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Trabajadores cambian la vida de familia isleña

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cronica@laestrellachiloe.cl

Lo que nació hace tres años como una sencilla canasta familiar de fin de año reunida para ir en ayuda de una familia de escasos recursos de la capital provincial se ha convertido ya en una tradición de los trabajadores de Banco CrediChile de Castro, quienes con recursos propios y donaciones conseguidas por ellos lograron esta vez mejorar sustancialmente la vida diaria de un esforzado grupo familiar de un alejado sector del sur de Chiloé.

Luego de esta iniciativa, la segunda actividad que realizaron fue en un colegio rural con nueve niños con riesgo social, con aporte de alimentos y diversas acciones festivas en las que participaron los funcionarios de la entidad financiera.

Por casualidad, en el incipiente grupo benefactor supieron de la situación de Juan Teiguel, quien enviudó hace tres años y quedó solo a cargo de tres menores que ahora tienen 11, 9 y 7 años de edad. La familia vive en el sector de Aulen, al norte de Quellón y que administrativamente es parte de Queilen, por la costa interior y donde se llega por un camino ribereño de difícil acceso.

Los niños van a la escuela de la localidad y el jefe familiar trabaja cuando hay faenas en una empresa pesquera de la zona, a la que arriba luego de caminar casi dos horas hasta la carretera y abordar el bus de acercamiento hasta la planta de proceso.

En esta situación, con el escaso tiempo que le queda al progenitor para dedicarse a su hogar y sus niños, la casa donde viven es precaria y faltaban muchas comodidades de las más básicas.

"Ahí nosotros vimos en la forma en que vivían. Tenían una caseta con un pozo negro que ni siquiera tenía puerta, las ventanas eran todas de nailon, la casa no estaba forrada y no tenían agua potable", relató Martín Ancapán, quien lidera el grupo de trabajadores solidarios.

Vistas y analizadas las necesidades de esta familia, el grupo comenzó a organizarse y delegar funciones entre sus miembros para hacer frente al desafío. "Algunos pusimos plata, otros donaciones y otros salimos a la calle a buscar auspicios, donde Homecenter (Sodimac) fue una de las empresas que nos ayudó muchísimo. Ellos nos donaron cuatro colchones con toda su ropa de cama", comentó Ancapán, sumando los aportes de la Ferretería Montenava que colaboró con materiales de construcción y del concejal castreño José Aburto, a lo que se unieron otras entregas menores pero igualmente significativas.

la gásfiter

Martín advirtió que en las mejoras que realizaron a la vivienda un punto importante fue la colaboración de la fontanera Rocío Becerra, a quien se contactó para realizar una labor que bordeaba los 400 mil pesos y por el cual ella solamente solicitó algunos costos que no superaron los $50 mil.

"Con mi trabajo ayudé a que esta familia tuviera lo mínimo que cualquier persona tiene en su casa", comentó la especialista en el tema sanitario, relatando que "ellos solo tenían un baño como en los inicios de Chiloé, afuera como otras casas de campo, y nosotros le instalamos un baño completo. Además, tampoco tenían servicio de agua hasta la casa, por lo que se lo instalamos con un estanque y una pequeña bombita. Fue harto trabajo", exclamó Becerra.

"Para mí fue muy bonito participar de esto, ya que al comienzo no sabía a lo que iba y al llegar me encontré con algo bastante fuerte, que me hizo reflexionar que uno está tan bien en su casa y hay otras familias que tienen realidades muy diferentes a las nuestras", recalcó la gásfiter.

Junto con haber cambiado la vida de estos queilinos, Becerra de alguna forma siente que la suya también cambió, al punto que quiere volver a participar en labores similares. "Ojalá que estas acciones se repitan más a menudo y que otras personas sigan el ejemplo porque deben haber varias familias que viven en sectores apartados y en malas condiciones. Hay que juntarse como comunidad, porque todos necesitamos el uno del otro", recalcó.

La joven remató que "yo solo fui un agregado más, pero por las otras personas que participaron me saco el sombrero por ellos, porque trabajaron mucho por esta bonita causa".

quellonino

Otro que se sumó nuevamente este año a la campaña solidaria fue el trabajador de CrediChile Quellón Jaime Monsalve, quien explicó sus motivaciones señalando que "yo lo único que sabía era que se trataba de una familia donde habían tres niñitos que vivían en malas condiciones; así que comenzamos a organizarnos por correo electrónico y por teléfono, además de ponernos una cuota mensual. Lo que más me motivó fue el hecho que hubiera niños, porque uno igual lo fue y se trata de que no pasen necesidades".

Agregó el ejecutivo que esa imagen previa que tenía de la situación en que vivían los menores cambió rotundamente cuando llegó hasta su casa junto a sus compañeros de trabajo. "Fue muy fuerte ver en las condiciones que estaban en su hogar", compartió.

Monsalve reconoció que en su caso solamente participó un día del operativo, sin embargo, recalcó que "fue algo muy bonito". "El caballero de la casa siempre nos estuvo ayudando y aunque no conversaba mucho se mostraba muy contento y emocionado de la ayuda, porque le cambió toda la casa", acotó.

En la misma línea, el quellonino relató que los niños también eran bastante tímidos y que estaban muy contentos con sus nuevas camas, disfrutando de la novedad y de una pequeña comodidad que pocas veces habían experimentado.

Al igual que sus compañeros, Monsalve mencionó que "yo quedé con ganas de seguir haciendo cosas ahí mismo, porque eso requiere más ayuda, entonces se me ocurre poder apadrinarlos y no dejarlos después de lo que hicimos".

papá

Si bien Juan Teiguel es de pocas palabras, fue enfático en recalcar que "estoy muy agradecido de lo que hicieron, porque fue muy bueno y la verdad es que nosotros teníamos muchas cosas que nos faltaban en nuestra casa, como el tema del baño o solucionar lo del agua".

Agregó el padre de familia que "para mí todo esto se ha hecho muy difícil porque vivo solo con mis niños y, por otro lado, es muy complicado el tema económico y también el trabajo".

Destacó la fuente que fue una de las trabajadoras de la entidad financiera, Claudia Vargas, quien hizo saber a sus compañeros la situación en que vivía junto a sus hijos. "Para mí fue sorpresivo y en un muy buen momento, porque estaba pidiendo un préstamo para poder arreglar nuestra casa, pero como trabajo por temporadas no fui aprobado", detalló.

"Yo y mis hijos estamos felices de haber recibido a los tíos y las tías, como ellos les llamaron. No me esperaba esta ayuda, por eso es que estaba intentando hacer esto con mis propios medios, pero no se podía por los costos", evidenció Teiguel, quien recalcó que le afligía la condición de su hogar sobre todo en los días de frío y lluvia, por la escasa aislación que poseía la vivienda y por el hecho de tener que salir para ir al baño o a buscar agua para el consumo diario.

"Ojalá que Dios les dé buena salud a estas personas, porque lo que ellos hacen son cosas de las que hay que estar agradecido, como yo lo estoy de ellos, al igual que de otras personas que antes nos han ayudado, a veces con alimentos y cosas por el estilo. En este caso, es diferente, porque fue algo inesperado y muy grande y ojalá que sigan haciéndolo con más familias", finalizó el padre de la familia beneficiada con el acto desinteresado de este grupo de trabajadores que contempla nuevas acciones para chilotes necesitados. J