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Por cuatro votos contra tres, el Concejo Municipal de Castro definió en diciembre de 2012 que el Premio Chiloé de Extensión Cultural se otorgaría al artista plástico Draco Maturana.

Dos meses más tarde, en las actividades de celebración del aniversario de la ciudad y en una sobria ceremonia recibió el galardón y 2 mil 500 dólares que donó para que los niños pudieran contar con la primera prensa de grabado.

En aquella ocasión y tras conocer su nominación, el escritor dijo que "la noticia me cayó como un rayo en un día de sol".

Ya instalado en el acto de rigor, el pintor detalló a los presentes lo que denominó "mi relación con Chiloé", señalando que "había visitado Chiloé de pequeño acompañando a mi padre. Él estaba embarcado en una campaña destinada a evitar los incendios forestales. Fue un viaje lleno de aventuras cotidianas que llenaron toda mi capacidad de recordar".

El discurso prosigue relatando cómo decidió venirse a vivir a la Isla Grande y como este territorio lo llenó por completo. "Al estar acá me enamoré de Chiloé y de su gente, y puedo decir que estoy por dos amores: por mi mujer y por la belleza y la magia del lugar. Al vivir acá descubrí que dentro de mis intereses, había muchos campos abiertos, sobre todo en dos sentidos que me eran importantes: el desarrollo de mi propia actividad plástica y el tratar de empujar a esta actividad a otros (fueran artistas o no)", manifestó. J