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El feliz día en que Eddy López volvió a ser libre

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cronica@laestrellachiloe.cl

"Un día llega el negociador Johnny Hasag y me dice que quiere conversar conmigo. Me dice que me va a pegar despacio para que los otros tipos no se dieran cuenta que estábamos conversando.

Mientras me pegaba despacio, me iba diciendo: 'tengo un acuerdo con el negociador Jehnsen de tu compañía. Ustedes van a hacer como que es peor la situación que están viviendo. Ahora Soren no va a poder caminar y ustedes van a tener que llevarlo al baño y darle la comida; él, no va a poder dejar de llorar. Vamos a tratar de engañar a Fatig para que ustedes se vayan.

Él llegó a un acuerdo previo con Jhensen y lo más probable es que le llegó algún dinero por debajo.

Ese fue el acuerdo al que llegamos, entonces cada vez que me tocaba hablar con la compañía sabía que no me iban a pegar prácticamente porque ya estaba prácticamente todo arreglado. Todo lo que pasaba era casi como un teatro, la intensidad de los golpes bajó considerablemente; Johnny me pegaba casi de mentira cuando yo hablaba con la compañía.

Lo hicimos así varias veces, hasta que un día Fatig baja con Johnny a donde estábamos nosotros, en nuestros colchones.

Fatig baja a ver a Soren, que lloraba falsamente todas las noches de dolor, según las instrucciones que seguíamos de Johnny. Al final todos llorábamos, hasta los filipinos, todos hacíamos el teatro.

Fatig baja enojado y se sienta en el colchón al lado mío. Comienza a hablar en somalí con Johnny y agarra un palo con el que se pega en las manos como inquieto.

Se pegaba en las manos y miraba a Soren. Yo pensé que a mi compañero le iban a sacar la cresta nuevamente.

Fatig comienza a hablar en somalí y Johnny nos iba traduciendo: 'Paren el circo si ustedes ya se van a ir'. Miró a Soren y le dijo 'no te creo'.

En eso Johnny Hasag me cerró el ojo para que nosotros nos mantuviéramos en nuestra actuación y que Soren no se fuera a levantar como si nunca hubiese tenido nada.

Yo le pregunté a Fatig cuándo nos íbamos y él me dijo que pronto. Era abril de 2013.

Como antes ya nos había mentido, ahora no le creímos mucho. Se fueron y llegó un periodista de un diario danés que se había conseguido la autorización para entrevistarnos.

Nos pregunta si nos puede grabar. Nunca le dijimos que sí, pero tampoco le podíamos decir que no porque si no, nos mataban. Teníamos 40 personas con metralletas apuntándonos.

Nos hizo preguntas con respecto a nuestro cautiverio, cómo estábamos y cosa por el estilo.

le cuentan la verdad

Él se supone que se quedaba dos días para hacer la nota, pero al tercer día lo vimos aparecer en el lugar donde dormíamos. Le pregunté qué hacía ahí, porque él ya debería estar fuera.

Me dijo que se había quedado porque había escuchado una noticia muy importante que nos tenía que dar sí o sí.

Nos dijo que había escuchado que Jaileh, el jefe de jefes de los piratas, había llegado a un acuerdo con la compañía y que nosotros nos íbamos. No sabía cuándo, pero de que nos íbamos, nos íbamos.

Nos pidió que no se supiera que él nos había contado la noticia, pero que era cien por ciento verdad.

Ahí nosotros comenzamos a confiar más porque no había necesidad de que él se quedara un día más para mentirnos con respecto a eso.

Pasaron como dos días y me mandan a buscar a donde dormía como a las cinco de la mañana. Me extrañó por el horario, porque a esa hora no podía hablar por teléfono con nadie: ni con la compañía ni con Chile.

Cuando subo veo a Jonhy Hasag que estaba solo en una cuatro por cuatro blanca.

Me dice que entre y eso es raro porque él siempre está rodeado de los guardias. Lo encontré raro, pero igual entré.

Lo primero que me dice cuando entro es que me tiene una buena noticia y me muestra un contrato.

Por raro que suene, ellos hacen un contrato para finiquitar el tema de los rehenes, tal como si fuera un acuerdo legal entre dos personas.

El contrato decía que la compañía y los piratas han llegado un acuerdo en el cual se pagaba 6,9 millones de dólares por el rescate de toda la tripulación de Leopard. El dinero será entregado en fajos de billetes de 100, 50 y 10 dólares.

La liberación será el día 27 de abril, en el transcurso del día.

Después me muestra otro contrato, pero que decía menos cantidad de plata. Aparecían 5,5 millones de dólares.

Le dije que había una falla y le muestro que había uno con 6,9 y otro con 5,5 millones de dólares.

Jonhy me dice que no es falla y me explica que el contrato de 6,9 es para Fatig y el 5,5 es para el resto. Es decir que Fatig se llevó para callado 1,4 millones de dólares al bolsillo.

El 1,4 millón iba a llegar el día anterior y el resto al día siguiente, cuando nos liberaran.

