Quisiera manifestar mi opinión respecto a los dichos del precandidato a alcalde de Ancud Aliro Caimapo en carta al director del pasado lunes. En la misiva señala que las organizaciones chilotas convocantes a la movilización "Chiloé está privao por el saqueo y la postergación" tienen "oscuros" intereses y espurias (ilegítimas, falsas) intenciones y que "nadie que quiera de verdad a Chiloé podría oponerse al puente".

Primero que todo, considero lamentable que un precandidato señale que más de 20 organizaciones chilotas son "oscuras" e ilegítimas solamente por el hecho de no compartir su visión político-económica. Opinión simplista que evita el debate democrático respecto al presente y futuro del territorio. De igual forma, considero un insulto señalar que miles de personas no queremos a nuestro Archipiélago por estar en contra del puente.

El puente sobre el Chacao es un proyecto de 750 millones de dólares que no se discutió con los habitantes de Chiloé. No se discutió si era prioritario o necesario. No existió siquiera un espacio de deliberación pública. Por tanto, es una decisión arbitraria, antidemocrática y centralista. Unos pueden estar en contra y otros a favor, pero si queremos avanzar en la democratización del país y el Archipiélago, los grandes proyectos -tanto públicos como privados- deben discutirse de frente y de cara a la ciudadanía, la que finalmente evaluará la pertinencia de estos para Chiloé. De eso se trata la democracia. De reconocer al otro/a como un legítimo otro/a en la convivencia política y no tratarlo de "oscuro" cuando no comparta mi opinión.

Creo que la mejor forma de materializar nuestro amor por Chiloé, Sr. Caimapo, es reconociendo que es un hogar colectivo y, por ello, las decisiones que se tomen sobre su presente y futuro deben ser lo más democráticas posibles. Gran responsabilidad en ese desafío tienen los representantes políticos, que ganan su sueldo para representar, no para suplantar. Para proponer, no para imponer. Ha llegado el tiempo de dejar atrás los lenguajes paternalistas y trabajar, entre todos y todas, por un Chiloé donde la deliberación ciudadana sea la base de la política pública y el ordenamiento territorial.

Humor impúdico

El humorista Edo Caroe no dejó títere con cabeza en Viña, haciendo mofa de la clase política, aprovechando la desilusión y el rechazo actual de los chilenos. Los asistentes demostraron su descontento con pifias y abucheos, ya fueran a políticos de derecha o de izquierda, del Gobierno, de los grandes empresarios o de los dignatarios de la Iglesia. Si el público de la Quinta Vergara se considera una muestra de todos los chilenos, el humorista demostró la grave crisis que vivimos. Hizo reír mucho, tanto es así que en el clímax de su rutina el "Monstruo" pidió espontáneamente la Gaviota de Plata. Luego fue grosero, su vocabulario soez y la descripción de escenas no fueron de doble sentido, sino de sentido directo acompañado de gestos impúdicos, tanto que pareció que el público quedó "pa' dentro", y aun así se le dio la Gaviota de Oro. No es una apreciación de "tonto grave", sino un análisis que hace pensar que estamos montados en un corcel desbocado.

Eduardo Mondaca Mansilla

Marcos Concha Valencia