Prácticas indebidas
Señor Director:
En el gobierno anterior se instaló una nefasta practica que se ha mantenido en el actual, ésta se caracteriza por la recurrente confusión en que diversos personeros del gobierno regional, Secretarios Regionales Ministeriales y Directores Regionales de Servicio, han incurrido, al convocar o participar de actividades de difusión de las políticas gubernamentales y la connivencia con dirigentes de sus sectores políticos. En efecto, hemos sido testigos de tratos especiales en los actos; alegorías a supuestas gestiones ante dependencias centrales para otorgar beneficios o implementar iniciativas que forman parte del programa de gobierno; incorporación en los protocolos de uso de la palabra y entrega de los beneficios, todo en desmedro para otros de su misma jerarquía o ámbito de representación. Los supuestos beneficiados son siempre dirigentes políticos y potenciales candidatos en las próximas elecciones municipales de 2016. Así ocurrió en el gobierno anterior, así ocurre en el actual. Lo que ayer criticamos, hoy no lo defendemos.
Creemos que la difusión de los actos, programas, obras, servicios y campañas de las reparticiones públicas debiese tener carácter educativo, informativo o de orientación social, no pudiendo constar en ella, nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o funcionarios públicos, ello constituye un atentado al espíritu republicano y a la imparcialidad que se debe tener en la administración y utilización de los recursos públicos.
Nos parece que es el momento de actuar con claridad y respetar los ámbitos de actuación del ejecutivo, al cual se deben los funcionarios sectoriales, incluidos gobernadores e intendentes. Debemos ser rigurosos en la separación de los poderes del Estado, ello constituye una garantía para el ejercicio de nuestros derechos individuales y para exigir la responsabilidad que corresponde a los funcionarios que nos representan a través de los actos de gobierno. Es fundamental esta distinción para el perfeccionamiento de la democracia y sus instituciones.
Especialmente nos parece necesario llamar ahora la atención sobre estos vicios que a todas luces se leen como una cooptación impropia de los dirigentes y de la labor poco digna de algunos de estos funcionarios, y en especial, de la utilización de los recursos materiales y humanos de los servicios que dirigen. Es el momento adecuado para pedir un comportamiento acorde a la investidura que tienen y representan. Vienen tiempos electorales, competitivos, y no parece que estas prácticas sean las adecuadas cuando la ciudadanía reclama transparencia, pulcritud, independencia y lejanía con los vicios que denuestan la política y la función pública. Más aún cuando todos tienen interés directo en candidaturas y campañas electorales próximas.