Firmamos el contrato y me dice con un tono muy serio que nadie debe enterarse de esto, nadie, ni siquiera tu tripulación. Me dijo que algunos podían escuchar algo y hacer una emboscada cuando llegara el dinero.

Luego de firmar y advertirme me pregunta si quiero llamar a mi señora. Me dice que mientras hable me va a estar pegando, pero me pegó con una botella plástica de mineral, vacía. Era para seguir el juego y que los otros no sospecharan.

Cuando hablé con mi señora le conté lo que había pasado. Le dije que me iba para la casa y que pronto íbamos a estar juntos; que ella no le podía contar a nadie, pero que se pusiera contenta porque ya íbamos a estar juntos.

Todo eso mientras se supone que me estaban pegando y hacía como que lloraba.

Después de terminar de hablar Johnny me dice riéndose 'you are going home to fuck your wife'. Sólo me reí.

Vuelvo al lugar donde estábamos y por dentro estaba lleno de alegría. Tuve que fingir porque el resto me preguntó qué es lo que había pasado.

Les dije que lo mismo de siempre, que tuve que hablar con mi señora, me pegaron y todo estaba en el mismo lugar.

Pasaron dos días en que no le conté nada a nadie, pero Soren me preocupaba mucho. Él hablaba de matarse y yo le decía que no pensara leseras. Le agarraba la mano y le decía que nos vamos a ir.

Él no me creía y me decía que nos íbamos a morir en esa cagada. Lo vi tan mal y le tuve que contar.

Le dije que nos íbamos el 27, pero que no le podía contar a nadie, que debía seguir llorando como lo había hecho porque si no la cosa se iba a caer.

maravilloso momento

Era de noche y en la oscuridad nos agarramos las manos bien fuerte, era lo único que podíamos hacer para celebrar. Fue un momento maravilloso, aunque le volví a advertir que no hablara, porque si lo hacía me mataban a mí.

Al par de días vuelve Fatig y Johnny con un GPS para que yo les enseñara a usarlo. Les enseñé a marcar la posición en donde el avión les tenía que tirar la plata.

Fatig ahí nos confirmó la noticia a Soren y a mí nos dijo que la entrega al final se había aplazado para el 30.

También nos dijo que nadie podía saber que habían dos contratos porque el millón punto cuatro era para las familias de las personas muertas durante nuestro encierro.

Llega el día 30 y en la noche nos mandan a buscar a todos. La compañía quería hablar con cada uno de nosotros para saber si estábamos bien.

Ahí los filipinos se enteran y se ponen a llorar y no la podían creer.

Después de hablar con la compañía le dicen a mis compañeros que vuelvan a sus colchones y a mí que los acompañe. Eran las 2 de la madrugada.

Al final también llamaron a Soren y a un filipino y nos subieron a una camioneta. Nos llevan a la mitad del desierto y ahí había mucha gente, más de setenta personas y ahí tratamos de descansar.

Como a las seis de la mañana nos movimos de nuevo y llegamos a un lugar donde sólo había arena y ahí suena el teléfono y era Jhensen de la compañía.

Me preguntó cómo andaba vestido. Le dije que de polera amarilla y short verde. Me dijo que a las 7 iba a estar el avión por ahí.

Cuando casi eran las siete nos ponen en fila a mí, Soren y los filipinos, además de unos tres piratas y más piratas alrededor.

Cuando veo al avión aparecer por detrás mío fue la mejor imagen de mi vida. Se da la vuelta, nos saluda y se da otra vuelta, ahí suelta los sacos con plata; eran cuatro sacos.

Fatig me dice que le cuente la plata. Estuve contando como cuatro horas, me demoré mucho contando los fajos, habían 10 mil dólares en cada fajo.

Ahí ya estaba todo bien. Llegaron con comida y bebida, los piratas nos trataron súper bien porque ya tenían su plata.

Después comenzaron a pasar las horas y no pasaba nada. Nos dejaron en una camioneta solos, pero estábamos nerviosos porque tal vez se querían quedar con nosotros para pedir más plata.

Al final Fatig desapreció y nos dejaron con dos guardias. Después no enteramos que había una discusión por el lugar de entrega. Los piratas nos querían entregar en el desierto y los rescatistas querían que nos entregaran en la playa.

Después de un rato nos meten a una camioneta escoltados por dos automóviles más, en dirección hacia la playa.

Cuando llegamos a la playa a lo lejos vimos unos botes zódiac. Me llaman por teléfono y me dicen que les comunicara a los piratas que el helicóptero no se iba a acercar mientras hubiera somalíes en la playa.

Los piratas se despidieron de abrazos y en forma automática nos tiramos al agua porque hace mucho tiempo que ni veíamos tanta cantidad de agua.

Los soldados se bajaron y aseguraron el perímetro y le comunicaron al helicóptero que bajara. Cuando estábamos arriba del helicóptero Soren me da la mano y me dice 'huevón, nos vamos'". J