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Crisis Hospitalaria: resultado de un tratamiento equivocado

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Señor Director:

En los años 90 se diagnosticó la crisis y se recomendó intervenciones al sistema de salud y hospitales públicos, desde reformar su modelo de gestión a transformarlos en empresas públicas. El mundo político, por razones ideológicas y temor a los gremios, no abordó integralmente los cambios, ya que la reforma del 2005 introdujo una serie de cambios insuficientes y mal implementados. Todos los gobiernos incluyendo el de Piñera, han atacado síntomas y no problemas. Se han duplicado los recursos financieros, capacitando más de mil altos directivos, formado especialistas, construyendo hospitales, cambiado mecanismos de asignación financiera, introducido tímidos incentivos al desempeño y creado la subsecretaría de redes asistenciales. Fracasamos como país, baja la productividad, crecen las colas, faltan especialistas, aumenta el ausentismo laboral (8%), mayor insatisfacción usuaria y la deuda hospitalaria llega a MM$150.000.

Esta crisis se agravará si no enfrentamos:

Cambiar el modelo de atención y evitar que la gente enferme con políticas de salud pública eficaces que ataquen las causas que provocan enfermos por hipertensión, cardíacos, metabólicos, obesos, diabéticos, cánceres prevenibles y accidentes y violencias, y controlando los enfermos para evitar descompensaciones que al final aumentan demandas de servicios que llenan los hospitales.

Estructurar un modelo de gobernanza en que "el dueño", representado por el Estado controle la eficiencia y calidad de la gestión, con objetivos e indicadores de resultados en "beneficio de la gente". Los administradores deben comprometer "contratos de gestión" con "directorios empoderados, profesionales y representativos", y responder por el resultado de su gestión; los directorios de los hospitales deben negociar "mayores presupuestos" ligados a volúmenes de actividad, eficiencia, niveles de endeudamiento, listas de espera AUGE y no AUGE, calidad y niveles de satisfacción de la población.

Profesionalizar la alta dirección de los hospitales, a través de la alta dirección pública, eligiendo directivos por competencias, empoderándolos para terminar con la captura de los gremios de los hospitales. Cada gobierno cambia a más del 50% de los directores de hospitales nombrados en el gobierno anterior.

Cambiar los modelos de financiamiento, incorporando marcos de incentivos que logran altos índices de productividad y calidad en los servicios que entregan. Priorizar inversiones en tecnologías costo-efectivas e invertir en hospitales asegurando previamente los especialistas.

Redefinir un pacto laboral con los trabajadores y profesionales de los hospitales, que mejoren las rentas y hacerlas competitivas con el sector privado, vinculándolas a la eficiencia, calidad y satisfacción de los usuarios.

Comprar con modelos inteligentes servicios al sector privado para reducir colas y hacer benchmarking por eficiencia, calidad y satisfacción. La crisis de los hospitales no sólo es financiera, ni producto del envejecimiento, es por falta de decisión política para hacer las reformas necesarias pero "es políticamente incorrecto y los gremios se oponen". Sólo con un liderazgo claro de país y sectorial se puede abordar esta crisis.