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Feriantes le dan vida a la caleta de Pudeto Bajo

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nelson.soto@laestrellachiloe.cl

A pesar que estuvo casi abandonada, desde hace tres meses la caleta de pescadores de Pudeto Bajo de Ancud presenta una nueva cara, tan distinta que algunos la han comparado con la bullante actividad de antaño, cuando cientos de hombres de mar recalaban en el lugar para entregar los productos recién extraídos de las generosas aguas.

En el sector se levantaron ocho puestos de pescadería, uno de verdulería y otro de comida rápida con el fin de atender a los turistas y al público de ese populoso barrio que requieren mercadería fresca.

La mayoría son locatarias cuyos maridos están enfermos y no pueden trabajar, incluso algunos de ellos han sufrido accidentes marítimos o vehiculares. Esta situación motivó a las féminas a unirse y conseguir el permiso correspondiente en la Capitanía de Puerto y la Municipalidad de Ancud.

Las isleñas están al día con la normativa de higiene que se requiere para el trabajo con productos del mar. Ofrecen variedad de mariscos y pescados que es adquirida a los pudetanos que salen al buceo o a la pesca muy temprano.

Almejas, choros, ostras, erizos, cangrejos, jaibas, sierra, robalo y salmón son las estrellas del lugar. Hasta allí llegan muchos ancuditanos para comprar y quienes ven in situ que gran parte de la oferta es extraída del mismo río Pudeto.

Valeria Ule, de la marisquería Valeria, cuenta que su marido está enfermo y que básicamente era él quien llevaba el sustento al hogar. Antes de tener el puesto, ella desconchaba piures y los vendía. Sin embargo, reconoce que el dinero obtenido era poco.

"Decidí ir a la Capitanía de Puerto para sacar un permiso para vender en este lugar, les doy gracias, ya que me lo otorgaron. Construimos y todos los documentos están todos al día y ahora estamos haciendo un plano para presentarlo a las autoridades. Lo otro es que tenemos todo fresco: almejas, chorito maltón, choritos de balsa, choritos de río. Aquí viene el bote y nosotros le compramos mariscos para el día o máximo dos días", señaló la emprendedora.

Como todo negocio, hay jornadas que les va bien y otras no tanto. En este caso, la mayoría se siente conforme con sus ventas y cómo de a poco el público ha ido llegando a sus locales.

"No nos haremos ricos, pero para mantenernos alcanza. La gente viene a comprar, ellos nos dicen que están muy agradecidos y que es muy bueno que hayamos hecho esto porque hacía falta acá en Ancud", recalcó Ule.

La historia de Marisol Santana no es diferente a las de los demás. Tiene a su esposo con insuficiencia renal debiendo dializarse, por lo que ella debe salir a buscar el dinero para el hogar. Fue así que se consiguió el permiso respectivo en la Armada para trabajar en la caleta pudetana.

"Sanidad (Autoridad Sanitaria) nos pidió un carrito con ruedas que se moviliza y que debe estar todo en regla para vender nuestros productos. Yo tengo para la venta pescado como salmón, sierra y mariscos de todo tipo. Nosotros nos sentimos fortalecidos como mujeres y luchadoras para trabajar. Yo llevaba diez años trabajando en el piure y ahora estamos acá; esto es el sustento de nuestro hogar", recalcó.

A su vez, la vecina Marcela Ule dice que sus "caseritos" se van bien contentos porque la atención es "demasiado buena y los precios baratos", aseguró.

"Todos es bueno porque los productos son traídos por los buzos de Pudeto. Tenemos el kilo de almeja a mil pesos, el chorito de balsa 2 kilos y medio por mil, las cholgas igual tienen el mismo valor, el choro maltón a mil y los cangrejos a 500 la unidad. Ha pasado mucha gente turista y lo encuentra muy bien, porque esta higiénico y limpio", subrayó.

Guardia

A pesar del poco tiempo que llevan trabajando, algunos de estos recintos han sufrido robos por parte de desconocidos. Por tal motivo los feriantes hacen un llamado a las autoridades para analizar la posibilidad de colocar un nochero, un baño, así como el arreglo del acceso que da a sus puestos de venta, el que se encuentra en muy mal estado.

Franco Lizama, quien lleva cerca de seis meses en el lugar, incluso de antes que existiera la feria, reconoce que siente temor por sus cosas que quedan en el sitio. "Aquí nadie cuida, sería bueno que viniera un cuidador", solicitó el chilote.

A su vez, Helena Mansilla comentó que en su puesto vende verduras, porque la gente también necesita de estos alimentos. "Las traigo del campo, además hay frutas, cholgas secas, harina tostada, porotos de la temporada, miel, manteca y dulce de manzanas. Me siento contenta porque siempre desee tener algo así, (un puesto) que sea mío y yo lo trabaje", consignó.

"Sin embargo -acotó-, pedimos que nos arreglen el camino que está demasiado malo, les molesta a los que vienen porque están acostumbrado a comprar en el centro, donde está todo pavimentado".

Clientes

Alegres clientes se ven regularmente en esta pequeña feria que aún no tiene nombre. Jorge Trautmman compró unos ricos cangrejos para el almuerzo. El chilote valoró que la caleta Pudeto vuelva a tener vida con la instalación de los puestos que permiten adquirir mariscos y pescados frescos.

"Hay muy buenos productos. Yo me acuerdo que cuando era más chico igual había un local que después se quemó y mucho tiempo estuvo este lugar sin movimiento. Estamos al lado del mismo río y facilita la frescura de todo tipo de alimento. Esto no es solo para nosotros, sino para los turistas, ya que estamos a la entrada de Ancud. He visto gente comer mariscos frescos aquí y se les atiende bien y se van bastante contentos", manifestó.

Sumó el ancuditano que es muy positivo que estos espacios sean ocupados con familias que realmente necesitan trabajar y que tienen la experiencia de laborar con productos marinos. "Esto es un avance para Ancud, que lo estaba necesitando", recalcó Trautmman.

Misma postura tuvo Marco Naín, turista proveniente de la ciudad de Osorno, quien fue atendido en el módulo de comida rápida.

"Es muy bueno que hayan estos lugares, que estén a la mano de entrada y salida. Primera vez que venimos a Ancud y nos pasamos a servirnos algo, es muy bonito el lugar", acotó.

"Alcalde"

Y no solo los habitantes del sector se han visto beneficiado con la instalación de estos puestos de venta. Un solitario pelícano se acerca a la caleta todas las mañanas para ver si le "cae algo" para comer.

Su visita no es en vano, ya que los pescadores le tiran mariscos o pescado que el ave recibe con mucha alegría. Incluso no le da miedo andar al lado de los seres humanos, como a muchas criaturas costeras.

"Este animalito viene por el hambre y uno le tira cosas de pescados (vísceras) y mariscos. Viene todos los días y no se asusta porque la gente no le tira piedra. Es normal que vengan estos animalitos, siempre hay en las caletas, pero no venían porque la gente les tiraba piedras porque los encontraban feos. Este pelícano ya se acostumbró y ahora el flojo no busca su propia comida", relató el pescador artesanal José Álvarez, más conocido como "Alcalde". J