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Ancuditanos perfeccionan sus conocimientos en pleno verano

Por 17 años, estudiantes de media y universitarios se suman a las Jornadas Científico Humanistas, iniciativa pionera en la provincia que busca orientar sobre el futuro de los jóvenes en la enseñanza superior o nivelar sus estudios.
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César Cárdenas Ruiz

Las Jornadas Científico Humanistas de Ancud constituyen un programa académico orientado a estudiantes de enseñanza media y universitarios, pionero en la Isla de Chiloé. Su fundación se remonta a 1999 cuando por aquel entonces, un grupo de estudiantes del Liceo Domingo Espiñeira Riesco, tuvo la idea de emular lo que se hacía en Santiago en los cursos de verano que impartía la Universidad de Chile, como una iniciativa complementaria de estudios.

Las clases se realizan durante las últimas semanas de enero o las primeras de febrero de cada año, instancia en la que se ofrece una amplia oferta de cursos y talleres, que abarcan diversas temáticas, entregando conocimientos y competencias para el desempeño profesional de los jóvenes estudiantes.

Debido a la gran recepción de los educandos, las Jornadas Científico Humanistas de Ancud, durante los últimos años han ido extendiendo sus áreas de conocimiento en diversos segmentos académicos como la Física y Matemáticas en su aspecto analítico y teórico. Biología, Química y Ciencias Biomédicas en las áreas de investigación; laboratorios y medicina, seguido del bloque de Ciencias Sociales y Humanidades.

En esta versión 2016 se celebran 17 años de existencia y para esta oportunidad son aproximadamente 40 adolescentes los matriculados.

Al respecto, Ignacio Pereira, estudiante universitario de Historia y Ciencias Sociales, quien además es uno de los coordinadores de la actividad, recalcó que "tenemos cursos para todos los niveles, tanto para humanistas como para científicos, tenemos cursos de lenguaje, cursos de derecho, cursos de ingeniería, biología, física, matemáticas, son cursos que pueden servir de orientación para lo que es la futura vida universitaria y también una especie de nivelación para los alumnos que estén con algunos problemas".

Dinámica

Una de las particularidades que tienen estas jornadas y que sin lugar a dudas se convierte en su principal característica, es que muchos de los que fueron alumnos después pasan a ser profesores, de esta forma se genera un sentido de pertenencia, junto con lo cual se logra su desarrollo año a año, además de una reinvención de la iniciativa.

En este trabajo, los estudiantes universitarios que hacen las veces de educadores, sacrifican parte de su verano y tiempo con sus seres queridos para compartir conocimientos y experiencia con los secundarios de Ancud.

La dinámica de las jornadas logra muchas veces generar lazos de amistad, donde se intercambian datos de pensiones, arriendos, universidades, becas, carreras. Junto con ello se trata de aconsejar a los jóvenes que están prontos a irse de Chiloé, acerca de cómo es la vida del estudiante, fuera del Archipiélago.

En este sentido, Pereira destacó que "es importante que los alumnos vean estas jornadas no como una obligación, sino como una oportunidad para aprender. Todos los profesores que estamos haciendo clases ya estuvimos en las jornadas, sacamos muy bonitas experiencias que de hecho nos han ayudado mucho en lo que ha sido nuestro quehacer durante nuestra vida universitaria".

Ya son cerca de un millar de alumnos que han sido parte de esta actividad veraniega. Gracias al aporte de esta instancia educativa, estos estudiantes han profundizado sus intereses, convirtiéndose en destacados profesionales en el mundo laboral.

Emily Fernández, de segundo año medio del Centro Educacional San Andrés, quien se encuentra participando por estos días de las jornadas 2016 y a futuro quiere estudiar medicina, manifestó que "yo encuentro que estos cursos de verano te entregan demasiado, porque igual te preparan de cierta forma para la universidad, porque los universitarios te aconsejan, te dicen cómo son las clases, los horarios, por ejemplo si repruebas un ramo, qué pasa, te preparan de cierto modo para la universidad".

De igual modo, Shantal Mienert, del mismo establecimiento educacional quien también desea seguir la carrera de medicina, señaló que "yo creo que estas jornadas son muy buenas, porque las hacen jóvenes universitarios que saben harto del tema y te permiten avanzar en tus conocimientos, reforzarlos y ellos te enseñan mucho".

Asimismo, Isidora Águila del Liceo Bicentenario, quien sueña con estudiar enfermería, agregó que "me parece bien que se haga esto porque te ayuda a complementar la materia que ya sabía o te enseñan algo nuevo".

Historia

Uno de los personajes insignes en la historia de estas jornadas es el profesor ancuditano Jorge Azócar, quien se mantuvo a cargo de la coordinación de estas clases durante largo tiempo, dada la cercanía con el alumnado del Liceo Domingo Espiñeira Riesco, además de que la actividad se desarrollaba en dependencias de dicho establecimiento educacional.

"Un niño del Liceo Domingo Espiñeira Riesco fue a las escuelas de verano que hacía la Universidad de Chile, le fue bien, al año siguiente fue de nuevo, y yo veía que habían niños del Liceo que no podían ir porque no tenían la plata para hacerlo", sostuvo el profesor Azocar, quien se especializa en las áreas de física y matemáticas.

En esta misma línea, el pedagogo añadió que "la idea fue decirle a este muchacho que había ido a estas escuelas de verano a Santiago, 'tú que tienes esta gran habilidad, porque no le regalas conocimientos, unas dos semanas de cálculo a los niños de tercero y cuarto medio de este liceo', ahí partió todo, en ese verano de 1999".

"Tenemos cursos para todos los niveles, tanto para humanistas como para científicos".

Ignacio Pereira,, coordinador.