Secciones

Cuestionan muertes de isleños que asistían a centros de diálisis

Familias denuncian que al menos dos personas han fallecido en las últimas semanas en circunstancias que tienen que ver con el servicio de transporte que usaban para trasladarse desde y hacia centros de diálisis de Castro.
E-mail Compartir

Ignacio Araya C.

Un duro cuestionamiento realizaron dos familias a servicios de la ciudad de Castro contratados por Fonasa para pacientes que deben dializarse. Critican la muerte de familiares y relacionan sus decesos con el transporte de los centros de salud a los pacientes.

Uno de los casos corresponde al de Nelson Delgado (67) el martes 23 de febrero en el Hospital Augusto Riffart. Sus deudos alegan que el paciente pudo haber muerto en el baño y que nadie dio aviso de su llegada.

La víctima sufría de una insuficiencia renal crónica y la mañana de ese día salió de su casa en Dalcahue, como todos los días, a dializarse a Castro. "Se fue bien, incluso molestando a los vecinos", relata su hija, Karina Delgado. "Durante la tarde llaman a mi mamá (desde el Centro de Diálisis Acacia) diciendo que mi papá iba un poco malito, que el parecer le había dado una crisis de pánico, que le habían dado un medicamento y a lo mejor iba a llegar un poco somnoliento", agrega la fuente.

Karina añade que pasado un rato desde la diálisis se volvió a llamar a su madre para decirle que durante el transporte que se realiza de parte del mismo centro hacia la residencia del paciente, su marido fue dejado en el baño del hospital porque "había comenzado a sentir mucho dolor de guata y, al parecer, se había hecho en su ropa".

La mujer dice que al llegar al hospital no encontró a su papá y llamó a la diálisis para preguntar por el paradero del dalcahuino. "Me dicen que lo habían dejado en un baño y que el chofer había salido, se había ido. Vuelvo a buscar en los baños de la Urgencia y un caballero que estaba esperando atención me lleva y me dice 'yo entré a tu papá, que estaba gritando en el baño pidiendo auxilio'", expone.

Agrega la fuente que tal persona "fue a ver un enfermero y lo fueron a buscar y en el momento que lo iban a controlar -porque no sabían quién era, qué le pasaba, por qué estaba ahí... no tenían conocimiento de nada, porque lo dejaron en el baño solamente- tuvo una convulsión, así que tuvieron que meterlo inmediatamente al box de reanimación, porque sufrió un paro".

De acuerdo al relato, al dirigirse hacia el lugar donde había sido ingresado su progenitor, sale una médico y le pregunta a Karina quién es y el nombre de su padre, qué le pasaba y qué enfermedad tenía, los antecedentes de salud y qué había pasado para que llegara al Augusto Riffart. "Me dice que mi papá está en paro. A los 10 minutos salen a decirme que no lo pudieron sacar del paro", cuenta.

"Por lo que me dijeron, desconectaron a mi papá 20 minutos antes de la diálisis, para que se vaya, porque él se empezó a desesperar y quería que lo desconecten, que lo saquen de ahí y yo creo que ya estaba con el infarto y el tema estomacal lo tomaron como que tenía ganas de ir al baño, nada más. Hay una responsabilidad de ellos en el trayecto, ellos lo vienen a buscar a la casa y lo deben traer a la casa, pero ellos se lavan las manos diciendo que el chofer tenía más pacientes y que no podía quedarse ahí", acusa.

"Ellos deberían tener un chofer capacitado, porque trasladan personas enfermas y qué pasa si se le descompensa uno o más en el viaje", remata la fuente, advirtiendo que "él estaba solo en el baño y utilizó sus últimas fuerzas para gritar, para pedir ayuda. En el mismo hospital la gente me pedía que hiciera justicia, que no deje esto así, que tal como le pasó a mi papá le puede pasar a cualquier otra persona. Eran 2 minutos para decirle al guardia 'hay una persona mal, míremelo mientras voy y vuelvo' o simplemente decir en la diálisis 'vénganlo a buscar, mejor'. Si a mi papá le hubiera dado un paro en la diálisis y hubiera fallecido ahí mismo, para nosotros habría sido mucho más digno a que casi se haya muerto en el baño, porque si él no hubiera podido gritar se hubiera muerto en el baño".

Contraparte

Del Centro de Diálisis Acacia se responde que "lamentamos mucho lo sucedido", añadiendo que "se llevó, junto con todos los pacientes del turno, y en el camino se comenzó a sentir mal y a dolerle el estómago y quería ir al baño con urgencia, entonces el chofer pasó al baño del hospital porque estaba cerca, no por otra cosa y estacionó el furgón en la zona donde están las ambulancias y el paciente entró caminando al baño, de forma normal".

Dentro del servicio higiénico -comunicó el recinto de Gamboa Alto- "el chofer le preguntó al paciente cómo se sentía, porque él tenía que ir a estacionar el furgón, porque no lo podía dejar donde las ambulancias y que volvía altiro, entonces el paciente le dijo que vaya nomás y a la vuelta de estacionar el furgón, en ese intertanto el caballero se había infartado en el baño. Fue algo fortuito y la lógica indica que si hubiera estado con dolores o dificultad para caminar se hubiera dado aviso en el hospital, pero lo que él quería era un baño, pero lamentablemente se interpretó como que el chofer lo había dejado abandonado en el baño y nadie en su sano juicio y con sus valores claros podría haberlo hecho".

