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A sus cortos 17 años la liceana Kelly Pavez Miranda es el fiel reflejo de aquellas personas que con esfuerzo y mucha fe son capaces de torcer la mano al destino e iniciar una nueva etapa en su vida.

A sus ocho años se convirtió en paciente leucémica, quedando literalmente aferrada a un estricto tratamiento médico en el Hospital Regional de Valdivia, provocando un giro radical en su existencia y la de su familia.

Fueron nueve años los transcurridos hasta que clínicamente la joven presentó un diagnóstico que dio por superada la enfermedad con la cual se había acostumbrado a vivir.

Su madre, Karina Miranda, recuerda lo que significó para ella, trasladarse a vivir desde Coihuinco, en la comuna de Castro, hasta la ciudad del Calle Calle para acompañar a su hija en el difícil tratamiento por vencer esta patología a la sangre.

"Esto fue nuevo, yo jamás en la familia había tenido a alguien con cáncer, menos un niño, entonces nos cambió la vida completamente, tuvimos que separarnos como familia, mi esposo tuvo que quedarse con mi hijo y yo irme con la Kelly a Valdivia", cuenta la mujer.

Dos años le llevó a la vecina castreña estar junto a su pequeña en la actual capital de la Región de Los Ríos mientras iba superando las distintas etapas del régimen médico que no lo ofrecen los hospitales de Chiloé o Puerto Montt.

Ya con una fase dada por superada, la progenitora evoca que "es muy duro estar allá solas las dos, el tratamiento para ella, pasar todas las fiestas de Año Nuevo, Navidad, cumpleaños, todo allá en el hospital".

regalo

Con su vida cotidiana restablecida en Castro, Kelly Pavez recibió a finales de septiembre una de las noticias más importantes de su vida en mérito a su tenacidad y la fuerza para salír adelante: un viaje a Estados Unidos.

La alumna viajó junto a siete menores chilenos más -seis de la Región Metropolitana- que al igual que ella supieron ponerse de pie ante la enfermedad. Todos ellos conocieron personajes y lugares con los cuales soñaron a través de cuentos e imágenes televisivas.

Diez días recorriendo parques de entretención les dieron a los favorecidos un verdadero impulso e inyección de vitalidad, lo que les dejó un recuerdo imborrable del país del norte.

La gira con todos los gastos pagados fue posible gracias a las gestiones del propio equipo del hospital valdiviano y las fundaciones Nuestros Hijos y Dulzura para Alma que recibió la invitación del Centro de Apoyo a Niños con Cáncer (Canica) de México. además de aportes de empresas privadas.

Kelly Pavez y sus compañeros de viaje recorrieron, entre otros lugares, Disney, SeaWorld y los Estudios Universal en el estado de California.

"Fuimos a California Adventure, que era un parque, tenía muchos juegos, tiendas Disney, fue muy lindo", comparte la adolescente.

Aún con las imágenes en la retina la joven manifiesta que en una de las jornadas "fuimos a un acuario hermoso y después fuimos a la playa, fue un sueño cumplido, mis papás estaban muy contentos".

Sin embargo, la estudiante de segundo año de enseñanza media no olvida todo el largo proceso de tratamiento que la puso a prueba durante largos años.

"Hay que ser fuerte, ya que el cáncer a cualquiera le puede pasar y hay que luchar por sobrevivir", catalogó.

FUNDACIóN

Uno de los organismos claves tanto en el estudio, tratamiento y atención de niños con leucemia en el país es la Fundación Nuestros Hijos, con asiento en la ciudad de Santiago.

Marcela Zubieta, médico y directora de la entidad, pone en valor el resultado de las gestiones que terminaron por otorgar un verdadero premio a estos niños-héroes que han sabido levantarse desde la adversidad.

"Se consiguió todo, los pasajes, la ropa, los zapatos, la plata para la visa e incluso un viático para el bolsillo de 400 dólares", expone la profesional.

La facultativa reflexiona que "si hay un niño en el mundo que merece vivir esta experiencia es un niño con cáncer, porque un niño con cáncer en nuestra opinión es un héroe, ha dado muchas batallas, ganó la guerra".

PROYECTO

Kelly Pavez ya está de vuelta de su gira a Estados Unidos y reintegrada a sus actividades cotidianas en las aulas de clases en el Liceo Politécnico de Castro.

La joven ya piensa en su próximo desafío como es abrazar la carrera de enfermería. Una profesión basada en el servicio y entrega como una forma de retribuir lo que ella recibió como paciente leucémica. J