Conocido es el déficit de médicos especialistas en Chile, el cual se estima en más de 3.700 profesionales médicos que se requiere para disminuir las listas de espera para consultas y cirugías en el país.

Esta situación que se viene arrastrando hace casi una década es producto de la falta de recursos en la formación de especialista, como también de la competencia entre el sistema de salud público y privado, donde el Estado no ha podido competir con las condiciones contractuales que ofrecen las clínicas privadas. Esta situación se acrecienta aún más en regiones, donde este déficit es más notorio perjudicando un principio fundamental como es el derecho a una atención oportuna y de calidad en materia de salud. Las cifras son categóricas, del total de especialista del país, el 60% desempeña sus labores en la Región Metropolitana, el 40% restante se distribuye en el resto del país; como asimismo el 57% de los profesionales presta servicios a sistema privado. Conocido a través de los medios de comunicación y redes sociales de los niños de Magallanes que se quedaron sin atención tras la renuncia del único oncólogo. Este lamentablemente no es un hecho aislado para las regiones extremas. En Chiloé la falta de especialista es de larga data y si bien se ha avanzado bastante en los últimos años, está es sin duda una de las deudas pendientes del Servicio de Salud con la comunidad chilota. Sin duda en esta materia hay muchos compromisos y tareas pendientes, hemos avanzados en infraestructura de salud, pero es necesario revertir esta deuda histórica con Chiloé y la región en el corto plazo a través de importación de especialistas de calidad, reconocimiento de adiestramientos informales, fijación de metas de cupos a llenar en corto plazo, incentivos o castigos asociados a los compromisos de formación de nuestros médicos.