Vanessa Álvarez Gallardo
Más allá de la simple aventura de ir en busca de un mejor porvenir, la historia de los chilotes viajeros esconde episodios tristes como la de los dos castreños muertos en la huelga obrera de 1919 en Puerto Natales, otros que fueron enterrados en fosas comunes en la pampa argentina de la provincia de Santa Cruz en 1921 y aquellos abandonados a su suerte en Bajo Pisagua en 1906.
Bajo el contexto del documental "Los chilotes en la Isla de los Muertos" realizado por el Centro de Estudios y Difusión del Patrimonio Cultural de Chiloé (CEP-Chiloé), José Cárdenas (76), nieto del fallecido dalcahuino Enrique Víctor Cárdenas Cárcamo, navegó las aguas del Baker para ir a encender una vela a su abuelo.
"A mi abuelo lo contrataron para ir a la explotación del ciprés en Bajo Pisagua, él se fue de acá en 1905, tenía 27 años, salió de Putemún", comentó el longevo isleño que hizo la travesía junto a su hijo Orlando Cárdenas (43).
"Algunos compañeros que sobrevivieron le dijeron a mi abuela que no espere a su marido, ya que había muerto de un dolor de guata", sumó. Esa es la versión con que se quedó la familia Cárdenas Miranda.
Más de un siglo después de espera y de incertidumbre, los familiares viajaron para hacer el rito de despedida. "Bajamos a los galpones donde ellos murieron, después fuimos a la isla donde los enterraron, la lancha se demoró en llegar porque iba a contracorriente; se sentía una desolación tremenda, hicimos una ceremonia, llevé una placa con la fecha de nacimiento y de defunción, prendimos dos velas, unas flores, rezamos pidiendo por ellos, y lloramos", comentó aún emocionado José Cárdenas.
montiel
Por muchos años este vecino del centro de la Isla buscó datos sobre dónde podía encontrar esa parte perdida de su historia. Un día se encontró con Felipe Montiel, historiador, miembro del CEP-Chiloé y director del Museo Municipal de Castro, quien junto a la investigación del antropólogo Mauricio Osorio logró reunir información de estos chilotes muertos en la Región de Aysén.
"Son episodios escondidos que nosotros queremos dar a conocer para que los chilotes conozcamos nuestra historia", mencionó Montiel al ser consultado por cuál es el motivo de involucrarse en este trabajo audiovisual.
Para el docente este hecho no fue casual: "Esto fue un crimen, porque abandonar personas a su suerte en soledades como esa es una forma de matar". Agregó que "hay deuda con nuestra historia, hay mucho que hacer, ojalá ésta pueda ser analizada y entregada en los colegios, eso aportaría a reforzar nuestra identidad, pero son decisiones que deben tomar las autoridades correspondientes".
"Yo espero que esto alguna vez se aclare y se haga justicia, a mi abuela nunca le pagaron un peso por el trabajo que realizó mi abuelo", denunció Cárdenas, quien aún aguarda que el Estado chileno se pronuncie frente a esta injusticia y crimen.
La tragedia que aún enluta a chiloé
En 1905 la Compañía Explotadora Baker y el Estado chileno contratan a 200 chilotes hacheros para la explotación de ciprés en Bajo Pisagua. En 1906 y sin pago de por medio, los trabajadores son abandonados en esta tierra; se estima que alrededor de 59 chilotes murieron, ya sea por hambre, escorbuto o envenenados. Lo cierto es que a 110 años sus nombres no aparecen en los registros de defunción y muchas de sus familias jamás supieron qué pasó con ellos. Nunca hubo justicia.