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La rivalidad de los porteros Bravo y Ter Stegen ya no es deportiva

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Felipe Rioseco Z.

Un portal medianamente desconocido de España publicó un título polémico y generó reacciones en Chile: "Marc Ter Stegen siente envidia de Bravo", juró el medio. No especifica quién filtró la información. Tampoco cómo manifestó la envidia. Es, en definitiva, una especulación. Y la culpa de todo, se lee en la publicación, la tendría Carla Pardo, la mujer de Claudio Bravo. Ocurre que la señora, en una entrevista a LUN, le pidió a Luis Enrique ser coherente. Y eso, elucubran en España, generó una reacción destemplada de Ter Stegen.

La supuesta envidia fue replicada en Chile y hordas de ciudadanos anónimos y reporteros celebraron el hecho. En dos semanas, informamos, Ter Stegen se convirtió en un hombre odiado en el país.

Horas más tarde Sport publicó una encuesta en que se lee que el 80% de los hinchas del Barça prefiere al chileno como titular. Y en Chile las celebraciones, de índole virtual, se multiplicaron. Bravo, entendemos, es una especie de héroe. Y Ter Stegen el villano.

Ambos, sin embargo, insisten en que la rivalidad es deportiva. Que la relación es casi todo el tiempo amistosa. Y que tienen un sincero respeto por la decisión del entrenador. Por eso, resignado, el alemán hizo una confesión humilde: "No sé si juegue la liga".

Nuevamente en Chile, y siguiendo las elucubraciones, se descubrió un otro antecedente sobre la batalla entre los arqueros: Ter Stegen sigue a prácticamente todo el plantel del Barça en Twitter, salvo a uno: Claudio Bravo. Es, imaginaron los seguidores de Bravo, una señal clara: Marc-André odia a Bravo.

Leopoldo Vallejos y Marco Cornez, dos arqueros míticos, analizan el vestuario de Barcelona y aportan una máxima: "Siempre habrá rivalidad". ¿Más entre los arqueros, Vallejos? "Más entre los arqueros, mijo", responde Polo. ¿Le deseó mal a algún colega, Cornez? "Nunca, eso no creo que pase", devuelve.

Vallejos, el hombre que defendió el arco de Chile en Alemania 74, dice que siempre peleó el puesto con porteros reputados. Y da dos ejemplos: Juan Olivares en Unión Española y Adolfo Nef en la Roja. Y Polo casi siempre fue titular. Por eso, se excusa, desconoce qué pensará el suplente. "Yo siempre jugué. No sé qué le pasará al de abajo", dice. Luego teoriza: "A veces el tema de las platas genera diferencias. O el que no juega es muy posible que no se lleve bien con el otro, hay rivalidad".

Marco Cornez, en cambio, sí fue suplente. Y de varios arqueros de mucha fama: Óscar Wirth, Mario Osbén y Robert Rojas. Y él, un hombre muy profesional, jura que nunca sintió envidia. ¿Ni siquiera del Cóndor? "¡Al contrario! Estaba feliz de tenerlo al lado", responde.

Cornez explica que la vida del arquero es sacrificada. Que en los equipos grandes siempre debe haber dos porteros de nivel. Y que él, para sobrevivir a la angustia, creía en una filosofía: "En toda mi carrera jugué con un pie en la cancha y uno en la banca. Así tiene que ser".

Lo dice Cornez, el gurú del arco. Y Ter Stegen, piensa, debería asumirlo. J