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Los costos de la corrupción

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Señor Director:

Algunos hechos registrados en el último tiempo en nuestro país han evidenciado que el costo de la corrupción es tangible. La corrupción destruye la competitividad. Destruye negocios. Estanca el desarrollo. Desborona el individuo y lo hace dudar de sus valores, su código de ética y de su moral. La corrupción es un cáncer maligno en una sociedad.

La corrupción es un tema de investigación sumamente difícil de abordar. Es evidente que resulta sumamente complicado recoger datos fiables y de manera sistemática sobre actividades ilegales o producto de acciones amparadas en la corrupción. Generalmente, lo que conocemos de la corrupción suele provenir de los escándalos más o menos publicitados por los medios de comunicación, de la experiencia personal y de inferencias más o menos sustentadas en los dos primeros aspectos mencionados.

Un escándalo nos permite lanzar una breve mirada bajo la superficie de la política a través de un incidente determinado que se convierte en público por su tinte "corrupto", pero no existe motivo para pensar que los datos proporcionados por los escándalos sean imparciales o estadísticamente representativos. Por ello, debe ser tratada a partir de sus implicaciones fenomenológicas.

Las encuestas sobre corrupción ubican a las empresas estatales, municipios, hospitales y organismos policiales entre los más cuestionados.

En cuanto a los tipos de corrupción informados, aumenta el tráfico de influencias y bajan los pagos ilícitos, mientras el interés en ganar una licitación continúa apareciendo como razón fundamental de estas conductas.

Pese a que la corrupción en Chile se encuentra aún lejos de los niveles en otros países, no cabe bajar la guardia.

Se requiere, pues, un cambio en la forma como se ha venido conduciendo este combate. En primer lugar, mediante mayor transparencia en los servicios y empresas estatales -la nueva ley debería constituir un paso importante en esa dirección-, lo que en el caso de las empresas públicas debería ir acompañado de mecanismos de gobierno corporativo, que eviten su "captura" por determinados grupos. También debe atacarse la sensación de impunidad, que desincentiva una mayor cooperación por parte de los afectados.

En fin, cabe insistir en la urgencia de modernizar el aparato municipal, pues su obsoleta normativa paraliza a los alcaldes y concejales eficientes y probos -que son muchos-, sin impedir las irregularidades de los que no lo son, y esto daña sin distingos la imagen de todo el sistema.