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Tigre Hank (549º ATP), el tenista mexicano más reputado del momento y dueño de un nombre sumamente salvaje, explica, desde Concepción, que las palabras amenazantes de Marcelo Ríos no le produjeron ningún tipo de alteración anímica. Para él, un hombre de 23 años y 188 centímetros de tejido óseo, las declaraciones del Chino son sólo un juego mediático. A lo sumo una muestra de confianza que, en lugar de amedrentarlo, puede perjudicar al equipo chileno.

Y lo dice 24 horas después de que Ríos, miembro del cuerpo técnico del equipo chileno de Copa Davis, afirmara que los jugadores mexicanos son dueños de una técnica poco depurada y menor a las de sus dirigidos. "Creo que no debiéramos tener ningún problema, los jugadores mexicanos son bastante inferiores a los nuestros", dijo el mito.

Un día después, y en la presentación de la serie que se disputará entre el viernes y domingo en La Tortuga de Talcahuano y que dará un cupo a la final del Grupo II Americano, Nicolás Massú, capitán del equipo, aportó un pensamiento similar: "Ellos jugarán de chico a grande".

Luego, sin embargo, Massú exigió mesura. "Hay que tener cuidado. Tratarán de dar la sorpresa pero nosotros tenemos que imponer la experiencia y las ganas de querer seguir avanzando", dijo.

disciplina

Todo esto lo escuchó Tigre. Atento, inalterable. Y con disciplina samurái, totalmente entrenado para recibir provocaciones, devolvió un mensaje diplomático. "Ellos tienen una opinión, pero claramente nosotros tenemos una distinta", afirmó a La Estrella, y dejó en el aire un halo de misterio.

¿Cuál es esa opinión, Hank?, contraatacamos. Hank se vuelve a mostrar inalterable. Las declaraciones chilenas le son indiferentes. Él, un jugador respetuoso, reboza equilibrio: "Creemos que podemos ganar. Si no lo hiciéramos, no estaríamos acá".

-La verdad es que no me importa. Nosotros venimos a ganar, no queremos tapar bocas ni nada.

-No creo que sea excesiva confianza. Sólo estoy seguro que van a salir a competir con todo. J