común pero sí existe", menciona la alumna de segundo año medio.
Una opinión similar posee Yanira Venegas al compartir que "desde pequeña anduve buscando la existencia de un taller literario para participar porque en los colegios en que estuve solo daban talleres de periodismo, que no es lo mismo. Así que cuando vi esta oportunidad la tomé".
"Siempre escribo cuando llega la inspiración, que son situaciones que me provocan una sensación especial, por ejemplo, escribo cuando termino de leer un libro y hay algún personaje que me llamó la atención; ahí es cuando me surge la necesidad de plasmar algo y escribir lo que quizás quiso decir y no pudo, quizás para darle algún tipo de protagonismo. Me gusta mucho escribir monólogos", confiesa la joven preuniversitaria, que con su monólogo "Penélope" parte la serie de creaciones que dan vida al libro que este taller publicó, y que es el orgullo de este colectivo que espera seguir contribuyendo a una nueva generación de escritores chilotes del siglo XXI. J