Secciones

Conozca el destino de ocho bebés de más de 1.500 años

E-mail Compartir

cronica@laestrellachiloe.cl

Decenas de pueblos indígenas existieron en nuestro país y, por la cercanía, uno de los más estudiados por los arqueólogos e historiadores antofagastinos han sido los atacameños, una cultura que habitó desde las cercanías del río Loa hasta Copiapó. Incluso es más, también estuvieron asentados en Argentina, específicamente en las regiones de Jujuy, Salta y Catamarca.

Los atacameños vivieron en nuestro altiplano hasta, aproximadamente, el año 500 DC, cuando llegó a este territorio el inca Tupac Yupanqui y, posteriormente, los primeros conquistadores españoles.

Poco después los atacameños, como pueblo originario, incluidos todos sus desarrollos, dejaron de existir, aunque sin duda hasta nuestros días pueden encontrarse algunos de sus descendientes.

momias

Todos los museos del norte chileno, independiente de si son del Estado o privados, poseen entre sus colecciones varios cuerpos momificados y el Museo Antofagasta no es la excepción. Es más, en sus depósitos y bodegas tienen restos de momias que fueron encontradas hace décadas.

Y algunas de ellas son las que actualmente están siendo estudiadas por arqueólogos y coleccionistas del mismo museo y miembros del Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR).

Dichos cuerpos, según explica Ivo Kuzmanic, director del museo de la Perla del Norte, fueron desenterrados en las cercanías de San Pedro de Atacama y el río Loa hace unos 30 años y ahora están siendo estudiados. Las momias arribaron al museo desde Santiago, luego de un arduo proceso de conservación y embalaje por más de dos años.

"A medida que pasan los años los cuerpos momificados se van deteriorando y como entidad del Estado tenemos que mantenerlos en las mejores condiciones posibles", comenta.

trabajo policial

En este trabajo, que incluyó la conservación y restauración de siete cuerpos pertenecientes a bebés atacameños con una data de mil 500 años de antigüedad, no sólo trabajaron profesionales del Museo Antofagasta y del CNCR de Santiago, sino también detectives de la Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medioambiente y Patrimonio Cultural (Bidema), de la Policía de Investigaciones (PDI), quienes fueron piezas clave durante todo el proceso.

Ivo Kuzmanic, director del museo antofagastino, explica que los "cuerpos corresponden a restos bioantropológicos momificados de grupos humanos de la prehistoria de la actual región de Antofagasta y forman parte de la colección del museo. El 2013 en virtud de la colaboración del CNCR de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y la PDI de Antofagasta, aunaron esfuerzos con el museo para que estos cuerpos fueran trasladados a Santiago y trabajados en diversos aspectos de conservación, embalaje y tratamiento de los restos orgánicos, para conservarlos de la mejor forma posible en el tiempo".

Respecto a la labor de los detectives de la Bidema, Kuzmanic agradeció enormemente su apoyo, ya que sin ellos hubiese sido complejo el traslado de los restos desde el norte a la capital y viceversa.

"Ellos hicieron posible materializar este proyecto que contiene evidencias que forman parte del patrimonio de la ciudad y la región", señala el director del museo.

fecharlos

Los arqueólogos y conservadores del Museo de Antofagasta y del CNCR estudiaron y trabajaron durante dos años con los restos de los milenarios bebés, ya que "era vital realizar unos fechados con mayor profundidad, aun cuando se sabe que corresponden a poblaciones de nuestro norte, debido a sus fardos funerarios", recalca Verónica Díaz, encargada de colecciones del museo y quien postuló esta iniciativa hace dos años atrás al Fondo para el Fortalecimiento del Desarrollo Instituciones de Museos Regionales y Especializados de la Dibam.

Con el objetivo de capacitar a los funcionarios de instituciones ligadas al manejo de este tipo de colecciones patrimoniales, como el caso del Museo Antofagasta, es que los conservadores del laboratorio de arqueología del CNCR de Santiago dictaron un taller sobre el mejoramiento de las condiciones de conservación de materiales bioantropológicos momificados.

Según señala Ivo Kuzmanic, hace varios años que la tendencia mundial es que los museos no exhiban cuerpos humanos, sino réplicas de estos.

El porqué de aquello es que las poblaciones indígenas que se sienten herederas de dichos ancestros han pedido que se les tenga el máximo de respeto, por tanto se ha decidido que ningún museo de la Dibam exhiba restos humanos originales.

Por tanto, el destino de estos ocho bebés atacameños será sólo estudiarlos para conocer lo más posible cómo era la vida en el altiplano hace un milenio y medio. "Hay que respetar lo más posible a nuestros pueblos indígenas", sentencia Kuzmanic. J