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El sabio de Los Andes que esquivó dos rayos

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La Estrella de Arica

Con fuerza, el agua del canal que atraviesa el poblado de Putre se desliza precordillera abajo, siendo por años el sonido más escuchado por la comunidad. Sin embargo, actualmente este centro cívico que es la capital provincial de Parinacota tiene en su día a día más sonidos: pasos de zapatos y zapatillas que caminan por el piso de piedra de sus calles, conversaciones en diferentes idiomas en la plaza y en Baquedano -calle principal donde está el consultorio, restaurantes y agencias de turismo- también se escuchan motores de diferentes autos que llegan al poblado más habitado de la provincia.

A un costado del canal, se encuentra una posta que cumple con entregar un servicio de medicina intercultural y donde qulliris, yatiris y usuyiris tienen espacio para mostrar sus dotes como curadores del cuerpo y alma.

Qulliri en lengua aymara significa curandero; yatiri, sabio, persona que puede hacer predicciones con hoja de coca y encargado de hacer ofrendas, y usuyiri significa partera.

El pacto

Teófilo Cañari Contreras es exponentes de la riqueza cultural y tradicional de la nación aymara, la cual se trata de mantener frente a la modernidad y el envejecimiento de quienes la preservan.

Uma que significa agua en aymara es una de las razones de por qué Teófilo llegó a la capital de Parinacota. Él nació en el campamento Portezuelo del canal Lauca en 1954, lugar donde trabajaba su padre, quien provenía de Sajama, localidad fronteriza de Bolivia.

Después de vivir y trabajar en Arica desde los 8 años hasta los 21 años, volvió a la precordillera para recuperar su identidad como aymara. "Mi tatarabuelo tuvo un pacto con los nevados de Parinacota. Y por razones hereditarias soy lo que soy, un sabio andino. A mi abuelo se la abría una puerta en los nevados y se metía como animal y sacaba fruta. Ahora nadie puede hacer eso y yo no pude pillar la clave", apuntó.

Cuando se reencontró con su identidad aymara, Teófilo también se dedicó a estudiar, sacando el cuarto medio, haciendo diplomados y estudiando de forma autodidacta. "Me gusta saber más de lo que sé. En mi vida fui guía de montaña, boxeador. De mis siete hijos todos hacen deporte", dice.

Con una tía comenzó a practicar las predicciones con la hoja de coca. Al principio eran cosas simples, como saber si los camiones que venían desde Arica con carga, que era de su tía, llegarían bien al pasar por la complicada ruta 11 CH (la cual llega hasta paso fronterizo Chungará en la frontera con Bolivia), "mientras yo cocinaba le decía a mí tía que sí iban a llegar bien".

Predicción de los 33

Teófilo Cañari también realiza predicciones con la hoja de coca y una de las que más destaca es la de que estaban con vida los 33 mineros atrapados en la mina San José (Copiapó) en 2010.

El yatiri cuenta que el 19 de agosto, cuando faltaban tres días para que llegara una sonda pequeña al lugar donde estaban atrapados los mineros, lo llamaron del campamento Esperanza a las 5 de la tarde y les dijo que respondería a las 8, "a esa hora les dije que calmen a todos los familiares de los mineros que están abajo, di mi nombre, y les dije que estaban vivos los 33 y todos saldrían con vida. Eso sí pedí un millón de pesos cuando todos estuvieran arriba, hasta ahora ni se acuerdan y ahora tienen hasta la película", criticó.

El yatiri explicó que su legado es de sus ancestros, el saber ver la hoja "sagrada" de la coca.

La señal del rayo

De no saber nada sobre el aymara, actualmente Teófilo escribe habla y hace cursos sobre su lengua y cultura.

"Comencé a practicar mirando la hoja de coca, las tradiciones que se cumplen a la Pachamama, a la santa tierra, al tata inti (sol), me di cuenta que tenía el don de forma hereditaria porque mi abuelo tenía pacto con el Parinacota, además el relámpago no me cayó, me botó dos veces", argumentó.

Hace años atrás, era pleno verano y Teófilo caminaba junto a su señora por un bofedal, mientras una tormenta estival se dejaba caer en la localidad de Sajama, pueblo del cual era oriundo su padre. Mientras sus pasos se aproximaban por la verde puna, un rayo se abalanzó sobre la tierra, "como cayó cerca me tiró al agua, fue un reflejó y como que sentí un disparo de luz. Me recuperé porque no me lastimó, cayó cerca no más", detalló. En ese mismo año, 1996, pero en mayo, le pasó lo mismo.

Teófilo es uno de los cuatro médicos tradicionales que prestan sus servicios a la comunidad como integrantes del Centro de Salud Familiar de Putre y en las rondas mensuales que realizan junto a los médicos occidentales para visitar a quienes viven en localidades alejadas y aisladas de la precordillera nortina.

Los pacientes del Cesfam de Putre pueden decidir si quieren aliviarse con medicina aymara o convencional. Además de predicciones como yatiri, Teófilo como qulliri sabe hacer curar dolores musculares con pomadas de yerbas medicinales que recolectan dos veces al año por la precordillera y altiplano. J