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Isleños lloran la partida de la querida Margot Loyola

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Eduardo Burgos S.

Pesar existe en Chiloé por el fallecimiento de la destacada folclorista nacional Margot Loyola, sucedido durante la noche del lunes. Autoridades, artistas y amigos recibieron con tristeza la noticia de su deceso, a la vez que recordaron con gran cariño su relación con el Archipiélago, su cultura y su gente.

Fue a eso de las 20.45 horas de este 3 de agosto que el reloj se detuvo en el libro de las artes nacionales, anunciando las tristes campanadas de una cueca dolorosa que daba cuenta de la partida de una de las más grandes, quien se despedía en Santiago a los 96 años por un paro cardiorrespiratorio, luego de uno de los más fructíferos aportes a la cultura popular chilena.

Ana Margot Loyola Palacios se despidió a un mes de su cumpleaños número 97 (15 de septiembre) en compañía de su familia y "en paz", como contó su marido y compañero de siempre, el también folclorista Osvaldo Cádiz.

Las tristes notas del deceso han causado amplio dolor en el país y en Chiloé un especial recogimiento de quienes compartieron tantas jornadas con la cultora y estudiosa de las expresiones artísticas populares.

Andrea Teiguel, encargada del Área Cultura Tradicional y Educación del Departamento de Cultura de la Municipalidad de Castro, fue de las primeras en expresar su dolor por la partida de quien fuera su profesora, señalando en las redes sociales que "con profundo pesar y con nuestros ojos envueltos en lágrimas, te deseamos buen viaje maestra querida. Gracias por tus enseñanzas, por tus conversaciones sabias que quedaron marcadas a fuego en nuestras vidas... un sentido de orfandad nos inunda en estos instantes".

Por su parte, el alcalde Nelson Águila, quien en febrero de 2005 entregara a la destacada investigadora el Premio Chiloé de Extensión Cultural, otorgado por el Concejo Municipal de Castro, manifestó que "Margot Loyola será alguien muy importante de destacar y recordar en tierras chilotas, pues con su investigación musical, la docencia académica y la práctica del folclor logró plasmar y proyectar a todo nivel a Chiloé, permitiendo el redescubrimiento de nuestro pasado musical festivo".

El edil recordó que "la vimos siempre en peñas, en el campo, dialogando con los habitantes rurales, participando de sus mingas, cantando en las fiestas costumbristas; fue, sin duda, una chilota más con su sentir y participar".

galardones

Loyola fue ganadora del Premio Nacional de Artes Musicales en 1994, el primero entregado en su historia a un folclorista. Además, en 1990 recibió el APES, de la Asociación de Periodistas de Espectáculos de Chile, como la mejor intérprete en el género folclórico. Tres años más tarde logró la distinción "Figura Fundamental de la Música Chilena", de parte de la SCD (Sociedad Chilena del Derecho de Autor).

En 1996 se le condecoró con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral, en el grado de gran oficial, por sus servicios eminentes a la educación o a la cultura. Al año siguiente se le otorgó la Medalla Cruz de Bullaca al Gran Comendador, del Gobierno de la República de Colombia, por su incansable preocupación por el folclor latinoamericano.

En 2001 fue reconocida con el Premio a lo Chileno, de la empresa Iansa. El 2005 llegó el Premio Chiloé de Extensión Cultural y la distinción Pablo Neruda, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Y en el 2010 la Universidad Arturo Prat de Iquique la nombró doctora honoris causa por su labor de más de medio siglo de investigación y difusión de las culturas pampina y andina de la zona.

Sus múltiples grabaciones las realizó en Chile, Francia, España y Argentina, Rumania y la ex URSS.

ESCENARIO

"Ella siempre decía que iba a morir en un escenario", recordó con nostalgia su amiga y compañera de muchas jornadas en la zona, la periodista chilota Sara Curumilla, quien compartió innumerables veces con la destacada artista y quien rememoró que "ella tenía un tremendo respeto por todas las manifestaciones culturales de Chiloé, en particular".

En el mismo orden, la comunicadora recalcó que "ella sentía una tremenda admiración por los cultores, de quienes siempre hablaba con mucho respeto y siempre le daba mucha pena cuando no había respeto por las tradiciones, siendo muy fuerte, muy crítica y muy frontal en reclamar eso".

AHIJADOS

A su parte, Manuel Bórquez, quien junto a su esposa Sandra, fue ahijado de matrimonio de la compositora nacida en Linares, comparte el dolor de su partida, subrayando que "esto era algo esperado, pero a la vez triste, porque teníamos unos lazos de amistad bastante cercanos con mi madrina Margot y cuando parte un ser querido siempre es doloroso".

El vecino de Tey reveló que su cercanía con la ahora extinta recopiladora e intérprete de la cultura popular, data desde que él era pequeño, a comienzos de la década de 1960, en los tantos viajes de Loyola por los campos de Chiloé, donde ella conoció a los padres de "Mañungo". "Ella y su marido luego nos visitaban todos los años, viviendo momentos muy lindos y esos lazos de amistad se fueron haciendo mayores, hasta hacerla parte de nuestro casamiento", compartió.

La artesana chonchina Dolly Gallardo, famosa por sus licores tradicionales y otra de sus entrañables amigas chilotas, cuenta que "ella una vez vino a mi casa y me dio un esquinazo, porque éramos muy cercanas y yo la quería mucho, con su manera de ser tan sencilla, donde siempre me contaba de sus compadres en el campo".

La gran maestra, investigadora y difusora del folclor y la cultura del país y de Chiloé por más 80 años fue cercana del lonco José Santos Lincomán, Coché Molina y Canahue, todos íconos de la cultura del Archipiélago.

Sus restos están siendo velados en el Centro Cultural Palacio La Moneda y la Presidenta Michelle Bachelet decretó 48 horas de duelo nacional, además de anunciar una serie de homenajes. Hoy se realiza un responso en la iglesia de la Recoleta Franciscana. Posteriormente, la folclorista será cremada en el Cementerio General. Luego, las cenizas "esperarán" por las de su amado Osvaldo, tal como lo expresó en vida la folclorista. J

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"Ella siempre decía que iba a morir en un escenario",

Sara Curumilla, amiga de Margot Loyola.

Sara Curumilla, amiga de Margot Loyola, destacó que la desaparecida folclorista deja una increíble herencia cultural acerca del archipiélago de Chiloé, el cual queda en manos de su esposo, el sanfernandino Osvaldo Cádiz.

"Ella tenía un tremendo amor por Osvaldo y el amor de su vida era ella y ahora que ella se fue, ese legado de incalculable valor, de recuperación e investigación va a estar en manos de él", advirtió la comunicadora.

"Fue, sin duda,

una chilota más

con su sentir y

participar".

Nelson Águila,