Secciones

Movimientos obreros protagonizados por los chilotes

E-mail Compartir

Señor Director:

Los trabajadores chilotes, desde principios del siglo XX, aventuraron su futuro hacia otras tierras. En el lejano norte de Chile probaron suerte en las salitreras, algunos jamás volvieron, víctimas del sistema y de las enfermedades de la época. Otros partieron a las siembras y cosechas de trigo y papas en Valdivia, Osorno y Llanquihue; en cambio, los navegantes isleños alcanzaron la cordillera tras los recursos forestales en maderas nobles: alerce, ciprés, mañío, luma y otros.

Sin embargo, la Patagonia chileno-argentina se convirtió en el gran atractivo y destino para los numerosos viajeros chilotes, a la zona más alejada, fría y austral en los confines del mundo. Por ser dueños de pequeñas extensiones de terreno en el Archipiélago debieron necesariamente emigrar en búsqueda del dinero que le era tan esquivo en estas tierras, convirtiéndose en asalariados de las minas y de los trabajos de obreros en las estancias ganaderas. Es allí donde los isleños conocen la organización sindical, la lucha y unidad de los trabajadores, basada en la solidaridad de la clase obrera.

Allí se integraron a los movimientos de los trabajadores chileno-argentinos, iniciándose las huelgas de 1920 y 1921, con más de mil muertos, que cayeron con la represión del "10" de la Caballería al mando del coronel Varela en la provincia de Santa Cruz. Cientos de obreros, entre ellos chilotes, cayeron acribillados en los galpones de esquila, bajo las balas de los patrones que habían contratado a los militares para derramar sangre inocente. Las demandas eran simples: mejor trato laboral, ocho horas de trabajo, poder dormir o descansar en cama (no sobre los cueros de oveja) y tener un salario acorde a las condiciones y complejidad del trabajo en un territorio agreste y solitario. Muchos chilotes fueron fusilados, jamás retornaron a las islas y, lo que es peor, sus familiares nunca supieron que les había pasado; personas humildes, inocentes, no sabían leer ni escribir, con vestuario inapropiado para una zona tan fría.

Estas matanzas a seres humanos tan vulnerables contaron con la autorización y complicidad de los gobiernos de Chile y Argentina.

En 1918 ya en Magallanes, los chilotes habían sostenido una huelga y en 1919 también en Puerto Natales, así como la Masacre de la Federación Obrera en Punta Arenas, incendiándosele el local y ametrallando a los que escapaban del lugar. Actualmente la organización de los trabajadores en Chiloé, los sindicatos, están enormemente debilitados por la precariedad de las leyes y la ineficacia de una Constitución elaborada unilateralmente en plena dictadura a favor de los grupos económicos, siendo cuantas veces amedrentados, perseguidos y amenazados los dirigentes, como así debilitados los movimientos de los trabajadores; habiéndose perdido en gran medida la conciencia sindical de los trabajadores, promovido por el modelo capitalista del país, que ha privatizado los servicios, elementos y recursos naturales básicos en nuestro propio territorio, como es el caso de los mares, playas, ríos, lagos, cerros, bosques, etcétera.

Solamente la unidad, solidaridad, la conciencia de los trabajadores para hacer valer sus derechos y demandas ante el poder político y económico serán la esperanza de un futuro mejor, para las nuevas generaciones… una lucha diaria que debe hacerse permanente y con valentía ¡con los pies en la Isla!... por la verdad y la justicia.