El complejo desafío que significa recibir un elogio Cómo manejar los celos del hermano mayor Si su hijo se saca un rojo, castíguelo pero no tanto
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Recibir un elogio, asegura la sicóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona y experta en mentes perturbadas Jenny Moix Queraltó, puede resultar un ejercicio sumamente difícil.
Requiere, explica, sabiduría y mesura para saber cómo reaccionar. Por ello, la mayoría de las veces las personas deciden, sencillamente, rehusarlo o, incluso, rebotarlo. "Solemos responder: 'no, no es cierto'. O a veces: 'no, lo realmente bueno es lo que has hecho tú'", recalca la perita.
Cuando rechazamos un elogio, añade, suele ser porque tenemos autoestima baja. A tal nivel, que realmente pensamos que no lo merecemos. "Si nuestra autoestima está dañada, las palabras bonitas, por muy sinceras que sean, caen en saco roto", dice Moix Queraltó. Otras veces, sin embargo, es porque el elogio nos obliga a caer en la llamada falsa modestia.
Pese a eso, los sicólogos afirman que, en el fondo, todo ser humano recibe un estímulo a su ego cuando recibe una alabanza. Lo dijo el poeta y novelista indio Rabindranath Tagore: "Me avergüenza la alabanza porque me satisface en secreto".
Aunque aceptar un elogio parece propio de personas vanidosas, dice la sicóloga, en realidad es una señal de humildad: "Con ella estamos diciendo que lo necesitamos. La arrogancia sería actuar como si no los requiriéramos".
Sin embargo, más allá de que aceptar un elogio no es más que algo que debería ser natural, Moix enfatiza que hay que saber recibirlos. "A veces pasan de bálsamo a convertirse en droga dura. No podemos vivir sin ellos. Y entonces caemos en la trampa de ir hacia la búsqueda de nuestra dosis", ejemplifica.
Hay que saber detectar cuándo es un elogio sincero y cuándo manipulador. Y si se gusta de ellos, lo que es normal, entender que el elogio es simplemente consecuencia de nuestro trabajo y no el fin último. J
Sicología
Estaba un cuervo en un árbol y tenía en el pico un trozo de queso. Atraído, un zorro le dijo:"¡Buenos días! Si el canto corresponde a la pluma, tú tienes que ser el Ave Fénix". Al oírlo, abrió el pico para cantar y dejo caer el queso. El zorro lo tomó y le dijo: "Aprenda que el adulador vive siempre a costa del que lo escucha".
La llegada de un nuevo hijo a la familia puede generar, en la mayoría de los casos, los celos del o los hermanos mayores. Por eso, explican los expertos, hay que saber cómo contenerlos. Y la mejor forma, es hacerlo partícipe del nacimiento del hermano.
Antes de que nazca, hacerlo participar de la elección del nombre.
Dejarlo que acompañe a los padres al médico.
Cuando nace, hay que compartir con el hijo mayor mientras el bebé duerme.
Pedirle que acompañe a los papás mientras mudan al recién nacido
Ver fotografías de cuando el hijo mayor era guagua.J
Castigar o gritar a un niño cuando reprobó un ramo resulta contraproducente y, en lugar de estimularlo a mejorar, muchas veces simplemente lo inserta en un círculo vicioso. Por eso hay que saber cómo lidiar con las malas notas. Lo primero es hacer que el menor haga un mea culpa y se dé cuenta de las consecuencias de sacarse un rojo. Lo segundo, es que las malas notas no le arruinen las vacaciones de invierno. Lo peor que puede hacer, también, es compararlo con el hermano mayor. Y finalmente, en lugar de recurrir a las amenazas, establezca estímulos para que el niño mejore. J
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