Otro deceso

En un caso anterior, de enero, Marcelo Márquez (59), paciente de hemodiálisis de Sociedad Centro Médico Futuro Limitada, que también presta atención a enfermos renales, sufrió un accidente en el transporte que traslada a los pacientes, resultando con una cadera fracturada, de lo cual fue operado y posteriormente falleció.

Makarena Márquez, hija del fallecido, sostiene que lo de su padre fue "netamente un problema del transporte", detallando que "el 2 de enero lo vinieron a buscar para ir a la diálisis y la persona ni siquiera vino en el furgón del centro, sino en una camioneta cerrada, que no tenía ni vidrios, y al subir a mi papá le pasó a enredar la pierna en una puerta y en vez de hacerlo volver le pegó un tirón y mi papá dio un grito y le vino un dolor que no se le pasó".

Ya en el centro de diálisis, el paciente le comunicó al médico lo que le había pasado y que tenía mucho dolor en la cadera y le recetó un antiinflamatorio. "Mi padre ya no se pudo parar de la silla de ruedas", recuerda la vecina castreña, advirtiendo que antes su progenitor usaba un burrito para movilizarse con cierta independencia.

A la siguiente sesión de diálisis el paciente fue trasladado a la Urgencia del Hospital de Castro, donde se le tomó una radiografía en que no aparecían mayores dolencias.

"Entre la cintura y la espalda se le comenzó a poner de color morado", expone Makarena, acotando que pidió una hora en Traumatología del Augusto Riffart. "Ya era miércoles y habían pasado cinco días desde el accidente y mi papá lloraba de dolor, porque no podía aguantar", comenta. El SAMU lo trasladó a la Urgencia del recinto asistencial, donde se le hizo un escáner, en el cual había una evidente fractura.

"El médico que lo atendió me dijo 'a tu papá le hicieron pedazo la cadera' y yo le expliqué lo que pasó y él me dijo '¡pero qué salvaje el tipo!, ¿cómo hace eso con él? Sinceramente, a tu papá le jodió la cadera. No podemos hacer nada, él tiene que operarse sí o sí'. Se hospitalizó el miércoles 6, pasó jueves y viernes, sábado y domingo, y seguía con mucho dolor", comparte Márquez.

Pese a que las condiciones de salud no eran buenas, el galeno recomendó operar al paciente argumentando, según su hija, que "'si no lo operamos él se va a morir a pausa y de puro dolor', porque los dolores eran horribles, no se podía levantar de su cama, porque con esa fractura él quedó postrado y llegó a usar pañales".

El 26 de enero Marcelo Márquez fue operado y un par de horas más tarde se descompensó. "Se hipotensó, la presión se le bajó y así estuvo el 26, el 27, el 28 y el 29, donde lo pasaron a la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) y el médico nos decía que estaba complicado lo que estaba pasando y no reaccionaba al tratamiento, entonces habló con nosotros y nos dijo que había perdido mucha sangre al momento de la fractura, por eso tenía tanto moretón y al operarlo tuvieron que sacarle esa sangre y perdió otro porcentaje, y que estaba en las manos de Dios y que ojalá respondiera al tratamiento", indica la hija.

Infarto

A eso de las 2 de la madrugada del 30 de enero, el paciente sufrió un infarto al miocardio. "El doctor dijo que su corazón no dio más y fue todo producto de operarlo y que si no se hubiese operado nada de esto le iba a pasar", revela la fuente, junto con consignar que "tuvieron que operarlo por la fractura que le hizo este hombre de la cual ni siquiera fue digno de disculparse".

Makarena enfatiza que el caso de su padre no sería el único con resultados fatales y que junto a otros familiares de ex pacientes de la diálisis planea una demanda colectiva en contra de la empresa.

Acusa la fuente que además el furgón transportaría a "trabajadores" junto a los dializados y que en ocasiones los pacientes con dificultades de desplazamiento tienen que subir sobre una jaba de cerveza para ingresar al vehículo.

Contactado el dueño de la empresa, quien reside en Santiago, al cierre de la edición aún no respondía el correo electrónico enviado consultándolo sobre esta denuncia.

Desde el Servicio de Salud Chiloé, a través de su oficina de relaciones públicas se informa que se está indagando acerca de estos servicios, los que no son contratados directamente por esa repartición, sino a través de Fonasa, el Fondo Nacional de Salud.

"Hay una responsabilidad de ellos en el trayecto".

Karina Delgado,, hija de paciente de, hemodiálisis fallecido.

"Él estaba solo en el baño y utilizó sus últimas fuerzas para gritar, para pedir ayuda".

Karina Delgado,, su padre falleció hace una semana en el Hospital de Castro.

"Fue algo fortuito (el infarto en baño de hospital)"

Centro de Diálisis, Acacia

23 de febrero deja de existir el dalcahuino Nelson Delgado.

30 de enero ocurre el fallecimiento de Marcelo Márquez.