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El riesgoso trabajo de pilotear contra el fuego

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cronica@estrellaconce.cl

La labor de apagar incendios forestales no es sencilla. Se necesita una gran coordinación entre los brigadistas y, sobre todo, con el encargado de pilotar los helicópteros que ayudan en la tarea de extinguir el fuego, quien está expuesto a múltiples riesgos.

Jesús Murias, piloto de helicóptero, cuenta cómo es el día a día siendo el responsable de conducir la aeronave y cómo evade el peligro que trae el calor, viento y otros factores.

"Mi día parte a las 7 de la mañana, todos los días. Ando 45 minutos en elíptica, desayuno y después me mantengo atento a cualquier llamado", relató Murias, quien es español y viene a Chile por la temporada de verano, cuando los incendios están a la orden del día en el país.

El piloto de 38 años contó que debe estar listo para salir en cada momento, ya que desde que se recepciona la alerta, tiene siete minutos para estar volando sobre el Augusta 119.

"Los siete minutos es por convención. Es lo mínimo que demoramos en revisar la aeronave. Eso es fundamental, ya que cualquier desperfecto en el aire puede ser fatal", señaló el oriundo de Asturias.

El trabajo es complejo, por lo que reconoce que debe existir vocación y mucho cuidado. "Es un trabajo sacrificado por la presión que implica. Estás yendo de un lado a otro y si sumas el calor de la temporada más los implementos necesarios que hay que utilizar para volar, es peor", contó.

Además, el humo y los vientos generan un gran peligro en la actividad. "Si por alguna razón te entra mucho humo en las turbinas, se te puede apagar el motor. Las consecuencias serían desastrosas", advirtió, por lo que trata de evadir zonas donde puede existir mucho peligro.

Sumado a lo anterior, también es complejo sacar agua, ya que debe tener una precisión quirúrgica.

"En los ríos es difícil sacar, porque son anchos pero no muy profundos. A veces arrastras el Bambi, que contiene el agua, y ahí te das cuenta que no podrás", aseveró, por lo que las empresas forestales tienen sus reservas de agua.

En ese contexto, recuerda que una vez vivió una situación extrema. "Cuando se bajaron los brigadistas y colocaron el Bambi, no soltaron un gancho, por lo que el helicóptero se me iba hacia el lado. Tuve que descargar y arreglarlo, porque la carga son mil kilos", relató el piloto, hincha del Real Madrid y ex miembro de Ejército Español, institución en la que aprendió a pilotar a los 24 años.

Chile es complejo

Cuando no está en Chile, trabaja apagando incendios en España, pero reconoce que son realidades totalmente diferentes.

"En Chile los incendios son siempre muy complejos, porque son de larga duración", confesó el piloto.

Según él, la vegetación local hace que los fuegos de acá sean muy violentos, por la resina que emana del pino y eucalipto, además de las pavesas que se producen con el viento, lo que genera un segundo foco activo y móvil. Otro aspecto de la geografía que aumenta la complejidad es por el polvo, lo que hace complejo el aterrizaje de la aeronave.

Incluso, el llamado conflicto mapuche también les afecta. "En esa zona, que es denominada roja, necesitamos apoyo de Carabineros, porque han atacado aeronaves. A veces nos han disparado, e incluso una vez quemaron un helicóptero", declaró.

Otra complicación es el turno: trabajan veinte días corridos.

A pesar de las dificultades y sacrificio que implica su trabajo, mencionó que "en España hemos mejorado por la experiencia en Chile, ya que acá es mucho más complejo que allá. Existe una buena retroalimentación de conocimientos que hace que cada vez estemos más preparados para combatir las emergencias".

Siempre en verano

El trabajo de apagar incendios forestales es estacional, por lo que hay meses en los que no hay nada que hacer.

Por lo anterior, Jesús viene a Chile, ya que cuando acá es verano, en su tierra natal están en invierno, y así inversamente.

"Llego a Chile en noviembre y me voy en abril. Cuando vuelvo a España está empezando el verano, por lo que es la única estación en la que vivo", argumentó el piloto entre risas.

Estar siempre en verano implicaría que siempre esté trabajando, lo que hace que tenga pocas vacaciones y momento para descansar.

"En abril tengo algunos días para disfrutar y compartir con mi familia, siempre que no hayan capacitaciones u otra actividad programada", consignó Murias, quien asegura que ingresó a este trabajo porque le gusta ayudar a la gente y proteger el medio ambiente.

Lejos de casa

Jesús Murias, que es casado con Juda, una marroquí, y tiene un hijo de siete meses, es parte de la empresa Faasa, que tiene convenios en Chile, por lo que sabe que en esta fecha tendrá que dejar a su familia.

"Es difícil pasar tanto tiempo lejos de ellos, sobre todo ahora que tengo un hijo de pocos meses", lamentó el piloto español, quien expuso que "los avances tecnológicos hacen que podamos hablar todos los días, a través de Skype o WhatsApp".

Jesús sabía que pasar las fiestas de fin de año lejos de la familia sería difícil, por lo que su esposa vino con su pequeño hijo Samuel a visitarlo y salieron a conocer el país. Quedó encantado.

"Lo que he podido conocer me gusta mucho. Para Navidad fuimos a Puerto Varas y fue una experiencia muy buena. Es muy parecido al norte de España, por la vegetación y el clima. Por el contrario, el norte del Chile se parece al sur de allá", comentó el ex soldado, que hoy vive a un par de horas al sur de Madrid, la capital española.

También disfruta de la gastronomía criolla. "Me gusta el asado, los porotos y el pastel de choclo", expresó.

Con respecto a los protocolos de emergencias, confirmó que no hay muchas diferencias, que por lo general se actúa de la misma manera. Es más, asegura que venir a Chile ha sido una experiencia valiosa y educativa. J